por Alfonso de Terán Riva
Los cuatro fantásticos

Unas cuantas entradas atrás, al escribir sobre la escena del helicóptero en la peli Superman, alguien comentó que no se podría sujetar el vehículo de esa manera. Ciertamente, en películas, series de TV o cómics, donde aparecen seres con cualquier tipo de superfuerza, es habitual verlos levantando un objeto extraordinariamente pesado, por un extremo minúsculo. A menos que el objeto sea extremadamente duro y resistente, se deformaría o rompería por su propio peso. Veamos algunos ejemplos.

En la serie de televisión Smallville, que narra las aventuras de Clark Kent antes de mudarse a Metropolis y enfundarse un traje ajustado, vemos a nuestro héroe en uno de los episodios, levantar el tractor o la furgoneta (no recuerdo bien) de papá Kent. Y al hacerlo, lo sujeta por un extremo, casi podría decirse que por uno de los paragolpes, y de forma horizontal al suelo. Bien, al levantar un vehículo de esa forma, uno tiene que hacer una fuerza inmensa, muy superior al peso del mismo.

¿Por qué? Bueno, en el cole nos enseñaron la famosa Ley de Oro de la Palanca: potencia por brazo de potencia, igual a resistencia por brazo de resistencia. Esto que nos hacían memorizar y canturrear, quiere decir que si tenemos una palanca, la fuerza necesaria para levantar un peso, es igual al peso multiplicado por la distancia de su punto de aplicación al punto de apoyo, y dividido entre la distancia de nuestro punto de aplicación (el de la fuerza ejercida) al punto de apoyo. En el caso de un coche, furgoneta o similar, la palanca es el propio vehículo. El punto de aplicación del peso del mismo estaría en su centro de gravedad, que podemos suponer más o menos en el centro, tirando hacia el motor. El punto de aplicación de nuestra fuerza sería el lugar donde ponemos los dedos. ¿Y el punto de apoyo? Pues también en los dedos. Tened en cuenta que para sujetar algo en esa posición, utilizamos nuestras manos como pinzas, con dedos por encima y por debajo. No importa cuáles consideremos el punto de aplicación de la fuerza, y cuáles el punto de apoyo. Lo importante es ver que estos dos puntos están muy cerca entre sí, y muy alejados del punto de aplicación del peso (el centro de gravedad) Así que para sujetar un vehículo en esa posición, hay que ejercer una fuerza varias veces superior a la del mismo. Y vale, la fuerza no es problema para nuestro joven Superman, pero sí para la estructura metálica del coche. Si intentáramos hacer eso (tal vez con un brazo mecánico, ya que no hemos nacido en Kripton) nos quedaríamos con el paragolpes o un trozo de chapa en la mano, y el resto del coche en el suelo.

Más o menos lo mismo sucede en SUPERMAN III. Al principio de la peli, para sofocar un incendio en una planta química, nuestro héroe vuela hasta un lago, congela su superficie mediante su superaliento, y ni corto ni perezoso, agarra la superficie helada desde la orilla, y se la lleva volando hasta el incendio. Nuevamente, al intentar levantar toda la superficie helada, tendría que haberse quebrado y quedarse con un trozo en la mano. Podemos imaginar un experimento similar, intentando sujetar una pizza bien horneada (para que esté dura) por el borde. Muy, muy por el borde. Se nos desprenderá el trozito por donde estemos sujentándola, y caerá al suelo (o sobre el plato que cuidadósamente habremos colocado debajo, para poder comérnosla después del experimento)

Hay que destacar que en algunos casos, los guionistas desarrollan soluciones imaginativas para explicar estas imposibilidades. Así, cuando John Byrne dibujaba y guionizaba de Los 4 Fantásticos (allá por principios de los 80) en uno de los números se enfrentaban a Gladiador (un personaje inspirado en Superman, y que tiene más o menos los mismos poderes) y éste levantaba con las manos el Edificio Baxter (edificio de 35 plantas, sede de los 4F) Como Mr. Fantástico es muy listo, en seguida se dio cuenta que era imposible, que el edificio debía colapsarse debido a su propio peso, y dedujo que los poderes de Gladiador eran de naturaleza mental. Su superfuerza no era en realidad tal, sino una especie de telequinesis táctil, que le permitía mover objetos con la mente al tocarlos.

La misma explicación dio a los poderes de Superman cuando se hizo cargo de su colección (segunda mitad de los 80) aunque de forma más sutil e indirecta, mediante reflexiones del propio personaje (creo que no se llegaba a asegurarlo, sino sólo a sospecharlo) Pero claro, esto no puede aplicarse a muchos otros, como Hulk.

No puedo terminar sin comentar la escena del avión en SUPERMAN RETURNS, ya que tiene sus aciertos y sus fallos. Recordemos un poco: un avión lleno de periodistas, incluida Lois Lane, cae sin control desde el cielo. Superman va raudo y veloz a salvar el día, y lo sujeta por un ala. Pero ¡ops! un ala sola no puede soportar todo el peso del avión, así que se rompe, y sigue cayendo. Tras unas escenas de tensión, en último momento, empuja por el morro y lo detiene casi a ras del suelo, sujetándolo de forma vertical. Durante unos segundos vemos como el fuselaje cruje y se deforma, y Superman suda un poco ante la posibilidad de que el aparato se rompa. Finalmente, lo deposita en el suelo. Bien, el que el ala se rompa y el fuselaje se deforme, es un punto a favor. Un avión no esta diseñado para ser sustentado sólo por un ala, o apoyado sobre el morro, así que es de esperar que el aparato se escacharre un poco. Lástima que al final, cuando lo deposita de forma horizontal en el suelo, lo siga sujetando por el morro. Se tendría que haber partido. Y las escenas anteriores, descartan la telequinesis táctil.

© Alfonso de Terán Riva,
(974 palabras) Créditos
Publicado originalmente en MalaCiencia el 14 de septiembre de 2007
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