A vueltas con la fusión fría
por Francisco José Súñer Iglesias

El Santo Grial de la generación de energía es la fusión nuclear .

Grosso modo, al contrario que la fisión , en la que la destrucción del átomo, además de grandes cantidades de energía, también emite radiaciones bastante dañinas y deja desperdicios enormemente molestos, la fusión emite igualmente grandes cantidades de energía al fusionarse, propiamente, varios átomos, aunque los desechos de semejante proceso son bastante más controlables.

Por sus bajas emisiones, su autoapagado y la gran cantidad de energía que se obtendría a partir de un combustible realmente barato como es el hidrógeno, científicos y empresas llevan décadas intentando construir un reactor de fusión comercial para aprovechar estas ventajas, pero la cosa es realmente complicada.

El problema reside en que mientras la fisión es un proceso relativamente sencillo de desencadenar, la fusión se enfrenta a problemas de todo tipo, como el hecho de que se produce en unas condiciones de presión y temperatura extremas, y que la alimentación de combustible ha de ser continua, de lo contrario el proceso se detiene por si solo.

El método preferido es el de contención, esto es, una cámara llamada tokamak en la que se crean potentes campos magnéticos capaces de contener el plasma al que se ve reducida la materia a las temperaturas precisas para la fusión. Otro método consiste en hacer chocar partículas entre si a la velocidad de la luz con la ayuda de potentes láseres.

Aunque bastantes métodos han tenido éxito a la hora de generar energía de fusión todos comparten un detalle bastante desalentador: la energía necesaria para generar los campos de contención y proyectar los láseres ha sido bastante más que la producida. Esto es, el balance energético ha sido negativo, por eso, la idea de la fusión fría , ha estado rondando siempre en la cabeza de los científicos. Esta consistiría en que la fusión de los átomos se produciría en condiciones no muy lejanas a las ambientales, o al menos bastante más manejables que los reactores experimentales tradicionales.

La primera noticia sonada se produjo en 1989 cuando Martin Fleischmann y Stanley Pons anunciaron que habían detectado un inesperado exceso de calor durante sus ensayos con celdas electrolíticas. Al final la cosa quedó en nada porque nadie pudo reproducir tales resultados, lo que produjo una gran desilusión y el descrédito de Fleischmann y Pons. Ese mismo año, Francesco Scaramuzzi hizo un anuncio muy similar, e igualmente el asunto se quedó en nada.

Desde entonces los intentos no cesan y los métodos se diversifican. Uno de ellos es la sonoluminiscencia, que consiste en bombardear líquidos con ultrasonidos consiguiendo soles en miniatura, hasta 30.000 grados, pero de nuevo los experimentos publicados por Rusi Taleyarkhan en 2002, no se han podido reproducir así que el asunto quedó de nuevo relegado a esa nebulosa llamada ciencia patológica .

Pero los científicos son cabezones e inasequibles al desaliento, y la fusión fría salta de cuando en cuando en la sección científica de los periódicos.

En 2022, el doctor Warren McKenzie anunció que su empresa había construido un reactor de fusión, que si bien no era del todo frío, si había logrado generar energía en su reactor basado en láseres de alta potencia con una fracción de la energía que normalmente se emplea en este tipo de experimentos.

Siguiendo la estela, la empresa india Hylenr afirmó recientemente haber construido un reactor de fusión con una relación de 1,5 esto es, que por cada dos unidades de energía inyectadas en el reactor éste devuelve tres.

Otros que tampoco son modestos a la hora de hacer anuncios son los chicos de First Light Fusion , que se olvidan de láseres y campos magnéticos para usar la fuerza bruta de una carga de pólvora dentro de un enormemente sofisticado cañón para hacer colisionar las partículas subatómicas a 252.000 kilómetros por hora.

Todas estas noticias hay que tomarlas, por el momento, más como anuncios entusiasta que como realidades plausibles. Se publican las notas de prensa, pasan los meses, y no parece que vuelven a trascender más allá de la noticia original, así que, por el momento, más vale mostrarse escépticos por si nos encontramos ante un nuevo asunto Fleischmann / Pons.

Eso si, hay que seguir investigando.


Notas
© Francisco José Súñer Iglesias
(757 palabras) Créditos