Alerta ¡OVNI!
por Adán Expósito H.

Durante las semanas pasadas, a modo de alivio cómico de los problemas que nos aprietan: inflación, guerra, pandemia, se han producido una serie de incidentes con globos chinos sobre territorio estadounidense. Todo muy berlanguiano, aunque tenso, vistas las relaciones entre unos y otros. Los yankis detectaron los artefactos sobrevolando su territorio, los identificaron como chinos, y éstos, sin muchos reparos, confirmaron que si, que algunos eran suyos, pero que se trataba de aparatos de observación metereológica y que se los había llevando la corriente de chorro polar, y que disculparan las molestias.

Pero ya sabemos que el gobierno chino no es un ejemplo de transparencia, así que eso de globos metereológicos, aunque plausible, no es la única explicación, ni seguramente la que más se acerque a la verdad. Los yankis ya tienen experiencia previa con globos hostiles venidos de Asia como para no estar inquietos. Ya en los estertores de la Segunda Guerra Mundial los japoneses lanzaron a la desesperada una campaña de bombardeo mediante globos, llamados Fu-Go, enviados desde su territorio para que, aprovechando esa misma corriente de chorro, llegaran a territorio yanki para devastarlo. Presuntamente. De los 6000 que se lanzaron solo uno tuvo éxito matando a seis personas en la localidad de Bly, Oregón.

El caso es que al final entre reproches y acusaciones los yankis se han decidido a derribar todo artefacto sospechoso que sobrevuele su territorio sin ser invitado, pero la consecuencia más directa ha sido que, de repente, el cielo de Norteamérica se ha llenado de objetos extraños y los avistamientos se han multiplicado. Es decir, hemos vuelto a la paranoia OVNI.

Hay que incidir en que un OVNI es cualquier objeto volador no identificado, un pájaro, una cometa, una bolsa de plástico llevada por el viento es un OVNI en tanto en cuanto no se concrete la naturaleza de los mismos. Yo mismo tuve hace unos años mi propia experiencia OVNI con un Airbus A300 Beluga. El avión sobrevoló a no mucha altura el lugar donde estaba junto a unos amigos, de forma que su extraño aspecto fue bien visible y nos llamó la atención. Para mis asombrados amigos se trató de un auténtico OVNI de misterioso origen, hasta que les aclaré la naturaleza y uso del aparato.

Belugas y otros cetáceos volantes aparte, las noticias sobre estos misteriosos artefactos voladores, y sobre todo la admisión sin reparos por parte de los responsables de controlar el espacio aéreo yanki de su existencia y frecuencia de avistamiento, incluso sin descartar palmariamente su origen extraterrestre, ha despertado el entusiasmo de los ufólogos y magufos, generando un buen surtido de teorías de la conspiración y devolviéndonos a los tiempos de Erich von Däniken, J. J. Benítez y el doctor Jiménez del Oso, en los que la ufología nos hacía perder el tiempo precioso pero de forma la mar de entretenida.

Con todo, no deja de ser curioso que la mayoría de estos avistamientos y derribos se hayan producido casi exclusivamente en territorio yanki, pero no es porque los OVNI tengan un especial interés por Norteamérica, sino porque el NORAD, organismo encargado de proteger el espacio aéreo de Estados Unidos es especialmente hábil en detectar todo lo que suponga una amenaza, y le pese a quien le pese, los yankis son lo bastante transparentes en estos asuntos, que además de la mera seguridad también afectan al tráfico aéreo civil, y los anuncian en tiempo y forma.

Pero no son los únicos avistamientos y detecciones, ahora resulta que los hay por todo el mundo, aunque no se les da tanta publicidad y relevancia, hasta los chinos han denunciado avistamientos, lo que además ha creado una corriente de paranoia y desconfianza añadida a la que ya existe entre ambas potencias.

Más allá de las tensiones geopolíticas lo triste del asunto es que seguimos muy lejos de que nos visiten los extraterrestres, aunque vista la ristra de acontecimientos que nos está regalando esta segunda década del siglo XXI sería la guinda perfecta para el pastel.

© Adán Expósito H.
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