Súper Ficción, de Martínez Roca, tal vez no digan nada a los lectores más jóvenes, pero que no dejarán de provocar más de un reflejo de añoranza en los más veteranos.
Súper Ficción fue una de esas colecciones de ciencia-ficción que aparecieron durante el boom del género de los años setenta, al igual que Edaf ciencia-ficción o Nebulae 2ª época. Sus señas de identidad eran muy características: tenía un formato en rústica algo delicado de 190 x 125 mm, con tapas y lomo de color negro, letras en blanco y cubiertas de diseño naif en colores vivos, cálidos y bastante llamativos.
Al igual que otras colecciones coetáneas los precios variaban según el número de páginas y la extensión de cada libro. Así, podías encontrar volúmenes sencillos; normales; dobles o extras como el TIEMPO PARA AMAR, de R. A. Heinlein (nº 40). A veces en la editorial tenían el fino detalle de humor de hinchar
algún libro aumentando el tamaño de las letras para convertir un volumen sencillo en normal o doble, aunque justo es decir que esta era una práctica más ocasional que habitual.
Su criterio a la hora de seleccionar títulos, por lo menos hasta el número 100, era bastante flexible y heterogéneo. En Súper Ficción aparecieron muchas novelas inéditas (como EL GERMEN, de Mike Resnick, nº 99), algunas de ellas muy arriesgadas y de impactante actualidad como EMPOTRADOS, de Ian Watson (nº 22), aunque también reeditaron numerosos títulos clásicos, la mayoría de ellos de autores tan comerciales como Asimov o Heinlein. Novelas aparte, también hubo un hueco para las antologías como las VISIONES PELIGROSAS, de Harlan Ellison (números 82 a 84), LOS MEJORES RELATOS DE CIENCIA-FICCIÓN, de Mike Ashley (19, 50 y 67), o LO MEJOR DE LA CIENCIA-FICCIÓN ESPAÑOLA, recopilada por Domingo Santos (nº 75). Como se puede ver, una mezcla muy variopinta, pero en cierto modo ahí radicaba uno de los principales encantos de esta colección.
Súper Ficción fue una veterana superviviente. Pese a una periodicidad más o menos irregular se mantuvo a lo largo de toda la década de los ochenta y entrados los 90. Al llegar al número 100 la editorial decidió cambiar el formato característico de la colección por otro más actual y tipo libro de bolsillo, formato en rústica de 195 x 120 mm, con lomo y contracubierta de color rojo y con otro diseño de portadas. Se publicaron 15 títulos más con este formato, hasta llegar al 115, aunque como detalle anecdótico conviene mencionar que en su momento la editorial reeditó el antiguo nº 74 (TROPAS DEL ESPACIO, de R. A. Heinlein) con el nuevo formato y el número 201 en cubierta. ¿Un detalle de humor, pensaban alcanzar esa cifra, o era una forma sutil de romper el record de Nueva Dimensión (143 números) aunque fuese haciendo trampas? Vayan Uds. a saber. En cualquier caso este segundo volumen ya ofrecía una selección de títulos más interesante, con autores y obras más modernos como Philip K. Dick, Robert Silverberg o John Brunner, entre otros.
Al abrigo del éxito de Súper Ficción Martínez Roca publicó otras colecciones similares en cuento a formato pero de diversa temática como Súper Terror o Fantasy Martínez Roca. Además, se lanzó una serie de grandes éxitos de mayor tamaño (de 215 x 145 mm) y sin numeración titulada genéricamente Gran, en este caso, Gran Súper Ficción, donde se publicaron títulos tan interesantes como las tres primeras novelas del ciclo de La Cultura, de Iain M. Banks; la serie de los Príncipes Demonio, de Jack Vance; las primeras entregas del MUNDO ANILLO de Larry Niven; CENA EN EL PALACIO DE LA DISCORDIA, de Tim Powers, la serie de La Edad de Oro, de Asimov o la recopilación de todos los premios Hugo de relato o novela corta, entre otros. Como ven, una más que interesante selección de títulos y autores algunos de los cuales han sido recuperados posteriormente por otras editoriales como es el caso de Gigamesh o La Factoría de Ideas.
Como ocurre con cualquier otra colección tan larga y longeva el balance es irregular pero en general favorable, puede que me deje llevar por la nostalgia pero gracias a Martínez Roca descubrí a Roger Zelazny, Mike Resnick e Iain M. Banks, además de conseguir muchas reediciones de obras de Asimov o Heinlein ya inencontrables. Por no hablar del fondo editorial de Fantasy o Gran Súper Terror.