DUNE es, por supuesto, una de las novelas de ciencia-ficción más famosas que se hayan escrito, pero ¿es una de las mejores? En su lista de las cien mejores novelas de ciencia-ficción escritas en lengua inglesa entre 1949 y 1984 (véase aquí y también aquí) David Pringle, según él mismo dice, incluye a DUNE solamente por su fama pero no porque le parezca realmente una de las mejores novelas, por el contrario dice que le parece bastante mala.
En el otro extremo están los miles y miles de seguidores del universo de DUNE, que han leído, y seguramente releído, la novela así como sus secuelas y precuelas, y que probablemente también han visto las películas y series de televisión inspiradas en este universo.
En lo personal, me ubico en un punto intermedio entre ambos extremos, quizás más cerca de los fanáticos que de Pringle. DUNE me parece una novela excelente (la mejor de las escritas por Frank Herbert, que por lo demás no me impresiona como un gran escritor y una de las mejores de ciencia-ficción jamás escritas). He leído y releído con placer la novela, he leído sus secuelas (que me gustaron aunque no tanto como la novela original), he visto una vez la película DUNE y hasta ahí llega mi profundización en el universo DUNE.
En lo personal creo que el mayor mérito de DUNE es su capacidad de describir de un modo coherente y creíble una sociedad humana futura (aunque muy lejos en este aspecto de la inigualable maestría de Cordwainer Smith) y la creación de un desierto tan creíblemente seco que el solo hecho de leer las descripciones me provoca sed (y eso es verdad).
En cuanto al tan mentado mérito de describir de modo completo la ecología de todo un planeta (hecho tan mencionado en reseñas y contratapas), no me parece que sea realmente un mérito extraordinario, ya que se trata de un planeta con un único clima y una sola especie animal dominante. Sí me parece extraordinaria la descripción del modo en que los fremen se han adaptado a tan inhóspito hábitat.
Otro mérito que se le puede atribuir es el de ser uno de los primeros (tal vez el primero, debería verificar de qué año es LA SEQUÍA, de Ballard) libros en señalar con años de anticipación un tema que hoy está muy en boga: que el agua es un recurso no renovable ya que la historia está centrada en su escasez, y en señalar que la actividad humana puede modificar el clima global de un planeta.
¿Excelente dije? Sí, excelente.
Quiero señalar aquí algunas coincidencias entre elementos y circunstancias que aparecen en DUNE y otros que aparecen en relatos anteriores.
En la novela de Hertbert DUNE es un planeta desértico, el único capaz de producir una droga que prolonga la vida. La droga es producida por unos gusanos gigantescos que no pueden ser exportados a otros planetas (porque mueren).
En los relatos de Cordwainer Smith (todos ellos anteriores a DUNE, pues Smith falleció en 1966) hay un planeta desértico, Vieja Australia del Norte, el único capaz de producir una droga que prolonga la vida. La droga es producida por unas gigantescas ovejas que no pueden ser exportados a otros planetas (porque se reducen a un tamaño normal y ya no producen la droga).
En ambos casos un licor destilado de la droga otorga a quien lo bebe capacidades clarividentes. En ambos casos los nativos del planeta desértico son rudos, desconfían de los extraños (directamente matan a los extraños no invitados) y mantienen un rígido control de la población eliminando a quienes no puedan adaptarse.
En el universo de DUNE se usan escudos individuales para defensa personal (escudos de fuerza que sólo pueden ser atravesados por objetos que se muevan lentamente), por esa razón las únicas armas que se usan son cuchillos y espadas. Además, como ya se dijo en otra entrada, hay humanos con cerebros que poseen una capacidad de cálculo equiparable a nuestras computadoras. Exactamente los mismos elementos aparecen en la novela LOS HOMBRES PARADÓJICOS, del año 1949, cuyo autor es Charles L. Harness.