Aún hoy, en pleno siglo XXI, la ciencia-ficción sigue siendo un género menospreciado, cuando no despreciado olímpicamente, en nuestra culta España. Como prueba, bastará la siguiente anécdota. Estas pasadas Navidades se anunciaba por televisión la edición completa de la colección Érase una vez… Y efectivamente, la dichosa coleccioncita parecía muy completita ella, con los DVDs de todas las series y unos estupendos libros pensados, supongo, para complementar el valor didáctico de la obra de Albert Barillé. Pero, como siempre, los avispados editores decidieron no incluir Érase una vez… El Espacio. Y eso a pesar de que esta fue la segunda serie producida por Barillé con los mismos personajes, y de que alcanzará un notabilísimo éxito en su momento. La supuesta colección completa incluía la ya clásica Érase una vez… El Hombre; Érase una vez… El Cuerpo Humano y Érase una vez… Los Exploradores. Completísima, como puede verse.
¿A qué obedece esta obsesión por suprimir esta estupenda obra de animación del conjunto de las series presentadas bajo el epígrafe Érase una vez…? Bien, en el spot publicitario, mientras una voz en off describía con todo lujo de detalles el producto, aparecía constantemente sobreimpresa la frase valor didáctico demostrado. A la vista de esto, parece evidente que, para determinadas personas, la serie que nos ocupa no es didáctica, razón por la que, seguramente, decidieron no incluirla en el lote. Una vez más, queda patente la ignorancia de ciertos editores sobre lo que es la ciencia-ficción. Porque me consta que Érase una vez… El Espacio fue suprimida de la colección por su condición de obra de ciencia-ficción.
El problema de esta serie es que cuenta una historia propia, ficticia y ambientada en un lejano futuro. A primera vista, y comparada con sus hermanas, puede parecer un producto intrascendente, un simple entretenimiento. La primera serie fue un gran éxito, pues estaba pensada para que los niños aprendieran historia divirtiéndose y logró con creces su objetivo, y otro tanto ocurrió con las restantes entregas. Pero Érase una vez… El Espacio fue vista como una oportunista maniobra comercial de Barillé, gestada para aprovechar el tirón cienciaficciónero provocado por películas como Star Wars. Así que mientras las demás series eran repuestas en televisión y editadas en vídeo continuamente, las aventuras galácticas del Maestro, Pedro, Flor, Gordo y todos los demás fueron condenadas a un injusto olvido.
Érase una vez… El Espacio fue emitida por primera vez en España en el invierno de 1981-82, en TVE, los domingos por la tarde. Contaba yo por aquel entonces 17 años, y aunque ya era algo mayorcito para dibujos animados, al tratarse de ciencia-ficción decidí verla, aunque la verdad es que me temía que sería lo que llamábamos despectivamente una infantilada. Pero conforme avanzaban los episodios, me fui dando cuenta de que estaba ante una pequeña joya de la ciencia-ficción televisiva. Se trataba, obviamente, de un producto pensado para los niños, pero me cautivó la calidad de sus guiones y los valores que trataba de transmitir a la chiquillería. En sus episodios se denunciaban el racismo, el belicismo, la intolerancia, el mecanicismo incontrolado, la destrucción del medio ambiente… Eran historias muy sencillas, lineales, fáciles de comprender y asimilar por la mente infantil y con una pequeña moraleja. Era, sin ningún género de dudas, una serie didáctica, pensada para educar a los niños en la convivencia y el respeto a los demás. No me avergüenza reconocer que me enganché a ella y vi todos los episodios, comprobando que cada uno era mejor que el anterior, y que juntos conformaban una especie de pequeña novela de ciencia-ficción. Para niños, sí; pero una pequeña gran obra del género. Recientemente he tenido oportunidad de volver a verla. En el aspecto visual ha envejecido bastante mal, pero en lo que se refiere a los guiones sigue siendo una obra completamente actual. Y más didáctica que muchos programas infantiles, supuestamente educativos. No tengo hijos, pero si los tuviera, estas pasadas Navidades no habría cometido el error de regalarles la incompleta colección completa de Érase una vez… anunciada en la caja tonta. Al menos, no hasta que ésta estuviera realmente completa, incluyendo Érase una vez… El Espacio, una de las mejores series de ciencia-ficción en dibujos animados jamás realizadas.