Dragon Ball
DRAGON BALL Japón, 1986
Título original: Dragon Ball
Dirección: Daisuke Nishio, varios más
Guión: Akira Toriyama, varios más
Producción: Toei Animation Company
Música: Shunsuke Kikuchi
Fotografía: ---
Duración: 24 min.
IMDb:
Reparto: (voces) Jôji Yanami (Narrador); Masako Nozawa (Son Goku (Niño)); Hiromi Tsuru (Bulma); Naoki Tatsuta (Oolong); Furuya, Tôru (Yamcha); Naoko Watanabe (Puar); Kôhei Miyauchi (Maestro Mutenroshi); Mayumi Shô (Chichi); Tanaka, Mayumi (Krilín); Ryo Horikawa (Vegeta)
Comentarios de: Jorge Armando Romo
Cuando creció no fue mucho más inteligente
Cuando creció no fue mucho más inteligente

En los últimos años, hemos observado el gran crecimiento del mercado japonés con respecto a historietas y series animadas. La extravagancia de los personajes y la carga de violencia e insinuaciones sexuales, posiblemente es el factor que ha dado ese gran éxito a muchas producciones de aquel país asiático. En esta ocasión, comentaré brevemente acerca de la serie más vista (desde mi punto de vista) de Japón y que ha llegado hasta los últimos rincones del planeta: Dragon Ball .

Dragon Ball es originalmente el nombre de un manga japonés y posteriormente una serie animada creada por Akira Toriyama. El manga fue serializado en una revista semanal llamada Shônen Jump entre los años 1984 y 1995 y fue editada en 42 tomos individuales. En 2004 se vuelve a editar en una colección de 34 volúmenes que incluye un final nuevo y un artbook en colores.

Lo que yo he visto es la serie por televisión, y les deseo expresar en mis comentarios que engloban tanto las tres series (Dragon Ball, Dragon Ball Z y Dragon Ball GT), así como las películas.

La historia narra la vida de Son Goku, desde su llegada a la Tierra siendo un bebé, hasta que llega a ser abuelo. Se cuentan todas sus aventuras y batallas, con gran descripción y lujo de violencia.

La chica
La chica

Pues bien, el planeta originario de Goku es destruido y este futuro héroe llega a la Tierra. Es un niño muy fuerte, y su aprendizaje de las artes marciales lo ayudarán a ser un gran guerrero aún siendo muy joven. Algo que siempre me ha dado risa es esa gama de súper poderes que atribuyen siempre los japoneses a sus personajes animados; como el clásico Kame Hame Ha.

¿De dónde sacan los personajes tanto poder? A lo largo de TODA la historia, grandes súper poderes que son capaces de destruir planetas y hasta galaxias son producidos por pequeños aunque poderosos guerreros, incluyendo a los Súper saiyajin. Siempre he querido saber cómo hacen estos personajes para violar la Segunda ley de la Termodinámica.

Así nos vamos encontrando con violencia por doquier, golpes descriptivos en la cara o alguna parte del cuerpo, junto con la posterior salida de sangre. ¿Porqué tanta violencia? ¿Acaso no podemos disfrutar de buenas series como Remi? ¿Y porqué tanta insinuación sexual? Espero que los niños japoneses no crezcan obsesionados con aquella escena de Dragon Ball donde vemos a Bulma de espaldas completamente desnuda. El gran Mutenroshi (o conocido aquí en México como el maestro Roshi) resulta ser no sólo el gran maestro de artes marciales, sino el gran fetichista, el voyeur de la serie, que a pesar de sufrir esa rara enfermedad en donde sangra por la nariz ante cada estímulo excitante, sigue con su obsesión por el sexo.

El maestro y un amigo
El maestro y un amigo

¿Y porqué los Saiyajin son idénticos a los humanos? Y más aún, ¿cómo diablos se consigue dar una cruza entre un Saiyajin y un humano sin problema alguno? Goku y Vegeta, algunos de los últimos sobrevivientes de la destrucción del planeta Vegeta , logran ser los personajes más fuertes, los salvadores del mundo. Aún no entiendo cómo estos héroes, ante la llegada de un enemigo mucho más poderoso, consiguen de una manera casi inexplicable aumentar infinitamente sus poderes para vencer al villano. Duela o no decirlo, esto marca a veces la historia con un recurso (a mi entender incoherente y hasta tonto) con el que los buenos siempre vencerán al mal porque deben forzosamente vencerlo. Un ejemplo: cuando Freezer (que a mi parecer es el mejor villano de todas las series de Dragon Ball y es después de su derrota cuando debió finalizar la serie) ha derrotado en el planeta Namek a todos los buenos y Goku ya no puede hacer nada para vencerlo, creo que el autor se saca de la manga el hecho de que el héroe se convierta en Súper Saiyajin y alcance poderes mayores que el villano para derrotarlo. (¿Recuerdan aquel final de MATRIX REVOLUTIONS? ¿Por qué Neo y Smith me recuerdan tanto la lucha Goku- Freezer?)

Otra cosa que me incomoda es el mal manejo del tiempo en la parte de Cell. A mi parecer, nunca se explica de qué modo logran pasar, digamos de la línea temporal 2 a la línea 3. De la idea de la realidad paralela u homóloga, se pasa a la idea de una etapa temporal donde solamente hay que cruzar la calle para pasar a la etapa temporal inmediata.

Finalmente, esta serie es en cierto sentido una especie de fantaciencia: más fantasía que ciencia-ficción por supuesto. Es interesante observar que las ciudades tienen un aspecto en ocasiones bastante futurista. Los habitantes son humanos cohabitando con perros, gatos y demás animales también humanizados. La habilidad y brillantez de la empresa del padre de Bulma (y la genialidad de ésta) para con la ciencia y la tecnología, a veces cargan la serie de una ficción científica algo creíble. Sin embargo, tanto en Dragon Ball Z y Dragon Ball GT, el viaje espacial a veces es bastante burdo, y los personajes extraterrestres que encontramos son imagen y semejanza de una u otra forma de los terrestres, que bien cada personaje que aparece en todas las series entra en cualquiera de las dos categorías (tanto Chaos como Freezer pudieron haber sido extraterrestres o terrestres). Si bien el extraño y a veces ridículo humor de los personajes junto con a veces su comportamiento y reacción por demás incongruente, me dejó al final con esa reacción que el personaje de Condorito y los personajes de esta serie manifestaban ante alguna tontería: Caer de mi asiento, con la cabeza y la espalda, y dejar mis piernas en el aire.

© Jorge Armando Romo,
(942 palabras) Créditos