Sinopsis
Fecha estelar 46982.1. La colonia federal de Ohniaka III está siendo atacada, por lo que la Enterprise es enviada a investigar. Un enorme navío cósmico, de configuración desconocida, está orbitando el planeta. Mientras, el equipo de salida transportado a la superficie es atacado por un grupo de borgs, que observan un comportamiento individualista. Durante la lucha, Data se ve asaltado por la ira al matar a uno de los cyborgs.
Fecha estelar 47025.4. Picard, Troi y LaForge, que se han transportado a un planeta desconocido en busca de su compañero androide, son capturados por los borgs, acaudillados por Lore, al que se ha unido Data. La intención de Lore es borrar la vida biológica inteligente de la galaxia. LaForge es utilizado por Data en unos terribles experimentos. Al mismo tiempo, Riker y Worf se encuentran con Hugh, que manda otro grupo de borgs que luchan contra Lore y los suyos. Al mando de la nave ha quedado la doctora Crusher, que tendrá que hacer frente al ataque de una poderosa nave Borg de nuevo diseño.
El episodio doble DESCENSO es uno de los más oscuros de TNG. Después de seis temporadas desarrollando el personaje de Data, Jeri Taylor, Ron Moore y Rene Echevarria decidieron hundir al androide en una experiencia emocional devastadora para alguien que, hasta entonces, desconocía las emociones.
La odisea emocional de Data comienza cuando este experimenta ira al luchar contra un borg, al que acaba matando. Esto le desconcierta, hasta el punto de creer que se debe a un error de funcionamiento, lo que le decide a apartarse voluntariamente del servicio hasta saber qué fue lo que realmente le ocurrió. Por otra parte, la experiencia vivida le fascina, quiere descubrir lo que desencadenó esa emoción y, por tanto, recrea una y otra vez el enfrentamiento contra el borg en la holodeck. En cierto modo, parece obsesionado con el asunto, e incluso está dispuesto a arriesgar su existencia, desactivando los protocolos de seguridad de la sala de hologramas, algo a lo que LaForge se niega.
Mientras tanto, el inusual comportamiento de los borgs a los que se enfrentaron Riker y su equipo preocupa a Picard. El capitán asume que la única explicación posible para ello es la intervención de Hugh, el borg individualizado al que algún tiempo antes devolvieron al colectivo, con la esperanza de que contagiara el virus de la individualidad
, por así llamarlo, a sus hermanos de raza. Esta posibilidad inquieta al capitán, que, poco después, se verá obligado a defender su proceder de entonces ante la almirante Nechayev. Esta escena en concreto provocó un interesante debate entre los fans. La mayoría defendió la decisión de Picard en el episodio YO, BORG, calificando a la almirante como una militarista irracional, indigna de pertenecer a la Flota Estelar. Sin embargo, un grupo de trekkies, cuya opinión comparto, objetó que la reacción de Nechayev no sólo era completamente lógica, sino la que cabría esperar de cualquier alto mando de la Flota en una situación semejante. Ante los argumentos moralistas de Jean-Luc, que tienen un sospechoso tufillo progre y parecen anticipar el desmadre políticamente correcto en que acabaría degenerando la franquicia a la vuelta de unas décadas, Nechayev le recuerda que su deber principal es defender a la Federación, no luchar con su conciencia. Las palabras de Nechayev encierran una cruda verdad, demostrada una y otra vez a lo largo de la historia: cuando se lucha por la supervivencia física, a menudo es necesario renunciar a principios y valores que, hasta entonces, se consideraban poco menos que sagrados. Un ejemplo de esto lo tenemos en el desarrollo de la II Guerra Mundial. Si los aliados hubiesen combatido de acuerdo con los principios éticos que defendían, actuando en todo momento y ocasión con arreglo a la moralidad, muy probablemente Alemania y Japón se hubieran alzado con la victoria.
No obstante, hay que romper una lanza en favor del capitán, ya que poco después reconoce ante Riker que quizás se equivocó con Hugh, y admite que a veces lo moralmente correcto no es lo más conveniente, porque tal vez sus decisiones de entonces han puesto en serio peligro la existencia misma de la UFP (Unión Federal de Planetas). Más adelante, en el final de la primera parte del episodio, se descubrirá que no ha sido Hugh, sino Lore, el que ha provocado la situación. Pero esto no invalida para nada la argumentación de Nechayev, pues, con arreglo a los datos que en ese momento concreto manejaba el Estado Mayor de la Flota Estelar, la amenaza de esos nuevos borgs individualistas habría sido provocada indirectamente por Picard y sus decisiones en el reciente pasado. Pongámonos en el lugar de la almirante y preguntémonos cuál habría sido nuestra reacción en una tesitura similar.
Volvamos con el androide. Gracias al programa de ética que le implantó su creador, el doctor Noonian Soong, Data puede discernir que la ira es una emoción negativa. Como existe la posibilidad de que su desarrollo haya alcanzado el momento en que le sea posible sentir, se somete a varios estímulos con los que espera despertar en su interior alguna otra emoción, pero los resultados son negativos, como admite ante la consejera. Cuando Troi le pregunta por qué no ha decidido explorar la emoción que ya ha experimentado, el enfado, Data responde que no lo ha hecho porque se trata de un sentimiento negativo. Deanna trata de hacerle entender que algunos sentimientos no son positivos o negativos, sino que, simplemente existen, y es nuestra reacción ante ellos lo que los convierte en buenos o malos. Pero la inteligente y lógica exposición de Troi se viene abajo cuando, tras una leve vacilación, el oficial científico confiesa que, inmediatamente después de matar al borg, sintió otra cosa: placer. La escena es impactante y terrible, con un primer plano del rostro de la consejera demudado por el horror. No es para menos. Que un ser de una naturaleza tan especial como Data reconozca haber sentido placer al quitar una vida resulta, como poco, inquietante.
El punto de inflexión de este descenso a los infiernos de Data lo marcará la intervención de Crosis, el borg hecho prisionero cuando un grupo de cyborgs abordó la Enterprise en una maniobra de distracción, destinada a darle tiempo a su nave para escapar. Los borgs a los que se enfrentaron Riker y su equipo al principio actuaban como individuos, no como miembros de un colectivo cibernético. Picard interroga a Crosis, sin obtener ninguna respuesta concluyente. Crosis se jacta de su individualidad ante Jean-Luc. Cuando el capitán pregunta si fue Hugh quien le puso ese nombre, el borg responde que fue Él. Ante la insistencia de Picard, Crosis replica: Él es quien le matará a usted
.
El clímax narrativo se alcanza cuando Data y Crosis se quedan solos. Es un momento crucial del relato, pues en el mismo se revela que, si bien la primera reacción emocional del androide fue accidental, por así decirlo, su comportamiento posterior obedecerá a la manipulación externa, ya que Crosis activa un mecanismo oculto que parece afectar de un modo extraño a Data. Lo que sigue es la escena más aterradora y poderosa del episodio, y una de las mejores de toda TNG. Haciendo gala de un maquiavelismo inimaginable en un borg, Crosis tienta a Data con la posibilidad de volver a sentir emociones. El androide trata de resistirse, escudándose en su programa de ética, que le permite diferenciar el bien del mal. Pero la influencia del extraño mecanismo activado por Crosis, posiblemente sumada a su natural curiosidad, hace que acabe reconociendo que desea volver a sentir lo que sintió al matar al borg, y que para lograrlo está dispuesto a asesinar a quien sea, incluso a su mejor amigo, Geordei LaForge. En cierto modo, Crosis actúa como un camello tratando de persuadir a un adicto en potencia de que la droga es buena. Para los trekkies que, como el abajo firmante, admiramos la profunda honestidad de este ser único, es una escena devastadora y perturbadora a un tiempo.
A partir de ese momento, Data emprende el descenso a los infiernos que mencionaba antes. En compañía de Crosis, huye de la Enterprise para reunirse con el misterioso Él citado por el borg, que resulta ser su propio hermano, Lore. La conclusión de la primera parte del episodio, con Data y Lore juntos, acaudillando a un grupo de borgs individualizados y afirmando el primero que los hijos de Soong aspiran a destruir la Federación, es simplemente estremecedora.
La segunda parte de DESCENSO, que fue el primer episodio de la séptima y última temporada de la serie, no decepcionó a los trekkies. En ella reaparece Hugh, quien manda un grupo de borg individualistas que luchan contra Lore y sus seguidores. Hugh revela a Riker y Worf lo que aconteció cuando regresó a su colectivo, convertido en un ser individualizado. Al extender entre sus congéneres esa especie de virus de la individualidad, los seres tecno orgánicos, que no eran capaces de funcionar como individuos apartados de la característica conciencia colectiva borg, cayeron en el caos y la anarquía. Gran parte de ellos perecieron en una lucha fratricida. Hugh explica que Lore fue acogido como un salvador, pues dio nuevo sentido a su existencia como cyborgs. El androide creado por el doctor Soong era, para los borgs, un ser superior y el paradigma de la perfección mecánica que ansiaban alcanzar. Pero sus manipulaciones y experimentos, que provocaron graves daños e incluso muertes entre los cyborgs, hicieron reaccionar a Hugh y una parte de los seres tecno orgánicos, que se revelaron contra el dominio de Lore y su nuevo propósito para la colectividad. Los borgs seguidores de Lore ya no asimilarían otras formas de vida, sino que su objetivo sería la eliminación de toda vida biológica inteligente del universo conocido, por considerarla inferior.
Al principio, Hugh, si bien proporciona información vital a Riker, no está dispuesto a arriesgar la seguridad de los suyos para ayudar a los federales. Pero cuando pregunta por su amigo Geordei, y Will le responde que lo más probable es que sea prisionero de Lore, el joven borg parece turbado. Al final, el sentimiento de amistad que profesa a LaForge se revelará más fuerte que su sentido de la autopreservación y ayudará a Riker y Worf.
El visor de Geordei juega un papel importante en la trama, pues Data, siguiendo instrucciones de Lore, se lo arrebata al ingeniero jefe de la Enterprise. Lore le quita importancia al asunto, pero, como le dice LaForge al capitán, su visor le permitía ver una onda portadora entre ambos androides, lo que sugiere que, en realidad, el comportamiento de Data podría deberse a que está sometido al control de Lore. Geordei aventura que Lore, además de desactivar el programa de ética que Data lleva incorporado en su sistema, le está transmitiendo sólo emociones negativas, lo que es confirmado por Troi. De modo que, si consiguen reactivar de algún modo su programa ético, Data volvería a ser el de siempre y reaccionaría en consecuencia. El problema reside en encontrar la manera de invertir el proceso. Será el capitán quien consiga hacerlo, utilizando una inteligente argucia para hacerse con un componente electrónico de un guardia borg, que emplea para construir un dispositivo que debería poner de nuevo en funcionamiento el programa de ética de Data, y que logra activar con el campo de fuerza de la celda en que están confinados.
Como sus experimentos con los borgs no han dado los resultados que esperaba, Lore decide realizarlos en sus prisioneros humanos, eligiendo a LaForge como objeto de los mismos. Esta elección no es casual, pues si Data se aviene a torturar a su mejor amigo entre la tripulación de la Enterprise, eso significará que el control de Lore sobre su hermano es total. A pesar del tormento a que es sometido, Geordei todavía tiene ánimos para hablar de los viejos tiempos, en un intento por recordarle al androide la amistad que compartieron, antes de la aparición de Lore. El programa ético de Data se reactiva en ese preciso momento, de modo que el androide experimenta una lucha interna entre la influencia negativa de las emociones que le transmite Lore y las directrices éticas integradas en su sistema, que le dicen que lo que se dispone a hacer está mal. Tal vez por eso no sigue adelante con la tortura, buscando una excusa para detenerla. Poco después mantendrá una tensa discusión con su hermano. Evidentemente, el plan de LaForge ha dado resultado, su programa ético se ha reactivado, provocando una lucha interna entre la directriz principal del sistema original de Data y la que le transmite Lore. Este último, actuando como un verdadero camello, potencia aún más las emociones negativas hacia Data, en un intento de mantenerlo bajo su control. Pero, como le comenta a Crosis, se ha percatado de que su hermano está escapando a su dominio, pues ha empezado a cuestionarse la moralidad de lo que están haciendo. Por eso, Lore somete a Data a una última prueba de lealtad. Quiere que mate a Picard, a lo que Data se niega. Entonces, para demostrar a sus seguidores borg que está dispuesto a hacer cualquier sacrificio por la causa de la que se ha erigido paladín, Lore se dispone a matar a su propio hermano. Algo impedido en el último momento por la intervención de Hugh, Riker, Worf y los borgs que les apoyan. Tras un combate corto pero feroz, a Data no le queda más remedio que disparar contra Lore y, acto seguido, desconectarlo.
La escena de la desconexión de Lore resulta extrañamente emotiva. Desconectando a su hermano, que posteriormente será desensamblado, Data pone fin a la pesadilla que ha vivido hasta entonces. Pero también significa la desaparición del único ser de su misma naturaleza, y al que estaba mucho más unido de lo que él mismo podría imaginar. Mientras procede a la desconexión definitiva de Lore, las últimas palabras de este son: Te quiero, hermano
. El final de Lore resulta trágico, y hasta despertó cierta mezcla de desazón y tristeza en este trekkie. Porque, en realidad, Lore, que fue construido antes que Data, también era una víctima. Una víctima del lado más oscuro del doctor Noonian Soong, un genio de la cibernética que soñaba con construir un androide a imagen y semejanza de los humanos, con todas sus fortalezas y virtudes, pero también con sus flaquezas y debilidades. Y eso era lo más inquietante de Lore: que se parecía demasiado a un ser humano.
La escena que comparten Data y Geordei al final del episodio también está cargada de emotividad. El androide, que se ha pasado los últimos seis años buscando su propia humanidad, está dispuesto a renunciar al chip que podría proporcionarle emociones humanas, ya que estas son las responsables del daño que le ha infligido a su mejor amigo. Cuando se dispone a vaporizar el artefacto con un phaser, LaForge se lo impide, alegando que, siendo su amigo, no puede permitirle que renuncie a su sueño. Geordei guardará el chip hasta que Data esté preparado para llevarlo. Cosa que no tardará en ocurrir, como veríamos en STAR TREK VII: LA PRÓXIMA GENERACIÓN.
Jonathan Del Arco vuelve a bordar el personaje de Hugh, el primer borg individualizado de la historia. En la conclusión del capítulo doble, el joven borg se muestra algo indeciso y confundido ante el futuro de los borgs individualistas, sin una mente que los guíe. Pero Picard le incita a reflexionar, con una inteligente sugerencia sobre el liderazgo de esos nuevos cyborgs.
Es preciso recordar, llegados a este punto, que sólo unos pocos borgs han cambiado. En STAR TREK VIII: PRIMER CONTACTO, se retomó el concepto de los borgs no individualistas, los verdaderamente malvados y peligrosos. Pero la existencia de Hugh y los suyos dejó la vía abierta a un posterior desarrollo de estos seres tecno orgánicos, como se vería en la reciente Star Trek: Picard, serie de la que se han rodado y emitido hasta la fecha tres temporadas de diez episodios cada una.
Picard decide encabezar un equipo de misión, que incluye a LaForge y a la consejera. Con Data en paradero desconocido, y Riker y Worf también ausentes, Jean-Luc deja al mando a Beverly Crusher, que demuestra poseer unas aptitudes realmente envidiables para capitanear una nave. Todo lo contrario que Deanna Troi, que en DESASTRE dejó bien claro que lo suyo puede ser el psicoanálisis y todo eso, pero que, como capitán, tiene menos futuro que Spiderman en una fábrica de insecticidas. Picard le da a Crusher unas instrucciones muy concretas. No obstante, como el propio Jean-Luc reconoció en el pasado, la Flota Estelar no quiere oficiales que actúen como autómatas, que sólo sirvan para cumplir órdenes, sino gente que, aun siendo disciplinada, sepa tomar sus propias decisiones en los momentos difíciles. De modo que Crusher actúa según su criterio personal, y lo cierto es que se comporta con el aplomo, la seguridad y decisión de un capitán veterano y experimentado. No cabe duda de que esta mujer asimiló a la perfección las enseñanzas recibidas en la Academia, y, tras visionar el episodio, el buen trekkie se pregunta a qué está esperando la Flota para darle su propia nave. El modo en que se deshace del navío borg, recurriendo a un escudo metafásico experimental en el que está trabajando LaForge, y que permitiría a una nave introducirse en la corona de una estrella, es sencillamente magistral.
Aparecen en la segunda parte de DESCENSO dos de los personajes secundarios más interesantes de la serie, que nos permiten apreciar el nivel de preparación de los oficiales de la Flota Estelar. El oficial táctico Barnaby y la alférez Taitt no se limitan tan sólo a cumplir las órdenes de Crusher, sino que aportan soluciones inteligentes a los problemas que se les plantean. También merece una mención especial Salazar, que como oficial de transportación demuestra estar casi a la misma altura que nuestro muy admirado Miles O´Brien.
Aparte de su magnífico guión, si algo ha convertido a DESCENSO en un episodio legendario fue la aparición del profesor Stephen Hawking interpretándose a sí mismo en el prólogo, ambientado en la holodeck, en una partida de póquer con Isaac Newton, Albert Einstein y Data. Hawking, el trekkie de mayor relevancia, había llamado por teléfono al productor Rick Berman, preguntándole si podría visitar el plató de TNG. Como es obvio, la respuesta fue afirmativa. Todo el equipo de La Nueva Gene ración acogió con orgullo la visita del eminente científico. Cuando le enseñaron el decorado del puente de mando de la Enterprise, el profesor Hawking sorprendió a todo el mundo al preguntar si podía sentarse unos momentos en el sillón del capitán. Como posteriormente diría Berman, para todos los que hacían Star Trek fue un honor y un privilegio que la mente más brillante en Matemáticas Aplicadas y Teoría Física deseara ocupar durante unos minutos el puesto de Picard. Menos de veinticuatro horas después de esto, Berman recibió otra llamada, esta nada menos que de Leonard Nimoy, quien dijo a Rick que acababa de hablar con Hawking, y que este había expresado su deseo de participar de algún modo en un episodio de TNG. La intervención de Stephen Hawking en DESCENSO no sólo convirtió al episodio en el mayor hito de la historia de la franquicia, sino que sirvió para darles un metafórico guantazo en los morros a todos esos impresentables que, en prensa o televisión, llevaban años denostando la gran creación de Gene Roddenberry, con argumentos tan endebles como ridículos.
La actriz Natalija Nogulich ya había aparecido en TNG, en el mismo papel, en CADENA DE MANDO. La veríamos de nuevo en EL FINAL DEL VIAJE y ATAQUE PREVENTIVO. El personaje de Alina Nechayev, a pesar de su carácter de secundario, fue uno de los roles femeninos más interesantes de la serie, y es una verdadera pena que esta oficial decidida y con las prioridades muy claras, como todo buen militar, no apareciera en más episodios.