En un trayecto marítimo por el Atlántico dos hombres traban conversación a lo largo de los días, uno de ellos comenta momentos de la Historia y cómo podrían haber sido distintos con algunos cambios. También afirma que algunos cambios ya se han producido.

Yo nunca me embarqué para un viaje largo...

A primera vista el libro podría parecer un bolsilibro, pues es de la misma medida, pero los bolsilibros suelen pasar de las cien páginas y este no llega. Editado en este pequeño formato es un relato que podría ser incluido en alguna recopilación del mismo autor o conjuntamente con otros como se ha hecho tantas veces para presentar historias de parecida temática. En este caso sin embargo la presentación es este pequeño formato con un diseño que podría ser de algún clásico de la literatura y con el dibujo a pluma de un barco, de esos que cruzaban los mares antes que los actuales cruceros, edificios flotantes con diversión asegurada. O eso dicen.

Ambientada la acción en 1968 y contado en primera persona es la descripción sistemática de un viaje trasatlántico con detalles sobre la climatología, el estado del mar, las diferentes zonas del barco, los tripulantes, los pasajeros y el curioso diálogo mantenido con el profesor que se define a sí mismo como cazador de testimonios históricos, todo ello con una prosa amena, divertida a veces, una prosa poética no tanto por el lenguaje —tal vez un poco— pero principalmente por el ritmo mantenido. Es un tipo de prosa que muchos intentan y pocos consiguen y que en manos de otros autores deja al lector con un compendio de anécdotas, adjetivos, bromas y chascarrillos que conforman un texto resultón pero olvidable en poco tiempo. No es el caso de Torrente Ballester.

Otros libros del género han tratado el tema de este relato, viajes en el tiempo, la Historia, ucronías, conocer a protagonistas de hechos cruciales. Obras como LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ, HE AQUÍ EL HOMBRE , películas como AL FINAL DE LA CUENTA ATRÁS , series como El Ministerio del Tiempo, todas ellas muestran un momento histórico y lo tratan con mayor o menor profundidad, no es el caso de esta breve narración que tampoco lo pretende, es un delicioso aperitivo para disfrutar entre otras lecturas.

Llegamos a comprender que ese general de ustedes no era fácilmente suplantable por otro más propicio, de modo que sólo nos quedó la solución de cambiarlo por él mismo.

En un viaje o en una estancia de largo tiempo es natural conocer personas, entablar conversaciones y esto es lo que le ocurre a quien narra la historia. Son muchos días por mar y aunque algunas escalas en tierra rompan la monotonía del viaje los pasajeros buscan distracciones.

Quien cuenta el relato conoce durante la travesía a un americano, profesor que viaja con su esposa e hijo, y en sus conversaciones con el narrador toma apuntes de ese general que les gobierna y, que según expresa, son detalles que le ayudarán mucho en su proyecto.

Mi dignidad no me permitía mostrarme asombrado...

Del diálogo que mantienen el profesor y quien narra en primera persona se puede entresacar una historia de viajes en el tiempo que, organizados por un gobierno, tengan como propósito adecuar el mundo a unos determinados intereses. Así se citarán diversos personajes históricos, de Nefertiti a Julio César pasando por Mozart, Napoleón y Jesucristo. Pero ¿qué de cierto puede haber en todo ello? ¿Es creíble alguien que cuenta todas esas historias después de varios whiskies?

El librito se lee en muy poco tiempo y seguro que arrancará más de una carcajada al lector a la vez que el final le hará reflexionar sobre la veracidad de lo narrado y de lo que pudo haber sido un momento histórico de España.

Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999) profesor y literato español, su trayectoria personal y creativa se recoge ampliamente en la entrada a él dedicada en Wikipedia . Otra obra del autor que entra en el campo del género de ciencia-ficción es QUIZÁ NOS LLEVE EL VIENTO AL INFINITO publicada por primera vez en 1984.

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