¿Una de dinosaurios con niño e interpretada por el actor que dio vida al malo más patético de los últimos veinte años?
No, gracias.
Pero una de esas tardes de domingo sin mucho que hacer la peli apareció como por ensalmo en el menú de recomendadas y... por pura vagancia y no seguir buscando le di al play
con las expectativas más bien bajas. Bodrios peores nos hemos tragado
me dije.
Finalmente tengo que reconocer que 65 está bastante muy encima de esos bodrios. Si bien algunos detalles la ubican definitivamente en la Serie B de lujo, no por ello deja de ser una película de aventuras bastante disfrutable que no se deja llevar por los tópicos del género. No digo que no esté llena de tópicos, se podría decir que es un tópico de principio a fin, pero el tratamiento que se hace de ellos es lo bastante honesto como para que el resultado final, lejos de ser un desastre, si sea una película de aventuras bastante competente.
He comentado en alguna ocasión que el cine actual está muy huérfano de películas pequeñas
, esas producciones sin grandes ambiciones estilísticas pero si muy centradas en una premisa clara que consiga que el espectador no se arrepienta del visionado (ni del gasto asociado). La deriva de las grandes productoras hacia películas de presupuestos desorbitados con la intención de recuperar igualmente grandes cantidades de dinero hace que se olviden en demasiadas ocasiones de crear afición
mediante películas como esta, que con unos medios contenidos (costó alrededor de 90 millones de dólares) y mucho CGI pueden dar alegrías tanto a espectadores como productores.
El argumento es sencillo, Mills (Adam Driver) es un piloto espacial que se va embarcar en un largo, larguísimo viaje, para conseguir el dinero necesario para tratar la enfermedad de su hija Nevine (Chloe Coleman). Durante el viaje su nave entra en una nube de asteroides y, por supuesto, impacta contra uno de ellos lo que, por supuesto, le hace naufragar
en un planeta cercano donde descubre que, por supuesto, él es el único superviviente junto a Koa (Ariana Greenblatt), hija de unos de los pasajeros. Por supuesto, el planeta está lleno de grandes y hambrientos monstruos y, en principio, la relación entre Mills y Koa no puede ser más tensa. Por supuesto, la misión es llegar a una nave de rescate que les saque de semejante zoológico enloquecido sin que ningún bicho hambriento se los coma. Como se ve nada que no hayamos visto cientos de veces de una y otra forma y combinado de todas las maneras imaginables.
El giro de ésta historia, firmada por Scott Beck y Bryan Woods, artífices del guión de la exitosa UN LUGAR TRANQUILO, es que dan la vuelta al protagonismo y Mills y Koa no son exactamente terrestres mientras que los monstruos sanguinarios si que lo son. Una buena forma de montarse una cacería en el Cretácico sin tener que tirar de viajes en el tiempo ni gastarse un duro en el diseño de bichos extraños. Eso si, del más grande al más pequeño están muy bien conseguidos y cumplen sobradamente con su papel
de depredadores implacables.
No obstante 65 no tiene la fuerza siniestra de UN LUGAR TRANQUILO, se nota que John Krasinski no está presente, es excesivamente previsible y si bien el hilado de las situaciones es correcto, y el ritmo está bien medido, la película casi se telegrafía escena a escena. Si habláramos de público objetivo sería el juvenil, todavía poco versado en requiebros cinematográficos.
Pese a que su papel no es exigente más allá de lo físico, Adam Driver se redime del desastroso Kylo Ren y cumple como héroe de aventuras. Además Ariana Greenblatt le secunda de forma competente, y aunque ésta sea una película con niño
, los guionistas han sido lo bastante inteligentes como para dar al personaje de Koa un transfondo exótico con más relieve del habitual, alejado del típico urbanita caprichoso, con lo que a la vez de tener que superar la barrera de la comunicación con Mills, le proporciona habilidades my útiles que les permiten allanar con éxito las dificultades que se les presentan.
He leído por ahí algún comentario sobre la película donde se lamentaba de lo plano de los personajes, lo desaprovechado de la premisa principal, la poca profundidad del argumento... gafapastismo en estado puro. Sigue siendo sorprendente que a estas alturas del partido haya quien no se entere de lo que está viendo, que no sepa identificar una película por su premisa original y la pretenda encajar en su muy personal y rígida plantilla que, sobra decirlo, no sirve para todo, ni siquiera para una escaso y minoritario conjunto de películas comprometidas
.
O por decirlo en términos gourmets, asumen que la mortadela es despreciable simplemente por ser mortadela, de modo que siempre serán incapaces de distinguir la mala de la buena.