3 DÍAS
3 DÍAS España, 2008
Título original: ---
Dirección: F. Javier Gutiérrez
Guión: F. Javier Gutiérrez, Juan Velarde
Producción: Antonio Banderas
Música: Antonio Meliveo
Fotografía: Miguel Ángel Mora
Duración: 93 min.
IMDb:
Reparto: Víctor Clavijo (Alejandro); Mariana Cordero (Rosa); Eduard Fernández (Lucio); Elvira de Armiñán (Clara); Ana de las Cuevas (Raquel); Juan Galván (Nico); Daniel Casadellà (Emilio); Vicente Romero (Marcial); Pepe Salas (Cura Don Miguel); Antonio Dechent (Urbano)

Siendo esta película de 2008 no tenía la menor noticia de su existencia. ¿Una apocalíptica española con meteorito anunciando el fin del mundo? ¿Y no me había enterado? Pues no. Ni siquiera teniendo a Antonio Banderas como productor. No tengo ni idea de cómo se promocionó, como se distribuyó, ni donde se exhibió. Solo ahora, gracias a las plataformas de vídeo bajo demanda se ha reflotado y he podido echarle un ojo.

El argumento es sencillo: el fin del mundo se nos viene encima. Literalmente. Un meteorito amenaza la Tierra y los astrónomos dan tres días hasta que éste choque contra nuestro planeta arrasándolo todo, como aquel primo que acabó con los dinosaurios. Pero antes de que eso suceda ciertos individuos quieren cerrar viejas asuntos enquistados.

En un lugar indeterminado de la España profunda, más bien honda, Alejandro (Víctor Clavijo) vive con su madre, Rosa (Mariana Cordero), con la que no se lleva muy bien, sobreviviendo a base de pequeños trabajillos y chapuzas que le surgen ocasionalmente, ayudado por su amigo Marcial (Vicente Romero) que además anda envuelto en negocios poco claros.

La noticia de la llegada del meteorito, y del fin del mundo, les sorprende en plena canícula, con el calor saturándolo todo. Pero la llegada del meteorito no es lo peor, hay quien quiere una última venganza, aunque finalmente ésta sea del todo inútil.

3 DÍAS, pese al transfondo apocalíptico, se trata realmente de un drama rural en una España profunda, casi honda, polvorienta, sudorosa y deprimente. LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE revivida, donde la frustración es el pan nuestro de cada día, y la amargura lo inunda todo.

Para reforzar esa sensación FJ Gutierrez recrea una ambientación sucia y destartalada, los elementos del atrezzo están sacados de chatarra ochentena, desde las televisiones hasta los utensilios de cocina, pasando por mobiliario y vehículos, todo proviene del arranque del último cuarto del siglo XX, el desgaste, la suciedad, incluso un cierto aire de primitivismo hacen de la película un espectáculo más sombrío de lo que ya de por si hace prever la historia. El ligero virado al sepia de la fotografía termina de completar el cuadro.

Pero como ya comentaba el fin del mundo solo es el escenario de la historia que realmente interesa a FJ Gutierrez: la venganza de Lucio (Eduard Fernández), dirigida en un principio hacia el hermano de Alejandro, pero que en su ausencia se extiende a toda la familia. La película se convierte entonces en una mezcla de suspense cañí y terror rural, reforzado con algunas tramas paralelas, donde las sombras de la noche albergan monstruos.

La película también cuenta una historia de crecimiento personal, de breve recorrido, todo sea dicho, pero curiosamente bien encajada. La llegada de Lucio implica que Alejandro deba tomar unas responsabilidades que ni se imaginaba ni remotamente hubiera estado dispuesto a asumir.

Donde más flojea la película es en las escenas de acción. El inevitable enfrentamiento entre Lucio y Alejandro es evidente desde su primer encuentro, pero FJ Gutierrez no resuelve ese momento de forma convincente. Mientras la película transcurre entre el diálogo y el enfrentamiento verbal los diversos sucesos se resuelven de forma competente, pero cuando entra en escena el factor físico queda claro que el cine español no está acostumbrado a tratar ese tipo de situaciones. Curiosamente, si la brutalidad.

En algunos momentos realmente angustiosos la falta total de escrúpulos de Lucio deja el espectador sin aliento, no basta el polvo y el calor, sino que además la crueldad extrema de ciertas escenas consiguen reforzar esa sensación límite. Quizá por ello también introduce la breve trama de Marcial y sus tribulaciones, aunque en realidad no aporta nada interesante a la película.

No obstante, FJ Gutierrez es generoso y nos deja de regalo un final lleno de felicidad, que no feliz.

© Francisco José Súñer Iglesias,
(632 palabras) Créditos