LA LUZ INTERIOR
LA LUZ INTERIOR EE. UU., 1992
Título original: Star Trek TNG: The Inner Light
Dirección: Peter Lauritson
Guión: Morgan Gendel y Peter Allan Field, sobre un argumento del primero
Producción: David Livingston
Música: Jerry Goldsmith y Jay Chattaway
Fotografía: Marvin Rush
Duración: 45 min.
IMDb:
Reparto: Patrick Stewart (Picard); Jonathan Frakes (Riker); Brent Spiner (Data); Marina Sirtis (Troi); Gates McFadden (Dra. Crusher); Levar Burton (La Forge); Michael Dorn (Worf); Patti Yasutake (Enfermera Alyssa Ogawa); Margot Rose (Eline); Richard Riehle (Batai); Scott Jaeck (Administrador); Jennifer Nash (Meribor); Daniel Stewart (Joven Batai)
Temporada: 5, Episodio: 25

Sinopsis

Fecha estelar 45944.1. Mientras investiga una ola magnética en el sistema Parvenium, la Enterprise contacta con una sonda de procedencia desconocida. El aparato emite una señal que afecta al capitán, que entra en un estado de coma profundo. Los esfuerzos de Crusher por devolverle la consciencia no dan resultado, por lo que se teme por su vida, ya que, además, los intentos por romper su conexión mental con el artefacto alienígena resultan infructuosos. Mientras tanto, Jean-Luc despierta en el planeta Kataan, un extraño mundo abocado a la destrucción.

Penúltimo capítulo de la 5ª temporada, LA LUZ INTERIOR recibió el Premio Hugo en la Convención Mundial de ciencia-ficción de 1993. Episodio muy reflexivo, cargado de significado y simbolismo, es uno de los más apreciados por los trekkies.

La nunca suficientemente añorada Tasha Yar acertó al describir a Picard como un hombre con el corazón de explorador y el alma de poeta. Jean-Luc ha consagrado su vida a la Flota Estelar y la exploración del universo. La doctora Crusher comentó en una ocasión que Picard, como todos los exploradores, es solitario y reservado. No obstante, siente mucho respeto por la institución familiar, a pesar de ciertas desavenencias que tuvo con su hermano, Robert, como vimos en FAMILIA, de la anterior temporada. Nunca ha dado a entender que eche de menos tener una familia propia, pero en este capítulo, gracias a la intervención de una misteriosa sonda, Jean-Luc tendrá oportunidad de vivir otra vida completa, muy distinta a la que había conocido.

Al principio, cuando despierta en ese extraño lugar, se pone a la defensiva, pues cree ser víctima de algún experimento alienígena. Decide seguir la corriente a esas personas, en un intento por desvelar sus intenciones. Pero todo el mundo, empezando por su esposa, se muestra atento y amable con él, atribuyendo su comportamiento a unas fiebres que, al parecer, ha padecido.

Aunque Picard, ahora con la identidad de Kamin, no deja de hablar de su pasado en la Enterprise, acaba aceptando lo que parece inevitable y va integrándose en la comunidad de la aldea Ressik, en la que, al parecer, es muy respetado. De hecho, termina asumiendo que esa vida alternativa que se ve obligado a llevar puede colmar otras de sus expectativas vitales, permitiéndole alcanzar una nueva dimensión como ser humano. El profundo amor de Eline, y la sincera amistad de Batai y el resto de los habitantes de la comunidad, facilitan que Picard / Kamin, a pesar de tener siempre presente su otra vida, se preocupe por los problemas de esa gente y el proceso de desertización que sufre su mundo.

Eline y Batai tratan de convencerle de que sus recuerdos de la Enterprise son sólo sueños. El paso de los años hace que Kamin / Picard llegue a creérselo, de modo que inicia una familia con Eline y trata de convertirse en un miembro útil a la comunidad. Los años transcurren, tiene un hijo y una hija y asiste al fallecimiento de su amigo Batai y de su amada esposa. Las décadas se suceden y, ya anciano, es requerido por su familia para que presencie el lanzamiento de un misil al espacio. Y es entonces cuando aparecen Eline y Batai, nuevamente vivos y jóvenes. Ante un perplejo Kamin / Picard, revelan la verdadera naturaleza de lo que ha vivido y las razones de su presencia allí. Conscientes de que su planeta se moría y su civilización iba a extinguirse, los kaatanos construyeron una sonda para salvar la memoria de su cultura y darla a conocer a otros, en un intento por no ser olvidados. El fantasma de Eline ruega a Jean-Luc: Háblales de nosotros, amor mío. Apenas un instante después, el capitán recobra la consciencia en el puente de mando de la Enterprise. Confundido, pregunta a Riker cuánto tiempo ha estado sin conocimiento. El primer oficial responde que veinte minutos, veinticinco como mucho. Pero para el capitán ha transcurrido toda una vida.

La experiencia de este episodio marcará a Picard para siempre. Ha conocido el amor sincero y desinteresado de una bella y dulce mujer, ha tenido hijos y nietos y ha llevado una existencia en cierto modo tranquila, aunque bajo la constante amenaza de la paulatina desertización de Kataan. La sonda kaatana le ha ofrecido una aproximación a cómo hubiera sido su vida en otras circunstancias. Por eso, el final de la historia tiene un sabor agridulce, que conmueve al buen trekkie. Picard sabe que lo que vivió fue una especie de ilusión creada por la sonda, pero su sentimiento de pérdida es genuino, ya que para él todo resultó muy real, y, de hecho, tuvo otra extensa vida en la que fue feliz. Ese plano final, en el que un melancólico Jean-Luc interpreta una melodía con la flauta ressikan, que aprendió a tocar durante su larga estancia en Kataan, y que luego fue encontrada por Riker en el interior de la sonda, revela la profunda tristeza que siente al recordar a Eline y a sus hijos, Batai y Meribor. Visionar LA LUZ INTERIOR es una experiencia casi única, porque, ¿quién no se ha preguntado alguna vez cómo hubiera sido su vida si las cosas hubiesen sido diferentes?

Los actores invitados son excelentes, sobre todo Margot Rose, que encarna a la perfección a la esposa dulce y comprensiva que todo hombre sensato sueña tener. El joven Batai, vástago de Kamin y Eline, no es otro que Daniel Stewart, hijo de Patrick Stewart y su primera mujer, Sheila Falconer.

En el aspecto técnico, el episodio es modélico, a pesar del ajustadísimo presupuesto que impidió rodar en exteriores. Sólo hay una escena de exterior, la del paseo de Picard por los alrededores de Ressik, filmada en el Bronson Canyon cercano a Los Ángeles. La aldea que observa el capitán fue realizada con la técnica del matte painting. El resto de los exteriores se rodaron en estudio, pero Marvin Rush consiguió que no se notara jugando con la iluminación. La maqueta de la sonda es sencilla, pero muy efectiva.

Este episodio significo el debut en la dirección de Peter Lauritson, responsable de postproducción de TNG y DS9. Sólo dirigiría otro capítulo más de La Nueva Generación, la primera parte de ARDID, de la 7ª y última temporada.

© Antonio Quintana Carrandi,
(951 palabras) Créditos