Supongo que a estas alturas todos los lectores de este artículo ya habrán visto la película, pero para quienes no lo hayan hecho aún les voy a fastidiar parte del espíritu de ella, Así que amigos, prepárense, pero se van a encontrar con la película más retorcida de la Disney en ¿toda? su historia.

El argumento no es nada del otro mundo. En Avalonia, una ciudad aislada de un planeta perdido, Jaeger Clade, explorador de gran prestigio, organiza una expedición para averiguar que hay más allá de las imponentes montañas que delimitan el país. Acompañado de su hijo Searcher y su equipo llegan más allá de lo que nunca ha llegado nadie, y la prudencia aconseja volver antes de que ocurra una desgracia, pero tras un accidente que podía haber sido grave Jaeger insiste en continuar, Searcher se niega, y ambos se separan de malos modos. Jaeger sigue en solitario y el resto del equipo vuelve a Avalonia. Pero durante el incidente Searcher descubre el pando, una planta maravillosa cuyos frutos tienen la milagrosa capacidad de generar energía.

Pasan los años, Jaeger ya es una leyenda lejana, y Searcher se ha convertido en exitoso empresario, cultivando la planta y comercializando los frutos energéticos que han proporcionado a la comunidad un desarrollo y confort inimaginables, se ha casado con Meridian con la que ha tenido un hijo, Ethan, y todo parece ir bien hasta que las plantaciones de pando empiezan a enfermar amenazando la prosperidad de la comunidad. En esto, aparece Callisto, antigua colaboradora de Jaeger y ahora presidenta de Avalonia, al mando de una expedición que parte para investigar las causas de la enfermedad y requiere a Searcher, experto en las plantas, para que le acompañe. Como es lo habitual en estos casos el adolescente Ethan, deseoso de aventuras, se cuela de polizón y Meridian acaba uniéndose a ellos cuando sigue la estela de su hijo.

A continuación se suceden toda una serie de maravillosas aventuras en el interior del planeta, en el mundo extraño al que hace referencia el título. Rápidamente viene a la cabeza que es un claro homenaje a VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA, de Julio Verne, pero los raros paisajes y criaturas, y unas explicaciones finales que le dan sentido a lo que vamos viendo por el camino, también la emparentan con películas como VIAJE ALUCINANTE (un recuerdo para la recientemente fallecida Raquel Welch) o EL CHIP PRODIGIOSO.

Aquí puedo decir que el hilado de la historia es correcto, todo lo incomprensible que es el mundo extraño se termina haciendo coherente, dentro de lo fantástica que es la historia, de una forma muy natural. La aventura igualmente también está bien hilada, sin muchos huecos aparentes, y todos los personajes cumplen con su papel. Hasta aquí, bien.

Ahora vienen los graves peros.

Cuando algún personaje es abiertamente homosexual es inmediatamente centro de las polémicas que suelen rodear las películas para críos. No es un tema que me preocupe, sobre todo porque siempre es tratado de una forma bastante blanca. Pero es que incluso en este caso su tratamiento es bastante heterosexual. Si Diazo, el enamorado de Ethan, hubiese sido una chica (algo que no descarten en las versiones para mercados más sensibles a este tipo de cosas) nada habría cambiado. Es decir, Ethan no tiene el menor problema por ser gay. Eso, si bien normaliza su condición, no expone ni resuelve nada, porque en esta ocasión se trata de una cortina de humo para centrar la polémica en una cuestión que no pasa de lo anecdótico.

En esta ocasión, lo verdaderamente alarmante, y mucho, es que tapa la grosera ideología pobrista y decrecionista, que propugna la vuelta a formas de vida más sencillas, la hipótesis Gaia, una especie de terraplanismo biológico que en sus formas más trastornadas propone que el planeta Tierra tiene inteligencia, emparentándola con manifestaciones religiosas como la Pachamama, y diversos mitos cosmogónicos sobre tortugas gigantes, desde la Akupara hindú hasta la Gran Tortuga de los indios Delaware, pasando por Gran A´Tuin, aunque aquí se prescinde de los elefantes.

MUNDO EXTRAÑO lo que propone, literalmente, es el suicidio de una sociedad entera, de una forma de vivir y prosperar. Imagínense que se nos obliga a volver a vivir como antes del uso masivo de la electricidad, o incluso en el mundo pre-máquina de vapor. ¿De locos? Pues es exactamente lo que predica esta película. Traslada una metáfora, la destrucción del planeta, a un hecho real, y para evitarlo la única solución es recuperar los candiles de aceite y la pezuña de los caballos, ni de lejos se sugiere algún modo de cultivar el pando de forma que no enferme, o perjudique al planeta. De una manera absurda simplemente se deshacen de él y vuelven alegremente a un pasado frío y tenebroso.

Por supuesto también tenemos las correspondientes cuotas raciales, casi todos los tipos humanos están representados. Quizá se me hace un poco absurdo que exista una pureza tan marcada siendo la comunidad representada bastante cerrada, y la mayoría de sus habitantes ya deberían ser mestizos, como lo es el propio Ethan, pero bueno, dejémoslo en que los humanos se asentaron allí recientemente y no hace cientos de años y todavía queda tiempo para eso. Pero de nuevo, y casi sin darnos cuenta, aparece de nuevo la ideología. Adivinen como son los personajes más negativos de la película. En efecto: Jaeger y Searcher ambos ¡blancos! ¿Casualidad? A estas alturas, y en este tipo de películas, eso no existe.

Otra cosa que me molesta, y que veo en cada vez más producciones, es que no hay ni un solo personaje masculino positivo. Los hombres de MUNDO EXTRAÑO no son malas personas, Searcher es un buen hombre Ethan es un buen chaval, Jaeger acaba demostrando buenos sentimientos, pero no son personajes fuertes, lo que ahora llaman asertivos. Jaeger es quien se acerca más, pero se le ridiculiza por ello, mostrándolo como una persona arrogante, que solo piensa en si misma y que huye de las responsabilidades. Sin embargo, las mujeres son todas inteligentes, sabias y juiciosas. Por decirlo de otra forma: los hombres blancos no hacen más que cosas ridículas mientras que las mujeres no blancas mantienen la sensatez. Pero tampoco se preocupen, alrededor del inevitable conflicto generacional entre los Clade, que por cierto, se come buena parte del tiempo de la película, finalmente los hombres son deconstruidos y se vuelven sensibles, se abren, demuestran sus sentimientos y todas esas cosas tan chupi guay.

¿Mi impresión final? Que esta es la película más tóxica de toda la historia de la Disney.