Sinopsis
Fecha estelar 45429.3. La Enterprise transporta a tres ullianos, una raza de historiadores telépatas, que prueban sus habilidades con Keiko O´Brien, la única que se presta a ello. Sin embargo, poco después Deanna Troi, tras verse asaltada por una extraña visión, cae en coma. Aunque la Consejera se recupera al cabo, el Primer Oficial y la doctora también empiezan a tener visiones relacionadas con hechos de su pasado. De inmediato se sospecha que alguno de los ullianos está manipulando, con oscuros propósitos, los recuerdos de los oficiales.

En DELITOS se nos presenta una raza de telépatas dotada de una peculiar habilidad: la de rescatar recuerdos olvidados que permanecen en algún recoveco de nuestro inconsciente. Los ullianos se sorprenden porque sólo Keiko accede a que sondeen su mente, encontrando casi incomprensible el rechazo de los demás a ser sondeados. Evidentemente, esta especie vive en un contacto mental casi constante, lo que induce a pensar que para los ullianos o bien no existe el concepto de intimidad, tan caro a los seres humanos, o lo entienden de otro modo. Sea como fuere, a través del estupendo prólogo, protagonizado por la señora O´Brien y Tarmin, queda clara que la habilidad característica de los ullianos no tiene por qué ser perjudicial. Todo depende de cómo se utilice. Los problemas se desencadenan cuando Jev empieza a utilizarla de forma torticera.
Jev, hijo de Inad y Tarmin, posee las habilidades de su raza, si bien, según piensa su progenitor, un tanto disminuidas. Esto molesta bastante a Jev, que considera que su padre se complace en ponerle en evidencia en público. En realidad, no es más que un niño grande, caprichoso y puede que malcriado, ansioso por demostrarle a su padre que es mejor que él. Para hacerlo, recurre a una práctica mental prohibida desde siglos atrás en su planeta, y que consiste, básicamente, en una auténtica violación de la privacidad mental de las personas, a fin de manipular sus recuerdos a su antojo.
No hay ninguna sorpresa. Ya desde el prólogo, justo antes de los créditos, la aviesa expresión de Jev revela a los espectadores que no es trigo limpio. Su primera víctima es Deanna, de quien toma un recuerdo en principio agradable, transformándolo en una auténtica pesadilla. Luego les toca el turno a Riker y Crusher, a los que hace revivir momentos especialmente dolorosos de sus vidas, y que, seguramente, preferirían tener medio olvidados. Para Jev, la ética no cuenta, a juzgar por cómo actúa. Evidentemente, parece hallar cierto morboso placer en provocar a sus víctimas esa suerte de tortura mental. Pero claro, llega un momento en que incluso alguien tan amoral como él comprende que ha ido demasiado lejos, y trata de hacer recaer las sospechas sobre su propio padre. Por suerte, una súbita inspiración de LaForge acaba revelando la verdad justo a tiempo, porque Jev, no contento con la intrusión mental que ha infligido a la Consejera, e impelido por su absoluta falta de escrúpulos, acaba intentando una violación física.
La relación entre Will y Deanna es mucho más profunda de lo que parece. Ante las insistentes peticiones de los fans, la pareja acabaría contrayendo matrimonio en el film STAR TREK 10: NÉMESIS. Durante las siete temporadas de TNG, tendríamos ocasión de apreciar el cariño y la complicidad entre estos dos personajes. Aunque en ocasiones pareciera que se distanciaban un tanto, siempre volvían el uno a la otra o viceversa. Este capítulo contiene una de las escenas más sencillas y conmovedoras de La Nueva Generación: cuando Riker va a visitar a la inconsciente Deanna a la enfermería, para contarle, con voz quebrada por la emoción, cómo van las cosas, lo mucho que la echa de menos y cuánto desea que se recupere cuanto antes.
La acción se desarrolla en la nave, así que los efectos especiales no son demasiado relevantes. Eso sí, como Wiene r pretendía que los espectadores se sintieran un tanto incómodos con las escenas de los recuerdos de los protagonistas, decidió rodarlas utilizando lentes de gran angular, de unos 60 mm, montando la cámara sobre una grúa. De este modo tan sencillo, el director logró transmitir la impresión de que, en dichas escenas, los personajes, más que andar, levitaban.