Consiste en unas reseñas muy breves de cinco libros, que extenderé —muy poco— a sus autores.
LOS VIAJES DE GULLIVER, de Jonathan Swift (1667-1745) son un excelente ejercicio de antropofuguismo.
El Swift que va a todas partes con la cachiporra está entero en Stanislaw Lem (1921-2006). Ijon Tichy, Clapaucio y Trurl nos dan versiones actualizadas de las sibilinas sátiras de Swift.

20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO, de Jules Verne (1828-1905) son un viaje maravilloso por un mundo imaginario.
Tradicionalmente, comparamos las obras de Verne con las del —muy— sobrevalorado H. G. Wells (1866-1946). Su ciencia
de chichinabo ya hacía pasar vergüenza ajena cuando escribió sus novelones. En cambio, el Nautilus es el sumergible más famoso de todos los tiempos, y sus exploraciones submarinas no tienen nada que envidiar —si hacemos abstracción de lo poco que hemos llegado a saber a ciencia cierta en este marabiyozo
Siglo XXI— a las mejores excursiones por planetas exóticos de la ciencia-ficción más hard.
Cuando fue técnicamente posible hacer un submarino como el del capitán Nemo, sus hábiles fabricantes no encontraron mejor nombre para el barco que Nautilus. Si los americanos no lo hubieran escogido antes, seguramente los soviéticos se lo habrían puesto a uno de los suyos.

1984, de George Orwell (1903-1950) es una obra de anticipación que sólo entra en el género metiéndola a la fuerza con un calzador de los grandes.
Hay en ella muy poca ciencia, mucha política-ficción y algo de geopolítica-ficción. Tal vez lo más fantacientífico sea la telepantalla, un invento que siempre me dio que pensar. Es bastante habitual meter 1984 en el mismo paquete
que UN MUNDO FELIZ, de Aldous Huxley (1894-1963), que no parece una distopía hasta que uno se da cuenta de que los ascensoristas no son tontos porque sí.
NORSTRILIA, de Cordwainer Smith (1913-1966) es única en su género.
Sólo es comparable, que yo sepa, a la —muy desigual— saga de Dune, laboriosamente compuesta por Frank Herbert (1920-1986). Gracias a Miquel Barceló García, los lectores de aquí
disponen de la obra completa de Cordwainer Smith, ordenada y traducida al castellano.
Es bastante difícil hacerse con los originales en inglés.

EL FIN DE LA INFANCIA, de Arthur C. Clarke (1917-2008) trata —de otra forma— la mayor parte de los Grandes Temas de 2001.
Resumiendo mucho, quiero que venga Karellen.
Mañana mismo. Mejor si llega esta tarde.
Me resulta imposible elegir sólo cinco libros de Clarke, como me resulta imposible entresacar sólo cinco de Rudyard Kipling (1865-1936).