EL ÚLTIMO HOMBRE
EL ÚLTIMO HOMBRE Argentina, Canada, 2018
Título original: The Last Man
Dirección: Rodrigo Vila
Guión: Dan Bush, Gustavo Lencina y Rodrigo Vila
Producción: Gonzalo Vila, Rodrigo H. Vila
Música: Emilio Kauderer
Fotografía: Daniel Ortega
Duración: 100 min.
IMDb:
Reparto: Hayden Christensen (Kurt); Harvey Keitel (Noe); Marco Leonardi (Antonio); Liz Solari (Jessica); Fernán Mirás (Loco); Justin Kelly (Johnny); Rafael Spregelburd (Gómez); Javier Kussrow (Carlos);

Creo que en una película el ambiente, el decorado o el atrezzo son perdonables. Si el dinero no llega habrá que funcionar con los pocos mimbres de los que se dispongan. Los actores poco más o menos lo mismo, aunque los hay más o menos profesionales, más o menos aficionados, que cumplen sin deslumbrar.

Lo que no tiene perdón es un guión mal concebido. Para escribir el guión hay tiempo, se pueden planificar tranquilamente escenas y planos, se puede pedir colaboración para escribir diálogos y tapar agujeros argumentales. Y no ha parecido ser el caso.

Finalmente, Rodrigo Vila acaba dirigiendo de forma cansina y deslavazada el tan anodino como plúmbeo guión escrito por él mismo con la ayuda de Dan Bush y Gustavo Lencina.

Ni siquiera la presencia de Hayden Christensen y Harvey Keitel hacen más que funcionar como anzuelo, y navegan por la película con cuidado de no mancharse. Keitel con más fortuna que Christensen que, literalmente, acaba rebozándose en el barro.

El asunto viene a ser que en un futuro más o menos indeterminado pero muy próximo, la situación climática se ha vuelto extremadamente delicada (o eso se sugiere), pero la cuestión es que va a ir a peor. El protagonista es Kurt (Hayden Christensen) un exmilitar tan traumatizado que no deja de ver aquí y allá a sus compañeros muertos. Trabaja para Nestor (Iván Steinhardt) un empresario (o mafioso, a elegir) local y como no podía ser menos tiene la osadía de liarse con Jessica (Liz Solari) su hija, lo que provoca las iras de Gómez (Rafael Spregelburd), la mano derecha de Nestor, y por supuesto le traerá más problemas de los que ya tiene.

Como gurú de éste mundo post-pre-apocalíptico está Noe (Harvey Keitel), que profetiza múltiples desgracias a no mucho tardar, algo en lo que Kurt cree firmemente, y para lo que se ha preparado un bunker subterráneo bien preparado para la supervivencia.

La película se desarrolla en un ambiente opresivo entre chaparrones extemporáneos, bandas de punk-skin cutres, y las idas y venidas de Kurt entre las misteriosas actividades de Nestor y Gómez. Por un lado no queda claro como Kurt conoce las enseñanzas de Noe antes de conocerle personalmente, habrá que suponer que de verse por el barrio, o haber leído algún panfleto, tampoco termina de concretarse cual es el trabajo de Kurt, ni a que actividades se dedica el padre de Jessica y los skin nazis tienen menos fondo que un plato de postre.

Por si todo esto fuera poco la cansina voz en off de Kurt molesta más que ayuda al progreso de la película. Si a esto unimos a la despreocupada interpretación de Keitel, al que se le ve más interesado por acabar para cobrar el cheque, y el igualmente poco convincente trabajo del propio Christensen, la película no termina de despegar en ningún momento.

EL ÚLTIMO HOMBRE no llega ni a película de culto. Una de las premisas de éstas es que no se toman a si mismas muy en serio, y ésta historia es un pesado ejercicio de estilo literario lanzado en el medio equivocado con el lenguaje equivocado.

© Francisco José Súñer Iglesias
(523 palabras) Créditos