La ciencia-ficción china ha repuntado en los últimos años; se trata de una ciencia-ficción ubicada en su propio contexto que busca y configura sus propias fórmulas narrativas. El boom contemporáneo del género en el país asiático ha estado llegando de una forma dosificada a occidente para disparar el interés de los fanáticos. Pero el género en ese país no sólo es una forma de entretenimiento, sino su producción cinematográfica es una estrategia política del gobierno chino para mostrar su poderío técnico y científico al resto del mundo. Resulta curioso que el género, en el caso del cine de ciencia-ficción chino, es un arma de propaganda y de posicionamiento internacional financiado por el propio gobierno chino.
LA FORTALEZA DE SHANGHÁI (2019) ha sido la nueva gran superproducción china. En una búsqueda por aprovechar la enorme popularidad de una película anterior, THE WANDERING EARTH (2019), la película que ahora comentamos ha buscado ser el nuevo blockbuster que busca enloquecer a oriente y occidente. ¿Cuál ha sido el resultado? Hasta el momento, luego de seis años de producción y un gasto de casi sesenta millones de dólares, la película no logró el éxito comercial de la película anterior, mientras que el público y la crítica en China han quedado sumamente decepcionados, circunstancia que ha llevado al propio Jian Nan, novelista y guionista de la película, a disculparse públicamente con los fanáticos de la novela original por el desastre obtenido.
En cuanto a la trama, la humanidad ha salido a las estrellas y ha obtenido una fuente de energía prácticamente inagotable, aspecto que ha permitido un fuerte impulso a la civilización humana. Sin embargo, en el año 2042 ha ocurrido una invasión alienígena. El motivo de los invasores es claro: buscan aplastar a las principales ciudades del mundo para eliminar la resistencia humana y así apoderarse de la fuente de energía. En ese contexto, Shanghái en la última gran ciudad tecnológica que resiste el ataque de los alienígenas.
La mitad de la película es una montaña rusa de efectos especiales, robots y naves espaciales manejados a control remoto para la defensa de la ciudad. Pese a que ésta cuenta con un poderoso campo magnético defensivo, los extraterrestres han encontrado huecos en el sistema que llevará la batalla por la Tierra hasta sus últimas consecuencias. En esta línea, los efectos especiales son de lo más representativo de la cinta, mientras que todo un sistema de unión y sacrificio por la nación china se despliega para mostrar que el país cuenta con una amplia cohesión social y nacional, así como un sistema militar y técnico sumamente avanzado.
Pero el gran pecado de la película es justo su incapacidad para plantear un buen intermedio entre cada batalla. Se discuten por aquí y por allá las estrategias para repeler la invasión, pero el grueso de la cinta son las batallas cuerpo a cuerpo. En lo que simplemente hubiese sido un cortometraje, los guionistas no tienen idea de qué más agregar en los momentos en que no se desarrolla la acción, por lo que optan por plantear una historia de amor imposible entre Jian Yang, el adolescente militar con muy buena suerte, y Lin Lan, su superior y, digamos, su crush. Así, la historia se convierte en una especie de drama romántico adolescente insoportable en el que el espectador se olvida de la invasión alienígena. Jian Yang quiere darle un obsequio a Lin Lan, tarda en dárselo, y ahí la historia se centra en su ella leyó el mensaje y si incluso también estará enamorada en secreto del chico. Yang aburre, cansa y es tan azotado en cuanto que duda en toda la película si su amor será correspondido o no. En este sentido, al final la historia regresa al tema de la invasión alienígena y hace que el espectador apenas y se acuerde que estaba viendo una peli de invasiones extraterrestres. Incluso Lu Han, el actor que interpreta a Jian Yang, es músico y cuenta con amplia experiencia en el k-pop, por lo que al final de la película todavía sus canciones nos están recordando el aburrido amor imposible y descalabrado que la cinta buscó plantear sin éxito.
En resumen, una cinta de ciencia-ficción sobre invasiones alienígenas desarticulada y fallida no sólo en su temática militar, sino en su diabética y empalagosa historia de amor.