Desde hace un tiempo estamos asistiendo a un rosario de producciones de Serie B que están aumentando el nivel del género en su aspecto cinematográfico de forma bastante notable.
La causa principal de este renacimiento cinematográfico de la ciencia-ficción, más allá de las franquicias habituales, como Star Wars, Star Trek o Alien, y alguna que otra sorpresa más allá de estos universos, viene de la mano de las distribuidoras de video bajo demanda (llámense, Netfilx, HBO, Amazon... MoviStar) necesitadas de aportar nuevo material a sus suscriptores y con la ventaja de tener la cartera bien repleta. Ya he comentado títulos como SPECTRAL o EL DESCUBRIMIENTO, y que si bien en algún caso no pueden negar sus presupuestos ajustados, no es menos cierto que lo hacen con dignidad y sin caer en la chapuza tan típica de realizaciones en las que visto que no se puede hacer mucho con el dinero y talento disponibles, el equipo decide pasarse un buen rato con una cámara y unas cervezas y caer directamente a la Serie Z, y no de zombis, precisamente.
RESCATE EN OSIRIS forma parte de esta Serie B apañada y digna, muy capaz de proporcionar un buen rato de entretenimiento sin grandes medios pero sin tomar al espectador por imbécil.
La idea es que en Osiris, un planeta de la frontera
todavía bajo el control militar, se han realizado ciertos experimentos con el fin de encontrar nuevos instrumentos con el que colonizar mundos vírgenes. El experimento se va de madre, como no podía ser menos, y se organiza una zapatiesta bastante importante que los responsables de la base quieren ocultar a toda costa.
Para dar vidilla al argumento el teniente Kane Sommerville (Daniel MacPherson), piloto excepcional condenado
en Osiris a tareas burocráticas por ciertos pecadillos del pasado, tiene a su cargo a su hija Indi (Teagan Croft) por aquello de la custodia compartida. El caso es que la zapatiesta sucede cuando Sommerville está en la base trabajando, e Indi en la superficie del planeta. El hilo conductor está servido, la carrera de Sommerville, por salir de la base y, ya en asociación con Sy (Kellan Lutz) un misterioso enfermero, o eso dice él, llegar hasta su hija y salir pitando a un lugar seguro antes que la solución quirúrgica ideada por su jefa se ponga en marcha.
La película es honesta y da lo que se espera de ella: personajes abnegados, personajes canallas, carreras, tiros idas y venidas, situaciones dramáticas, malos
muy malos y buenos
ordenados en una gama de grises bastante amplia. Como digo, no es una superproducción, y desde luego no pasará a la historia del cine, pero tampoco está realizada chapuceramente, con recursos limitados y actores desconocidos
, entretiene y no ofende.
Para pasar el rato sin sentir vergüenza ajena.