MAD MAX 3: MÁS ALLÁ DE LA CÚPULA DEL TRUENO
MAD MAX 3: MÁS ALLÁ DE LA CÚPULA DEL TRUENO Australia, 1985
Título original: Mad Max Beyond Thunderdome
Dirección: George Miller
Guión: Terry Hayes y George Miller
Producción: George Miller
Música: Maurice Jarre
Fotografía: Dean Semler
Duración: 107 min.
IMDb:
Reparto: Mel Gibson (Mad Max Rockatansky); Bruce Spence (Jedediah el piloto); Adam Cockburn (Jedediah Jr.); Tina Turner (Tía Ama); Frank Thring (Recolector); Ángelo Rossitto (Maestro); Angry Anderson (Barra de hierro); Robert Grubb (Matacerdos); George Spartels (Dedos negros); Edwin Hodgeman (Doctor Dealgood); Bob Hornery (Vendedor de agua)
Comentarios de: Félix Capitán

¿De qué se trata?

Han pasado los años. El mundo sigue siendo tan costal de mierda como en la entrega anterior. Y seguirá siéndolo tanto como sea necesario para mantener viva la franquicia, por supuesto. Mad Max ahora está más o menos como caravanero de Ur o algo por el estilo. Cuando de pronto es atacado desde el aire. La cosa sale bastante mal para el pobre Max, que se queda sin gasolina y sin vehículo. En un mundo en donde no se produce (mucha) gasolina, y en donde sin vehículo no puedes llegar a ninguna parte. Oh crap. Caminando un poco a la ventura para no terminar siendo pasto de buitres, llega hasta un poblado que viene siendo como la megacity de las ciudades postapocalípticas, porque deben vivir como... ¿200 personas? Sin bienes ni realmente nada con lo que vivir, defenderse, esas cosiacas, nuestro héroe se mete de inmediato en problemas. Es llevado de inmediato entonces a la presencia de una pedorra que se las arregla para mantener la ciudad funcionando. La fulana ésta es Tina Turner, por más señas, porque en esta entrega está metido... ¡¡¡HOLLYWOOD!!! El caso es que Tina Turner le ofrece un trato luciferino a Max. La ciudad está gobernada por la mano de hierro de ella, pero ella a su vez está en las garras de un tipejo que es el único que conoce la técnica para manejar el suministro de energía a partir de la caca de los cerdos (así como suena: los chanchos hacen caca, y ésta es convertida en biocombustible que mantiene energizada a la microciudad). Pero claro, tratándose de una ciudad organizada y con leyes (¡en el universo de Mad Max!) las cosas nunca son tan sencillas. El trato explotará violentamente en la cara de Max cuando tenga un encuentro decisivo en la Cúpula del Trueno, y Max terminará tan esquilado como de costumbre. Salvo que, cuando los eventos marchen, tendrá la oportunidad de volver. With a vengeance.

El espíritu de los tiempos

La historia es un tanto confusa aquí. Alguien tenía la idea de crear una peli con un grupo de niños en un mundo postapocalíptico, que eran encontrados por un adulto, etcétera. Entonces alguien dijo ¡hey! ¿Por qué no hacemos que ese adulto sea Mad Max?. Espero que el que dijo eso no haya dejado hijos, no vaya a ser genética la cosa. El caso es que, dicho y hecho, la peli acabó siendo la tercera entrega de MAD MAX. La dupleta de oro (Mel Gibson en el protagónico y George Miller en la dirección) volvió a reunirse, aunque Brian May (por enésima vez, no el guitarrista de Queen, mero alcance de nombre aquí) no regresó al soundtrack, y fue reemplazado por Maurice Jarre (sí, leñe, el tipo que compuso el soundtrack de LAWRENCE DE ARABIA, DOCTOR ZHIVAGO, EL HOMBRE QUE SERÍA REY, EL MENSAJERO, la aburrida miniserie Jesús de Nazaret... y cuyo siguiente cometido después de esta peli sería otra Sci-Fi, en concreto ENEMIGO MÍO). Otro nombre que venía desde MAD MAX y MAD MAX 2 es Byron Kennedy, que formaba el tándem productivo con George Miller, pero en el camino, Kennedy sufrió un desafortunado accidente de helicóptero y falleció faltándole apenas un mes para cumplir los 34 años, por lo que George Miller perdió interés en el proyecto. Parece ser que por esta razón es que Miller se limitó a dirigir las escenas de acción y delegó todas las escenas actorales en George Ogilvie, quien después tuvo una discreta carrera como director de segunda fila en cine y televisión. El resultado es una peli mucho más Hollywood que las dos entregas anteriores, mucho más espectacular, pero también más tontorrona, más simplona, con menos del feeling angsty y edgie que se respiraba en mayor medida en las dos entregas anteriores de la trilogía. Que fue trilogía hasta el estreno de MAD MAX: FURIA EN EL CAMINO. Que podría ser una secuela o un reboot, ya ni sé ni me interesa tampoco.

¿Por qué verla?

:: MAD MAX: MÁS ALLÁ DE LA CÚPULA DEL TRUENO es de esas pelis que pertenecen al reino de las posibilidades desperdiciadas. El giro de la peli es interesante. Han pasado los años y ha empezado a asentarse el polvo en el mundo postapocalíptico: comienzan a crecer los poblados, y existe una sociedad más estructurada y con leyes. Leyes barbáricas, eso sí, pero leyes al final del día. La franquicia podía haberse quedado estancada en el campamento postapocalíptico de la semana, pero por fortuna decidieron que el mundo evolucionara, y nos mostraron una secuencia lógica de acontecimientos: medio colapso en MAD MAX, la Edad Oscura en MAD MAX 2, y ahora el renacimiento. Hasta ahí muy bien. El problema es que lo hicieron a la manera bruta en que Hollywood suele hacer estas cosas. Mientras que las dos entregas anteriores giraban en torno a una ética negro contra negro (en MAD MAX el prota termina dándose cuenta de que la única diferencia entre los polis y los delincuentes es que los primeros asesinan con placa de bronce), aquí tenemos dos grupos enfrentados, el bueno y el malo. El grupo bueno es el noble salvaje, un tanto bestia pero en general puro de corazón, y para que nos quede bien claro el concepto, se trata de un hatajo de niños que se las ha arreglado, por la magia del guión, para sobrevivir en un pequeño oasis sin que, milagro, algún expedicionario al azar los haya hecho arar y se haya apoderado del reducto por la fuerza (los Ewoks de la algo anterior EL REGRESO DEL JEDI al menos tenían el pretexto de vivir en un planeta o luna o qué-se-yo que en apariencia no tenía grandes recursos para ser explotado). (Ahora que lo pienso, el guión se roba más de algún concepto de EL REGRESO DEL JEDI). El grupo malo por su parte es la ciudad de la civilización, que está conformado por adultos y son CORRUPTOS, y son DEPRAVADOS, y son INTRIGANTES y son MALDADOSOS y son EGOÍSTAS, sin ningún rasgo redimitorio para ellos. En medio de todos ellos aparece Mad Max, ahora convertido en un personaje ultramesiánico que es rechazado por la ciudad malvada, y aceptado por la ciudad buena, con profecía mesiánica de por medio para que no perdamos de vista que el héroe es una especie de Cristo del mundo postapocalíptico. No tiene por qué estar mal, y es una aceptable visión alternativa del personaje, pero claro, contradice de plano la ética expresada en las dos entregas anteriores, y que aunque más desesperada, es mucho más fácil de entender porque después de todo, en un mundo en donde lo único que importa es la supervivencia hay más bien poco espacio para HACER EL BIEN. Incluso el propio afiche resulta apologético: por primera vez tenemos a Mel Gibson a rostro descubierto porque ahora es una superestrella, y además acompañado por Tina Turner para que VAYAS A VER LA PELI. Superestrellas, qué inventarán después... Sumémosle a eso un final más o menos inconclusivo, una batallita (muy imponente, sí, con todo el dispendio de medios que Hollywood ofrece para esta clase de situaciones) que resulta una victoria circunstancial y de ningún modo una culminación definitiva, y ya tenemos el terreno sembrado para una secuela que, por una razón u otra, al final jamás llegó. ¿Entretenida? En general sí. ¿Tiene puntos de interés? También. ¿Memorable, al nivel de MAD MAX 2: EL GUERRERO DEL CAMINO, o incluso al del MAD MAX original? Definitivamente no.

Ideal para: Ver la versión en borrador de MAD MAX: FURIA EN EL CAMINO.

© Félix Capitán,
(1.254 palabras) Créditos
Publicado originalmente en Cine 9009 el 4 de junio de 2016
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