Dave Stevens, creador de ROCKETEER, falleció el diez de marzo de 2008 a la demasiado prematura edad de 52 años. Las aventuras del Hombre-cohete, seguramente su creación más popular, conocieron una adaptación al cine en al año 1991, proyecto en el que el propio Stevens participó en labores de producción. Desde aquí queremos rendir un particular y humilde homenaje a su figura revisando una cinta que pasó bastante inadvertida en su momento y que es necesario rescatar.
Joe Johnston, director definitivo de la película, siempre se declaró fan de los tebeos de Dave Stevens. El estilo retrofuturista (un término del que hablaremos más adelante) ambientado en los años treinta y muy relacionado con el ámbito de la aeronáutica encajaba a la perfección con su conocida filia por el mundo de los trastos voladores (en especial los de esa época) justo antes de que los aviones a reacción restaran un importante halo de romanticismo al mundillo.
Tras un periodo de pleitos y problemas durante los que el proyecto iba y venía con cambios en la dirección y sufridas vueltas y revueltas al libreto, finalmente la Disney otorgó el proyecto a Johnston. Fiel al espíritu del cómic que Stevens había creado allá por el año 1982, Johnston intentaría recrear ese ambiente de hangar y aviones a hélice tipo años 30 con todas sus fuerzas. La sencillez e ingenuidad connatural el cine de aquellos tiempos está intacta en ROCKETEER, tanto como lo estaba en los tebeos, y la pretensión de ampliar el espectro de la época más allá de garajes y gángsteres también existe en la cinta. Todo el metraje está plagado de referencias iconográficas de aquella época, como el aspecto de Betty Page que luce una jovencita Jennifer Connelly (con un estilo pin-up que también haría famoso a Dave Stevens) el descarado parecido que Timothy Dalton presenta con Errol Flyn o la inclusión de Howard Hughes en la trama como creador de la mochila cohete que los nazis pretendían robar (y no fabricada directamente por ellos como en los cómics)
Los 35 millones de dólares que la compañía del ratón Mickey malgastó en esta peli se hacen notar en cada segundo del metraje. La ambientación, el atrezzo y los vestuarios hacen justicia a la categoría de superproducción que alcanzaría el presupuesto de la película. Los efectos especiales del vuelo con motor (a la espalda) serían lo más revolucionario de la cinta, muy comentados en aquellos tiempos y salidos directamente de las oficinas de Light & Magic, empresa de efectos especiales propiedad de George Lucas.
A pesar de la corrección formal y de la muy de agradecer elección clásica a la hora de rodar, ROCKETEER se queda a las puertas de ser una gran película. Lo cierto es que la cinta inspira ciertas dosis de frialdad a pesar del cariño invertido por sus creadores. Se puede decir que todo es demasiado correcto en ella, sin sobresaltos, sin nada que reprochar pero tampoco nada que haga que se nos ponga la piel de gallina. Todo está en su sitio en ROCKETEER y sin embargo le falta algo, una chispa que no sabría explicar.
Quizá uno de los defectos que se le podrían achacar es no haber explotado con más fuerza el potencial de la estética retrofuturista comentada más arriba, aquella que propugna escenas del futuro imaginadas en el pasado. Género moderno que hasta ahora sólo ha logrado cotas altas de calidad en la versión en cómic de La liga de los caballeros extraordinarios.
En definitiva, ROCKETEER es una buena peli a la que le falta un poco de sal y pimienta para ser grandísima. Aún así el resultado final fue muy del gusto de Dave Stevens, al que desde aquí abajo mandamos un saludo.