Es cierto, a veces duele la manera en que la industria de Hollywood trata a la ciencia-ficción, y el caso enigmático de la película EL ÚNICO (THE ONE, 2001) protagonizada por Jet Li y cuyo guión es obra del director, James Wong, y de Glen Morgan, nos ofrece una nueva oportunidad para desechar la paja del grano en el mundo de la ciencia-ficción.
De este film señalaría varias cuestiones que no se han tenido en cuenta a la hora de elaborar el guión y que demuestran, a mi juicio, errores de base en la película.
EL ÚNICO trata sobre un asesino que se dedica a viajar por el multiverso asesinando a representaciones de su propio yo en otros universos con la finalidad de ser el único, el ser más poderoso. En primer lugar, aplaudo la idea de que si muriese una representación de ti mismo en otro universo, su esencia vital se reparta entre los otros yo de los otros universos paralelos. Es ésta la que les sirve para construir toda la acción trepidante que configura el film.
Pero analicemos detenidamente el planteamiento.
En primer lugar, mientras visualizaba EL ÚNICO, me surgió una pregunta esencial basada en una ley física universal que se recuerda en otras películas de Hollywood, como en REGRESO AL FUTURO (BACK TO THE FUTURE, 1985): Una misma materia no puede ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. No soy ningún científico, ni mucho menos, pero cada vez que Jet Li se cruzase con otros yo y se tocasen, ¿no se distorsionaría la existencia por romperse esta ley? Esta pregunta queda volando dudosa en el aire, ya que se podría argüir que en realidad no es el mismo y exacto espacio el que ocupan.
Por otro lado, en la película señalan que el personaje de Jet Li ha asesinado a más de cien yo. Sin embargo, ¿Qué es el multiverso? El conjunto de representaciones de varios universos, donde un universo difiere de otro en algo diferente, o en todo, o en gran parte. Podemos concluir que hay un número infinito de universos. En el caso de Jet Li únicamente, su personaje puede tener un infinito de yo distribuidos cada uno en un universo diferente.
Presuponiendo que el universo comenzase con nuestro nacimiento, a cada milésima de segundo tomamos decisiones, realizamos acciones que por nimias que sean éstas influyen en nuestra vida y cada una de ellas genera un camino y abre nuevas posibilidades. Entonces, cada milésima de segundo se genera una posibilidad diferente de nosotros mismos y cada una de ellas sería un universo. Sólo de nuestra vida, a cada año que pasa, las posibilidades de nosotros mismos han crecido en una proporción inimaginable. Hasta aquí, ya poseemos una cantidad limitada, pero de enormes proporciones, de representaciones de nosotros mismos.
Aún así, solo estamos teniendo en cuenta al sujeto, no al entorno. Cualquier cambio en el entorno supone una diversificación en el tiempo y la creación de otro universo paralelo que forma parte de ese multiverso. Por tanto, cada instante se generan otra cantidad inimaginable de universos. Tras esa reflexión, es fácil pensar entonces que los universos son infinitos.
¿Y si añadimos el factor tiempo? Según Nietzsche, el tiempo es infinito, lo cual elimina la simple concepción humana del tiempo lineal y construye una visión macroexistencial del tiempo como cíclico. Así que el tiempo no tiene principio ni final, y en tal caso nosotros podemos repetirnos en el universo, y las variantes de nosotros mismos también pueden repetirse.
De esta forma se deduce que el argumento de la película es imposible. El personaje de Jet Li jamás podría conseguir convertirse en el único porque la posibilidad de representación del yo es infinita y una vida humana dedicada a asesinarlos sería incapaz de cumplir tamaña tarea. Es como si el propio universo se hubiese defendido inconscientemente de esta posibilidad.
La conclusión principal que se puede obtener de todo esto es que esta película será paja en el mundo de la ciencia-ficción. Habrá que buscar el grano en otra parte. Después de todo, ya lo señaló el autor de ciencia-ficción Theodore Sturgeon cuando dijo: El 90 por 100 de la ciencia-ficción es una porquería, pero es que el 90 por 100 de todas las cosas es una porquería
.
EL ÚNICO, producción Columbia de 2001, es una cinta de acción y ciencia-ficción hecha a la medida de Jet Li. Estamos, pues, ante un film cuyo único objetivo es entretener, y ese es su mayor mérito. Cine comercial, de consumo, sin más pretensión que ofrecer casi hora y media de sana evasión al espectador. En una época como la actual, en la que hasta el más infecto telefilm parece pensado para transmitirnos algún mensaje, se agradece que todavía haya profesionales del Séptimo Arte que nos ofrezcan entretenimiento puro y duro, y James Wong es uno de ellos.
La trama de ciencia-ficción es bastante ingenua, pero eficaz. Según el argumento de la película, no existe un solo Universo, sino un Multiverso, formado por más de cien universos paralelos interconectados entre sí. Yulaw es un habitante de uno de esos universos paralelos, un criminal que, violando las leyes que prohíben viajar de un universo a otro, va recorriendo el Multiverso buscando a sus otros yo
para asesinarlos y ser El Único. Cada vez que uno de sus otros yo
muere, su energía cósmica
se reparte entre los restantes, así que Yulaw se va haciendo cada vez más fuerte y poderoso. El último objetivo de Yulaw, su sosias de nuestro Universo, es un policía. Si consigue eliminarlo, Yulaw, que acumulará en su cuerpo las esencias cósmicas
de todas sus contrapartes, se convertirá en un ser casi invencible. Por eso, dos agentes de Seguridad de su Universo parten tras él, para tratar de capturarle y salvar a su gemelo de nuestra realidad. Pero Yulaw ya es una imparable máquina de matar, dispuesto a sembrar el caos y la destrucción a su paso para lograr su propósito. Sólo su doble de este Universo, el honesto policía Gabe, tiene alguna posibilidad de detenerle.
Hasta aquí, el argumento, que, como puede apreciarse, no es gran cosa. Pero tampoco hacía falta más. Es una cinta de acción y punto. La fundamentación narrativa de la historia no da para más, ya que lo único que se buscaba era una mínima excusa argumental para encadenar en pantalla una serie de espectaculares combates entre el héroe y el villano. Visualmente hablando, estamos ante un film impecable. Los efectos especiales parecen inspirados en los empleados en THE MATRIX. El efecto de la duplicidad del personaje, cuando se enfrenta consigo mismo en pantalla, está magistralmente realizado, y los decorados futuristas del universo de Yulaw, aunque no son nada del otro mundo, cumplen perfectamente con su función.
En un film como este no hay que buscar grandes interpretaciones. Las caracterizaciones de los personajes resultan planas, estereotipadas si se quiere, pero correctas. El reparto está formado por un plantel de actores buenos, pero no demasiado conocidos, a excepción de Li.
La teoría del Multiverso, tal como la explican en la película, hasta parece creíble. Pero basta meditar un poquito para darse cuenta de que se trata de un disparate del volumen de la Gran Pirámide. Aunque no puede negarse que, como excusa seudocientífica, tiene cierta gracia.
Seguramente, EL ÚNICO no pasará a la historia del cine, puede que ni siquiera a la del buen cine de acción, por no hablar del de ciencia-ficción. Pero no puede negarse que estamos ante una de las producciones más endiabladamente entretenidas de los últimos años. ¿Para qué pedir más? Después de todo, cuando nos apetezca ver algo más serio, siempre tendremos V o SOLARIS, ¿verdad?