SATURNO 3 es una de esas películas que en su momento fueron destrozadas por la crítica. Hubo quien la calificó como la peor película de ciencia-ficción filmada hasta la fecha. Lo cierto es que esta cinta no es nada del otro mundo, pero tampoco merecía que los críticos se ensañaran con ella como lo hicieron. Se trata, simplemente, de una película más surgida a la sombra del éxito de STAR WARS, en una época en la que los filmes ambientados en el espacio gozaron de un extraordinario auge.
En el subsuelo de Titán, una luna de Saturno, se encuentra una estación de experimentación hidropónica en la que viven dos científicos, Adam y Alex, dedicados al desarrollo de nuevas formas de producción de alimentos para una Tierra que a agotado sus recursos naturales. La pareja lleva mucho tiempo sola en Titán y, a pesar de la notable diferencia de edad entre ambos, mantienen una satisfactoria relación amorosa. Viven aislados en su pequeño mundo privado, sin recibir visitantes y comunicándose con el exterior sólo muy de vez en cuando y a través de la radio. Pero un día llega hasta allí el capitán James, un asesino psicópata que ha robado un modelo experimental de robot. Una vez ensamblado el monstruoso artefacto, James lo utilizará para controlar la estación Saturno 3 y a sus dos únicos ocupantes. Sexualmente atraído por Alex, intentará apartarla de Adam. Héctor, el robot, posee un cerebro orgánico que va asimilando rápidamente los conocimientos que le inculca James, entre ellos la malsana pasión que siente por Alex. Muy pronto Héctor adquiere conciencia propia, mata a James y se hace con el control de Saturno 3, convirtiendo a la pareja de humanos literalmente en sus esclavos.
SATURNO 3 aborda uno de los temas más recurrentes de la ciencia-ficción: la rebelión de la máquina contra el hombre. Uno de los aspectos más interesantes de la película es el cerebro que se le implanta al robot, y que convierte a éste en un verdadero ciborg, aunque de una clase muy especial. El cerebro en cuestión es completamente humano, tejido cerebral puro aunque virgen, es decir, vacío, sin conocimientos, sin recuerdos, nada. James se refiere a este cerebro, creado sin duda mediante ingeniería genética, como humano no nacido. Un cerebro que sólo espera que lo programen adecuadamente. Y así lo hace James, traspasándole también en el proceso parte de su psicopática personalidad, lo que convertirá al robot en un verdadero demente cibernético, por decirlo de algún modo.
La idea de un robot dotado de cerebro orgánico es realmente muy original, y una variante de la misma sería utilizada incluso en STAR TREK. En efecto, en VOYAGER, los procesadores isolineales ópticos de la computadora central de la nave han sido sustituidos por una red bio-neural, unas bolsas especiales de gel que contienen material biológico, prácticamente neuronas artificiales, que permiten acelerar extraordinariamente la velocidad de procesamiento de datos.
Lo más curioso de SATURNO 3 es su director, Stanley Donen, uno de los grandes realizadores del Hollywood clásico, que alcanzó la fama con un musical, CANTANDO BAJO LA LLUVIA. Nada en su carrera hacía presagiar que un día le daría por hacer una película de ciencia-ficción, pero aquí la tenemos, y si hemos de ser honestos, no lo hizo mal del todo.
En el momento de su estreno esta película contaba con un atractivo adicional, que sin duda atrajo a los cines a muchos espectadores no precisamente apasionados de la ciencia-ficción. Me refiero a su protagonista femenina, Farrah Fawcett, por aquel entonces famosísima protagonista de LOS ÁNGELES DE CHARLIE. Cuando se corrió la voz de que en este film mostraba sus encantos sin ningún recato, las colas ante las taquillas de los cines aumentaron exponencialmente. En realidad sólo enseña los senos durante un par de segundos, pero me imagino que para algunos eso justificaría suficientemente el coste de la entrada.
SATURNO 3 es una película entretenida, que no pasará a la historia del género por la originalidad de su argumento, pero que tampoco es tan mala como pretendieron en su día los críticos.