GEL AZUL
GEL AZUL Bernardo Fernández
Título original: ---
Año de publicación: 2006
Editorial: Ediciones Parnaso
Colección: Vórtice nº 7
Traducción: ---
Edición: 2006
Páginas: 214
ISBN:
Precio: 13,95 EUR

No es el cyberpunk un género que me agrade, sus cultivadores siempre han demostrado un desconcertante desconocimiento de la tecnología que describen, y en mi caso es pecado mortal. Empecé a trabajar con redes de datos en 1989, manteniéndolas y llegando a diagnosticar el estado de las líneas mirando simplemente el parpadeo de los leds de los módems. Por eso me siento tan incómodo con las descripciones irreales de las tripas de la red y de quienes las manejan.

En realidad no creo que la tecnología importe demasiado a los cultivadores del cyberpunk. Ven las redes más como una metáfora de la relación entre los desheredados y los núcleos de poder, y se valen de más metáforas aún para describir los asaltos de esos desheredados a las fortalezas llenas de dinero y conocimientos desde las que se maneja el mundo. Lamentablemente, esas metáforas, espectaculares y coloridas, tienen tanto que ver con la realidad de las redes como Windows con las tripas de los ordenadores, realidades que, con buen criterio, se abstraen para evitar que el usuario se complique demasiado la vida. Los ingenuos hackers que en estas historias se las ven con perros virtuales y virus de cien patas sucumbirían ante cualquier operador medianamente competente desde su consola.

La otra parte del cyberpunk, el retrato de lo más desesperanzado de la sociedad no hace nada que no hicieran ya en su día Dickens o el propio Defoe, e incluso Chandler, Hammett o Himes, autores a los que el cyberpunk debe más que a los antiutopistas por excelencia; Orwell y Huxley.

Así, GEL AZUL, el relato que abre y da título al libro, resulta demasiado disperso en intenciones, por un lado la típica y tópica investigación detectivesca que en su arranque resulta muy traída por los pelos, por otro las reglamentarias y canónicas referencias ciberpunk; abrumadoras demostraciones de poder de megacorporaciones más allá del entendimiento humano, implantes y enchufes por todos los lados, hackers adolescentes capaces de hazañas asombrosas, descripciones psicodélicas del interior de la red y, por supuesto, curtidos piratas informáticos comprando programas. En fin.

Si a esto se le añade un intento de dar vida propia a Crajales, el detective protagonista de la historia, se acaba con un relato en el que se cuentan muchas cosas pero finalmente no dice nada, aunque como moraleja final se aprende que no hay que enfrentarse a los malos listos, y que los malos tontos siempre pierden.

La narración es solvente, aunque conviene hacerse con un diccionario mexicanoDF-español/español-mexicanoDF para descifrar muchos diálogos. Bernardo Fernández, maneja un lenguaje pulido durante el relato que contrapone a los parlamentos radicalmente localistas de los personajes.

Muy distinto resulta EL ESTRUENDO DEL SILENCIO. Son dos relatos bien diferenciados contados de forma simultánea, uno empieza cientos de años después de que acabe el otro pero, no obstante, acaban por converger y ser todo uno. Esto, que parece una pirueta imposible, Bernardo Fernández lo consigue con sencillez y gran maestría. Por un lado, Koji Cuahutémoc Kobayashi, un excéntrico y todopoderoso multimillonario japonés de madre mexicana, desgrana los días que le quedan para su boda entre sus negocios, la poca relación verdaderamente humana que puede mantener y un proyecto megalómano que le convertirá en el primer ser humano en pisar otro mundo. Por otro, MaReL y el Señor , la una, inteligencia artificial de una nave que transporta el material genético necesario para poblar un nuevo mundo, el otro, el capitán robótico de la nave.

Más que la anécdota del viaje interestelar y las neurosis de unos y otros, Bef hace un crudo relato del poder total, de absoluto desprecio por la vida ajena y la soberbia inabarcable, que sin embargo, no hace más que esconder una soledad no menos absoluta y desoladora. Por otro lado, describe el despertar de la consciencia en un robot de grandes capacidades pero funciones limitadas. En ambos casos se muestra la soledad, el desconcierto ante lo desconocido y la impotencia de no poder manejar situaciones que han desbordado por completo la capacidad de sus protagonistas.

Cierra el volumen BAJO UN CIELO AJENO, un relato breve que se convierte en una amarga parábola sobre las miserias de la emigración. Como curiosidad, un venerable personaje secundario lo hace entroncar con EL ESTRUENDO DEL SILENCIO, donde ese mismo personaje no es precisamente un dechado de virtudes. Media década y la distancia entre la Tierra y Marte consiguen la transformación.

EL ESTRUENDO DEL SILENCIO hace de este libro un volumen recomendable, al que pese a lo dicho, GEL AZUL sirve de perfecto entremés.

© Francisco José Súñer Iglesias, (757 palabras) Créditos