Vaya por delante que iba predispuesto a favor de la película, ya que soy un gran admirador de Bryan Singer y me parecía que si un director podía salir airoso del reto de resucitar al Hombre de Acero en la gran pantalla, ese era él. Y de hecho, la película me ha gustado. Y mucho. Viéndola tienes la impresión de que en el estudio hayan reunido a los mayores frikis del personaje, les hayan dado un pastón, y les hubiesen dicho: Ahora haced vuestra película de Superman. Y eso se nota. Singer y su equipo son devotos del personaje y en concreto de las dos primeras películas, las rodadas por Richard Donner a finales de los setenta, a las que homenajean hasta la saciedad, desde la música de John Williams, los títulos de crédito iniciales, el actor elegido (casi un clon del difunto Christopher Reeve) continuas referencias en el guión o incluso la recuperación de imágenes y audios del difunto Marlon Brando como Jor-El, solo por citar varios ejemplos.
La película, de hecho, podría funcionar perfectamente como un SUPERMAN 3 dado que continúa directamente el argumento de la segunda película, y ese es precisamente uno de los handicaps que se le puede poner a la versión de Singer: es muy difícil que nadie mayor de 30 años tenga frescas en la mente las dos primeras entregas, por lo que quizás es demasiado pedirle a los nuevos espectadores que recuerden que al final de SUPERMAN 2 el personaje marchaba al espacio en busca de los restos de su destruido planeta; o que Lex Luthor conoce el emplazamiento de la Fortaleza de la Soledad de Superman porque estuvo en ella con el trío de villanos de la antedicha SUPERMAN 2. De todas formas, este es un detalle menor porque la película empieza con un pequeño texto introductorio para situar al respetable, y durante la primera media hora Singer nos ofrece pequeños flashbacks de la juventud del personaje para rellenar esos huecos (todos ellos siguiendo escrupulosamente la estética de los filmes de Donner)
Dije arriba que la película me gustó y me reafirmo. Como no soy crítico de cine, no voy a entrar en detalles de cámara, montaje, iluminación, etc. (eso se lo dejo a expertos como mi buen amigo Chus Parrado, y además la película me pareció perfecta en todos esos aspectos); Singer es un buen director que sabe como contar una historia. SUPERMAN RETURNS tiene una trama lineal, a veces pausada, otras veces frenética, pero siempre cautivadora. La primera mitad de la película, más introspectiva (aunque no faltan las consabidas escenas de acción, como el rescate del avión estratosférico) se centra en analizar las consecuencias del regreso del protagonista a un mundo que ha aprendido a vivir sin él tras cinco años de ausencia. Singer dedica aquí más atención al desarrollo e interacción de los personajes, especialmente el triángulo formado por Superman / Clark y Lois. La segunda mitad, más movida, se centra en las consecuencias del plan de Luthor y la lucha entre este y sus secuaces con el Hombre de Acero. No falta nada: un plan malvado que puede aniquilar medio mundo, kriptonita, Lois en peligro, el enfrentamiento personal entre Superman y Luthor, amén de varias vueltas de tuerca y sorpresas de guión. Kevin Spacey convence en su papel de villano, se nota que se divierte recreando al Luthor de Gene Hackman aunque su versión sea menos histriónica y mucho más siniestra.
Resumiendo, este SUPERMAN RETURNS convence porque está hecho con cariño y ganas de hacerlo bien, y eso se nota. Hay medios, se parte de un guión modélico en el que no falta ni sobra nada, los actores resultan convincentes en sus respectivos papeles (en especial Brandon Roth, que se enfrentaba al difícil reto de mantener el nivel de su predecesor) los efectos especiales están a la altura de las circunstancias, y mantiene el acertado equilibrio entre acción, humor, romance y espectacularidad como para hacerla atractiva para públicos de todas las edades. He oído por ahí que Singer y su equipo habían firmado para rodar dos entregas más si esta funcionaba en taquilla, y vistos los resultados hasta la fecha no cabe duda de que volveremos a disfrutar con nuevas películas del Hombre de Acero, lo cual será estupendo mientras Singer —o sus sucesores— sepan mantener el nivel de calidad de esta primera. Por un momento el director ha conseguido hacerme creer, como Donner hace casi 20 años, que un hombre puede volar y marcar la diferencia.
Después de varios, para algunos demasiados, años de espera y algunos hechos luctuosos como la muerte de Christopher Reeve, el actor que llevó Kal-El a la pantalla en las décadas de los setenta y ochenta, por fin tenemos una nueva versión de las aventuras del mayor héroe de la Humanidad, aquel que según la antigua leyenda defiende la libertad, la justicia y el sistema de vida americano: Superman.
Recogiendo el testigo llevado en su tiempo por Richard Donner y Richard Lester, directores respectivamente de SUPERMAN I y SUPERMAN II, Bryan Singer ha dirigido una excelente película, muy digna heredera de las dos primeras entregas de la serie setentera. Si no se habla de la tercera y la cuarta, es porque el director de X-MEN y X-MEN II parte de la premisa de que, desde el punto de vista de los personajes, no han existido jamás. Por lo tanto, después de derrotar a los tres criminales kryptonianos que escaparon de la zona fantasma, Superman (Brandon Routh) decide buscar sus orígenes y parte en busca de los restos de Krypton. Cuando vuelve a la Tierra, han pasado cinco años, durante los cuales han cambiado bastantes cosas, sobretodo que Lex Luthor (Kevin Spacey) está libre y Lois Lane (Kate Bosworth) tiene un hijo.
Todo esto ocurre en los primeros quince minutos de una película llena de homenajes a los films anteriores y a los muchos cómics dedicados al personaje. Los dos más obvios son que se dice que el Clark Kent de Routh es un clon del de Reeve, y que una de las muchas fotos que se hacen al Hombre de Acero es una clara referencia a la portada del primer tebeo de Superman, dibujado por Joe Schuster en el lejano 1938.
También están las muchas referencias al cómic que se está publicando actualmente, como el hecho de que los poderes del superhéroe provienen del Sol, debiendo exponerse a sus efectos al quedar debilitado para recuperar las fuerzas, algunas claras menciones al ciclo de La Muerte de Superman o que Lex Luthor, a diferencia de sus compinches, va siempre implacablemente vestido.
Luthor es el mejor personaje de todos. Aparece muchas veces y siempre que lo hace, domina totalmente la pantalla, por lo que se llega a dudar de si el verdadero protagonista es él, en lugar de Superman. Spacey lo tenía difícil para situarse al nivel de Gene Hackman, su antecesor en el papel, pero lo consigue plenamente. De hecho, es difícil decidir cual es mejor de los dos.
De los demás secundarios, no puede olvidarse a la conocida Eva Marie Saint, que interpreta a la madre viuda de Clark, Martha Kent. Aunque breves, sus dos apariciones son importantes para la historia y el oficio de la veterana actriz se hace patente. Por supuesto, no podían faltar los compañeros inseparables de superhéroe, el editor del Daily Planet Perry White (Frank Langela) y el fotógrafo Jimmy Olsen (Sam Huntington) Ambos hacen un papel correcto, sobre todo el segundo, que muestra una verdadera adoración por Kent. Pero al aparecer relativamente poco, su personalidad no puede desarrollarse y son muy planos.
El personaje estelar femenino, Lane, es la típica periodista que sigue siempre su instinto, aunque eso suponga desobedecer órdenes expresas, y que siempre tiene una pregunta en sus labios. De hecho, en un momento bastante divertido, una respuesta seca le hace darse cuenta de que se ha excedido y se calla con cierta expresión de culpabilidad. En resumen, que el personaje se asemeja al de los tebeos.
Tiene cosas previsibles, como la evolución de sus sentimientos respecto a Superman. Pero también hay verdaderas sorpresas, como la muerte de varios de los esbirros de Luthor. Aunque más desalmados que los ayudantes de Gene Hackman, al fin y al cabo nuestro mundo es más violento que el de los 80, el hecho es que se ha roto el tabú de que todos los enemigos del Hombre de Acero acaban en la cárcel.
Se ha comentado que el Kent de Routh es muy similar al de Reeve. Pero no ocurre lo mismo con Superman. Así, y aunque hay numerosas escenas de acción, como su primera aparición, que recuerda poderosamente a su equivalente del cómic de los noventa, la historia se fundamenta principalmente entre la relación de Superman y Lois, con los esfuerzos del primero para acomodarse al hecho de que su enamorada ha rehecho su vida sin él, con una pareja estable y un hijo. De todas formas, no faltan el inevitable paseo aereo y la entrevista en exclusiva. Pero el triángulo sentimental entre ellos y Richard White (James Marsden) actual novio de Lois, sobrino de Perry White y empleado del periódico, no se resuelve. Si no fuera así, pocos alicientes tendría la segunda parte de la proyectada trilogía de la que esta película es sólo la primera entrega.
Se detectan a lo largo de la historia varias cosas que llaman la atención sobre el superhéroe. Así, no deja de ser curiosa la facilidad con la que se acopla a los cambios ocurridos en el Mundo durante su ausencia. Con sólo unas horas mirando las noticias y lo que le explican al volver al periódico, ya es suficiente. También es digno de reseñar el que nadie se fije en que Kent y su alter ego se fueron y volvieron prácticamente al unísono. Pero esto tampoco es tan raro, ya que podría achacarse a su excelente disfraz que desvía todas las sospechas. Sólo un niño se acerca a la verdad.
Uno de los errores más garrafales de la película es que en cierto momento, el Hombre de Acero está en órbita con la capa ondeando. Queda muy bien, pero en el espacio no hay aire. Así que tendría que caer flácida. Otras cosas que chirrían son un considerable desprecio del movimiento de las placas tectónicas, que el choque del ¿meteorito? que transporta a Superman en su vuelta a la Tierra no sea investigado por nadie y sobretodo que Jason White (Tristan Lake Leabu) el hijo de Lois Lane, la acompañe a bordo de cierto yate en lugar de quedarse en el coche, como sería lo lógico. En fin, se aceptan por exigencias del guión.
No hay mucho que comentar respecto a los efectos especiales, ya que se limitan a recrear los poderes del superhéroe, con especial mención de su vista calorífica, la Fortaleza de la Soledad, donde aparece brevemente Jor-El (el difunto Marlon Brando) y poco más. Están allí, pero sólo para dar más énfasis a la acción, sin que la historia dependa de ellos.
Como anécdota curiosa, hay que destacar la gran presencia de publicidad encubierta, las marcas de los aparatos utilizados son bien visibles. Dos claros ejemplos son la cámara fotográfica de Jimmy y los vagones de una gran maqueta ferroviaria, que despierta la admiración de cualquier aficionado.
Finalmente, y como resumen, se puede decir que estamos ante una buena película con algunos toques de comedia, pero sin exagerar a un nivel parecido al de SUPERMAN II. En lo que se diferencia de todas sus predecesoras es en su final totalmente abierto. Tendremos que esperar a que se haga la segunda parte para saber como se desarrollan las diversas líneas argumentales, todas ellas con muchas potencialidades.