Vaya por delante que no soy persona dada a leer revistas, páginas web u otras publicaciones, ya sean electrónicas o en papel, relativas a la ciencia-ficción. De hecho, el descubrimiento de esta web en la que colaboro se produjo por casualidad; afortunada, debo añadir. Es por ello que no estoy al tanto de politiqueos editoriales, guerras de copyrights o zancadillas diversas, que me constan que tienen lugar en el mundo de los libros como en cualquier otra actividad del mundo moderno.
¿Y esto a qué viene...? os preguntaréis. Pues viene a que no comprendo por qué puñetas la tercera parte de la trilogía Mundos, de Joe Haldeman, titulada concretamente WORLDS ENOUGH AND TIME y publicada ¡en 1992! aun no ha sido traducida al castellano. Comprendo que para gustos están los colores y Haldeman no tiene por qué agradar a todo los lectores de ciencia-ficción, pero estaréis de acuerdo conmigo en que es un escritor interesante e incluso comercialmente atractivo. Por mi parte, lo considero entre los tres o cuatro mejores autores de los últimos treinta años, y no por uno, sino por varios motivos:
Amenidad. El primer mandamiento (a mi entender) de cualquier relato, ya sea de ciencia-ficción o de cirugía cardiovascular. Todas las novelas de Haldeman que he leído —y son unas cuantas— me han atrapado desde las primeras páginas, hasta el punto de sacrificar horas de sueño para terminar de leerlas lo antes posible. Por esta misma causa, todas ellas han sido releídas media docena de veces en los últimos veinte años. Es una apuesta segura. Me pasa como cuando voy a comer a un restaurante que no conozco: pido solomillo y ahí no me equivoco.
Con los relatos cortos, en cambio, no me sucede lo mismo. Se ve que el señor Haldeman es escritor de largo recorrido.
Compromiso. Es un autor que toma partido. Sus novelas son claramente antimilitaristas (con el tiempo me enteré de que era veterano distinguido de Vietnam) anti-stablishment y anti-casi todo. Critica al ejército y a sus capitostes, pero defiende con vehemencia a sus miembros, tanto más cuanto más bajo sea su puesto en el escalafón. Para él, no hay vínculo más fuerte que el que une a las mujeres y hombres que se juegan la vida a diario, codo con codo; ni dios, ni patria, ni familia: sólo los compañeros de batalla.
Imaginación. Hay autores que de un fenómeno determinado (el descubrimiento de una especie extraterrestre, por ejemplo) escriben docenas y docenas de páginas, analizándolo desde varios puntos de vista y volviendo atrás, en el curso de la narración, las veces que haga falta; basta leer algunas de las secuelas de DUNE, de HYPERION o incluso de PÓRTICO. Con Haldeman no ocurre eso; en una página está describiéndonos una raza de herbívoros de tres patas con enormes poderes telepáticos y en la siguiente nos explica con todo detalle las armas ofensivas de los taurinos.
Homogeneidad. Todas las novelas de Haldeman mantienen, aproximadamente claro, un nivel literario similar. Al contrario que otros autores (¿quién ha dicho Heinlein o Scott Card?) sus obras gustarán o no, pero lo harán todas o ninguna; no es autor del que gusten unas novelas sí y otras no.
Personalidad. No se le puede encajar en un estilo definido. Ni cultiva el space opera, ni es hard boiled, ni un crítico social ... al cien por cien. Sin embargo, en sus creaciones aparecen detalles de todos estos subgéneros y algunos más, lo que le confiere un estilo personal e inconfundible que sus admiradores valoramos con entusiasmo.
Centrémonos ya en las novelas que componen la Trilogía de los Mundos: MUNDOS, MUNDOS APARTE y la ya mencionada WORLDS ENOUGH AND TIME.
MUNDOS nos retrata un futuro cercano, siglo XXI, (no olvidemos que fue escrita en 1981) en el que los habitantes de una superpoblada Tierra no han tenido más remedio que expandirse hacia el espacio exterior. Los más de cuarenta mundos existentes son muy diferentes. Algunos son meros laboratorios espaciales; otros, como Nueva Nueva York, albergan más de 250.000 habitantes. Unos son políticamente independientes, otros son fieles a sus países de procedencia e incluso el mundo de Devon es propiedad de una confesión religiosa neobaptista. Cada uno de ellos tiene leyes, costumbres y organización social diferentes, presentándose la paradoja de que lo que es delito en uno de ellos, es deseable socialmente en otro. Sin embargo, todos coinciden en una cosa: su dependencia económica del planeta Tierra. Unos más que otros, como es natural. Nueva Nueva York, por ejemplo, está construida en un asteroide compuesto de ferroníquel puro, por lo que es el mayor productor de acero de la galaxia, y podría soportar casi indefinidamente un embargo; la mayoría de los demás no aguantarían ni un par de meses.
En este ambiente se desarrolla la vida de Marianne O’Hara, una brillante estudiante de Nueva Nueva York, aficionada a tocar el clarinete, vitalista, inocente hasta la candidez, apasionada, enamoradiza y... espía, aunque no sabe bien de qué potencia u organización. Agraciada con una beca de un año de duración para asistir a una serie de cursos y viajes por la Tierra (oportunidad reservada a muy pocos) O’Hara nos hace de cicerone en un planeta superpoblado, que intenta mantener el orden sin conseguirlo y en el que los lobbies son los que realmente dirigen el cotarro.
El descubrimiento de un yacimiento de condrita carbonosa en un lugar tan accesible como la Luna, pone al mundo de Devon, como propietario del satélite, y a Nueva Nueva York, como descubridor, en una situación de práctica independencia de la Tierra. La reacción no se hace esperar y Aceros de América convoca un referéndum que acaba en un bloqueo total de los Mundos.
O’Hara queda atrapada en la Tierra, con la única ayuda del marmota (nombre con el que los ciudadanos de los Mundos designan a los terrestres) Jeff Hawkings que, afortunadamente para ella, es agente del FBI.
Y como me estoy extendiendo demasiado, dejaré para otro momento el comentario de MUNDOS APARTE.
P. S.: Quiero puntualizar que los volúmenes que componen la trilogía son independientes unos de otros. O sea, que (al menos los dos primeros) tienen su principio y su final perfectamente establecidos.
Locución de Francisco José Súñer Iglesias
Producido por Francisco José Súñer Iglesias para el Sitio de Ciencia-Ficción
Fondo musical: Impresionist 1 (Rub a Dub Mix) de Thought Pyramid
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