Borges fantástico, 9
Obras. EL INFORME DE BRODIE
por Raúl Alejandro López Nevado
EL INFORME DE BRODIE
EL INFORME DE BRODIE

Los últimos relatos de Kipling fueron no menos laberínticos y angustiosos que los de Kafka o los de James, a los que sin duda superan; pero en 1885, en Lahore, había emprendido una serie de cuentos breves, escritos de manera directa, que reuniría en 1890. No pocos (IN THE HOUSE OF SUDDHOO, BEYOND THE PALE, THE GATE OF THE HUNDRED SORROWS) son lacónicas obras maestras; alguna vez pensé que lo que ha concebido y ejecutado un muchacho genial puede ser imitado sin inmodestia por un hombre en los lindes de la vejez, que conoce el oficio.

Borges es un maestro de la pluma y, por tanto, es incapaz de hacer una mala letra; sin embargo, he de reconocer que estos cuentos crueles, a la manera de Horacio Quiroga en buena medida, son probablemente la parte de su producción con la que me siento menos afín.

LA INTRUSA

En el duro suburbio, un hombre no decía, ni se decía, que una mujer pudiera importarle, más allá del deseo y la posesión, pero los dos estaban enamorados. Esto, de algún modo, los humillaba

Una de las historias más crueles que haya escrito Borges.

EL INDIGNO

Como todos los jóvenes, yo trataba de ser como los demás. Me había puesto Santiago para escamotear el Jacobo, pero quedaba el Fischbein. Todos nos parecemos a la imagen que tienen de nosotros. Yo sentía el desprecio de la gente y yo me despreciaba también

La historia de un judío argentino y su choque con el mundo de los malevos bonaerenses, con un final inesperado.

HISTORIA DE ROSENDO JUÁREZ

A uno le suceden las cosas y uno las va entendiendo con los años. Lo que me pasó aquella noche venía de lejos

En este relato, Borges nos vuelve a explicar lo sucedido en Hombre de la esquina rosada pero desde una perspectiva distinta.

EL ENCUENTRO

Yo había previsto la pelea como un caos de acero, pero pude seguirla, o casi seguirla, como si fuera un ajedrez

Creo que en este relato logra uno de los mejores equilibrios del libro entre la parte gauchesca, violenta y cuchillera, y la meditativa parte fantástica.

JUAN MURAÑA

Durante años he repetido que me he criado en Palermo. Se trata, ahora lo sé, de un mero alarde literario; el hecho es que me crié del otro lado de una larga verja de lanzas, en una casa con jardín y con la biblioteca de mi padre y de mis abuelos. Palermo del cuchillo y de la guitarra andaba (me aseguran) por las esquinas; en 1930, consagré un estudio a Carriego, nuestro vecino cantor y exaltador de los arrabales

Vuelve al tema de los cuchilleros, pero mezclándolo con un elemento que podríamos calificar de pseudosobrenatural. Resulta sumamente interesante esta confesión que hace al iniciar el relato. Pese a toda su pasión por los gauchos, para él, estos hombres son sólo personajes librescos.

LA SEÑORA MAYOR

En lugar de la Pascua y del Día de Reyes había aceptado la Navidad, así como el té en vez del mate. Las palabras protestante, judío, masón, hereje y ateo eran, para ella, sinónimas y no querían decir nada. Mientras pudo no hablaba de españoles sino de godos, como lo habían hecho sus padres

Esta señora anciana, con su tranquilidad y lento hundirse en la muerte, es el perfecto contrapunto para las lanzas y la sangre de la violenta batalla de Cerro Alto en Perú.

EL DUELO

Todos pensamos que el azar nos ha deparado un ámbito mezquino y que los otros son mejores. El culto de los gauchos y el Beatus ille son nostalgias urbanas; Clara Glencairn y Marta, hartas de las rutinas del ocio, codiciaban el mundo de los artistas, gente que había dedicado su vida a la creación de cosas bellas. Presumo que en el cielo los Bienaventurados opinan que las ventajas de ese establecimiento han sido exageradas por los teólogos que nunca estuvieron ahí. Acaso en el infierno los réprobos no son siempre infelices

Este primer duelo es suave y tranquilo, una excusa para meditar sobre la vida de dos señoras que no tienen otra cosa que hacer.

EL OTRO DUELO

Dormir a la intemperie, sobre el recado, era algo a lo que ya estaban hechos; matar hombres no le costaba mucho a la mano que tenía el hábito de matar animales. La falta de imaginación los libró del miedo y de la lástima, aunque el primero los tocó alguna vez, al iniciar las cargas

Una guerra, inútil, como todas las guerras.

GUAYAQUIL

(...) doctor Zimmermann. Trátase, como tal vez lo sepa el lector, de un historiógrafo extranjero, arrojado de su país por el Tercer Reich y ahora ciudadano argentino

Mezcla de fantasía y realidad, donde el propio Borges juega consigo mismo como un personaje. Curiosamente, aún y haber sólo dos personajes en escena, el suyo no será el que resalte, sino el de Zimmerman.

EL EVANGELIO SEGÚN MARCOS

El jueves a la noche lo recordó un golpecito suave en la puerta que, por las dudas, él siempre cerraba con llave. Se levantó y abrió: era la muchacha. En la oscuridad no la vio, pero por los pasos notó que estaba descalza y después, en el lecho, que había venido desde el fondo, desnuda. No lo abrazó, no dijo una sola palabra; se tendió junto a él y estaba temblando. Era la primera vez que conocía a un hombre. Cuando se fue, no le dio un beso; Espinosa pensó que ni siquiera sabía cómo se llamaba. Urgido por una íntima razón que no trató de averiguar, juró que en Buenos Aires no le contaría a nadie esa historia

La estupefacción del hombre de ciudad europeo, del Buenos Aires de principios de mil novecientos veintiocho, ante un grupo de gente, que, aunque venida de Inverness, se había cruzado con indios, y había perdido el inglés e incluso las letras; pero no la rígida moral de Calvino.

EL INFORME DE BRODIE

Escribo ahora en Glasgow. He referido mi estadía entre los Yahoos, pero no su horror esencial, que nunca me deja del todo y que me visita en los sueños. En la calle creo que me cercan aún. Los Yahoos, bien lo sé, son un pueblo bárbaro, quizá el más bárbaro del orbe, pero sería una injusticia olvidar ciertos rasgos que los redimen

Un antropólogo escocés viaja a la profunda África, y allí conoce, o se encuentra con un grupo de humanos que quizá están más cerca de los brutos que de los hombres, y que le inspiran auténtico horror por sus prácticas salvajes (cuando consideran que un niño tiene el estigma que lo señala como nuevo rey, le queman los ojos, y le cortan las manos y los pies para que el mundo no lo distraiga de su sabiduría); pero por los que, en última instancia, siente compasión.

© Raúl Alejandro López Nevado,
(1.102 palabras) Créditos