7ª FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO
Que hubo de nuevo... y de siempre
por Daniel Salvo

Hablar de ferias del libro en Perú es lo mismo que hablar de las ferias del libro que se realizan en la ciudad de Lima, y dudo que esa situación cambie en el corto o mediano plazo. El asfixiante centralismo limeño es y será una constante en nuestra república durante buen tiempo todavía. Todo esto dicho sin desmerecer el esfuerzo y el coraje que implica, en un país como el nuestro, dedicarse a la venta de bienes tan poco deseados como son los libros. Así que, vayan nuestras felicitaciones a los organizadores y participantes de la 7 feria internacional del libro, esperando que la siguiente feria pueda realizarse en otro lugar del país.

En efecto, es en la ciudad de Lima donde se concentran casi todas las librerías del Perú. Habrá una que otra en Trujillo, Arequipa, Cusco o Huancayo, pero eso es todo. Y esta situación se hace más evidente cuando se realizan las ferias del libro: si hay quince librerías y cinco distribuidoras, pues ese es el límite de stands o puestos de venta. El resto lo componen editoriales universitarias o educativas, así como ONGs o instituciones como el Banco Central de Reserva. En el caso de la feria internacional, se cuenta también con representantes de otros países, tanto para venta de libros como para su difusión.

Cabe destacar el hecho de que durante ésta última feria internacional se haya recolectado firmas a favor de la promulgación de la Ley del Libro (la cual, en esencia, consiste en exonerar al libro de tributos y gravámenes que lo encarecen y dificultan su circulación). Es lamentable constatar que nuestro ex ministro de economía y finanzas, Pedro Pablo Kuczynzky, haya observado (es decir, rechazado) el proyecto de Ley del Libro presentado por el Congreso, aduciendo que no puede haber exoneraciones para ningún sector. Me pregunto: ¿los libros (su producción, edición, venta) son equiparables a productos como el whisky etiqueta azul, los yates de recreo o los cigarrillos, para ser castigados con el mismo trato? ¿Acaso en la actualidad la población peruana lee o compra libros en masa, de manera tal que exonerarlos de impuestos lleve a la quiebra al Estado? Lo dudo mucho, puesto que la cantidad que se recauda por concepto de impuestos a la industria editorial y venta de libros asciende a la ridícula cifra de U$ 900.000 (novecientos mil dólares)

Desengañémonos, amigos: poca gente lee en la actualidad (los políticos, menos que nadie), y una rebaja sustancial en el precio de los libros no hará que aumenten los índices de lectoría (según Marco Aurelio Denegri, también puede decirse lectorado) de la población. Si la gente no lee, es en parte por que prefiere gastar su dinero en otras cosas (es lo que argumentan los kuczyncistas). Entonces, la Ley del Libro así planteada solo favorecería a un grupo ínfimo de lectores, y no puede haber excepciones.

Quien entiende al ex ministro de economía y finanzas y a sus ayayeros. Si lo dicho líneas arriba es verdad, entonces la Ley del Libro no afectaría en nada a la economía. Sin embargo, se la observa, simplemente por que no se puede salir de una aplicación maximalista de la doctrina del libre mercado y esas cosas. Es decir, así es la doctrina neoliberal, y así debe aplicarse. Mas papista, ni el Papa. Si bien esta es una página web de ciencia-ficción y no de política, como lector considero un deber estar a favor de dicha Ley y explicar por qué. Esperemos que el nuevo ministro de economía y finanzas, Javier Silva Ruete, como amigo que es de Mario Vargas Llosa, opte por la opción correcta.

Y ahora, a lo nuestro, la ciencia-ficción.

Un recorrido por los stands de la feria me llevó a constatar que los títulos que se venden son los mismos desde hace buen tiempo. Casi todo Asimov (las Fundaciones, los Robots) y Frank Herbert (DUNA) en Plaza & Jané s, aunque cabe destacar la presencia de títulos de su reciente colección Mundos imaginarios, los cuales han sido comentados en Quinta Dimensión (http://quintadimension.com/cifi/mundos.shtml y http://quintadimension.com/cuasar, ver artículo La segunda media docena). La editorial Minotauro sigue ocupando un sitial de honor como editorial especializada en ciencia-ficción y fantasía, y es una lástima que por el desconocimiento de su obra y aporte a la literatura el público (incluso el aficionado a la ciencia-ficción) no disfrute las obras de Ángela Carter, Ursula K. Le Guin y otros. Su producto estrella sigue siendo la obra de J.R.R. Tolkien (actualmente, tanto o más pirateado que Vargas Llosa, Bryce Echenique o Bayly) EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. Por ahí se podían ver algunos ejemplares de bolsillo de Ediciones B, tales como HOMO PLUS de Frederick Pohl, MAESTRO CANTOR de Orson Scott Card y LOS OJOS DE HEISENBERG de Frank Herbert. En formato BBC (es decir, bueno, bonito y caro) Ediciones B tenía por ahí LA COSTA DEL INFINITO y POR NO MENCIONAR AL PERRO de Connie Willis.

Sin embargo, una mirada un poco mas calmada me permitió ver otras cosas, todas de signo positivo.

La primera, el muy destacable esfuerzo de Ibero Librerías (con tres locales en Lima y ¡uno en Huancayo!) por vender ciencia-ficción. Hoy por hoy, puede decirse sin lugar a dudas que es la única librería del Perú con una buena selección de libros de ciencia-ficción y fantasía, especialmente de las editoriales Minotauro y Plaza & Janés. Es mas: parece ser (crucemos los dedos) que en el próximo lote de libros que van a importar, van a llegar libros editados por otras editoriales y títulos mas recientes. Mientras tanto, aprovechen y dense una vuelta por sus locales. Su stand en la feria era el mejor surtido en ciencia-ficción.

La segunda, el stand del país invitado de honor, España. Como quien no quiere la cosa, entré y me puse a curiosear, y encontré como muestra hasta 4 libros de ciencia-ficción, específicamente, de la colección Solaris de la editorial La Factoría de Ideas. La encuadernación era excelente, y estaba incluido un libro que va camino a convertirse en un clásico: LA ESTACIÓN DE LA CALLE PERDIDO, de China Mieville. Si creen que exagero, pues busquen información en internet. Creo que es algo muy meritorio que un país como España haya elegido, entre otras, una editorial especializada en libros de ciencia-ficción, fantasía y terror, como muestra representativa de su industria gráfica. Ahora, esperemos que algún librero sagaz se decida a entrar en contacto con la editorial y nos traiga tan suculenta presa.

La última, y no menos importante: constatar que la gente COMPRA libros de ciencia-ficción. Tanto como de los consagrados Vargas Llosa, Bryce Echenique o García Márquez. Yo lo he visto, yo estuve ahí. Y eso me llenó de esperanzas, esperanzas en una nueva generación de lectores, y de escritores, que se arriesguen por un género que deje atrás al callejón sin salida que parece ser la literatura peruana, oscilando casi siempre entre la denuncia social (que feo y corrupto es el Perú, voy a escribir una novela donde salga toda esa cochinada) y el malditismo elitista (me drogué en Francia, Alemania y Mónaco, sueño en catalán y orino en griego. Eso es mi novela. Si no les gusta, es que son gente común y silvestre). Por no hablar de los que diferencian entre novelas de Lima y novelas de provincias. ¿Alguien los lee? Eso si sería de ciencia-ficción.

© Daniel Salvo, (1.244 palabras) Créditos
Publicado originalmente en Ciencia Ficción Perú el 1 de julio de 2002