Por lo común, las antologías recopiladas por Isaac Asimov siempre van acompañadas de introducciones autobiográficas. Sin importar si el cuento era propio o de otro escritor, el buen Doctor, pasaba a contar las circunstancias de su vida justo cuando leyó tal relato.
En esta antología, con cuentos leídos por Asimov a los 11 años y releídos y seleccionados en su madurez, nos encontramos con un documento sumamente valioso para entender cuáles eran las ideas imperantes antes del periodo conocido como La Edad de Oro. Relatos y novelas cortas que hicieron época a principios de la década de los años 30.
Vemos así que este gran escritor tenía muy buen gusto a la hora de escoger lo mejor de lo mejor. Narraciones llenas de acción, aunque con poca base científica como para llamarla ciencia-ficción hard, siendo así que lo más representativo de aquellos relatos clásicos era que buscaban muchas aventuras y pocas explicaciones científicas.
Esta antología cuenta con los siguientes relatos:
EL HOMBRE QUE EVOLUCIONÓ (THE MAN WHO EVOLVED, 1931), de Edmond Hamilton. Un científico consigue inventar una máquina que permite concentrar los rayos cósmicos a tal grado, que puede exponerse a éstos para conseguir el siguiente estadio evolutivo del Homo Sapiens. Al final, el estado más evolucionado del hombre, un cerebro gigantesco con súper inteligencia, buscando aún más perfección, recibe nuevamente radiación concentrada para pasar al siguiente estadio evolutivo...
EL SATÉLITE JAMESON (THE JAMESON SATELLITE, 1931), de Neil R. Jones. Un hombre busca la inmortalidad (por lo menos corporal), y se fabrica su propio ataúd espacial para cuando muera. Al final de su vida, es colocado en su tumba espacial y puesto en órbita alrededor de la Tierra. Cuando pasan millones de años, con la humanidad desaparecida, es encontrado por una raza de seres que han conseguido la inmortalidad y que almacenan sus cerebros en cuerpos robóticos. Cuando Jameson es colocado en uno de estos armatostes y es regresado a la vida, descubre que su especie está extinta y que tiene que tomar una decisión: unirse a su especie extinta arrojándose a un acantilado, o acompañar a esos extraños seres a conocer todo el Universo.
SUBMICROSCÓPICO (SUBMICROSCOPIC, 1931) del capitán S. P. Meek. Un hombre es reducido a un tamaño mucho menor que el de los átomos y descubre un mundo exótico y fantástico habitado por humanos salvajes. Entre aventuras en una selva idéntica al Amazonas, la narración es interesante, aunque por momentos algo tediosa. Al final nos quedamos con un continuará.
AWLO DE ULM (AWLO OF ULM, 1931), del capitán S. P. Meek. La continuación de SUBMICROSCÓPICO. Una novela corta en donde el personaje principal regresa al mundo pequeño para rescatar a la doncella secuestrada. Pero las cosas han cambiado. Ahora ese mundo primitivo es un mundo de corte futurista. No hay descanso en este relato: está lleno de acción y aventuras. Al final, una lucha entre el bueno y el malo, cada uno equipado con un súper traje con muchos brazos. Cada brazo lanza un rayo destructor y de color y capacidad distinta.
TETRAEDROS DEL ESPACIO (TETRAHEDRA OF SPACE, 1931), de P. Schuyler Miller. Un relato que empieza con una exquisita narrativa. Interesante y entretenido. En un ambiente amazónico, unas criaturas con forma de tetraedro llegan de Venus para establecerse en la Tierra. Tras reproducirse a velocidad supersónica, los humanos no pueden hacer nada para eliminarlos. Solamente, el elemento indispensable para la vida, el agua, parece ser el arma para combatir a esta plaga.
EL MUNDO DEL SOL ROJO (THE WORLD OF THE RED SUN, 1931), de Clifford D. Simak. El primer relato publicado de este magnífico escritor, aunque creo que el más flojo de esta antología. Una máquina del tiempo, creada por dos amigos, es programada para ir a algún lugar distante en el futuro. No obstante, el porvenir es oscuro, controlado por una fuerza maligna muy extraña. Un final triste, donde el dúo descubre que su gran aparato solamente viaja hacia el futuro y es imposible regresar a su época de origen. Una decepción, con un pueblo que deseaba que regresaran sus salvadores y que deja un recuerdo en el abismo del tiempo.
TUMITHAK DE LOS CORREDORES (TUMITHAK OF THE CORRIDORS, 1931) de Charles R. Tanner. Tal vez mi relato favorito de esta recopilación. Una nave tripulada viaja a Venus y entra en contacto con una raza de seres parecidos a arañas. Estos, llenos de avaricia, esclavizan a los visitantes y descifran el mecanismo de la nave espacial para fabricar cientos de estas y venir a la Tierra para realizar una conquista de escala mundial. Aunque los héroes consiguen escapar y regresar a su planeta de origen, se desata una terrible guerra con la victoria contundente de los venusinos. Los humanos supervivientes se refugian en un sistema de miles de túneles subterráneos y reorganizan sus vidas. No obstante, se llega a una etapa de salvajismo. Tumithak es un joven rebelde que trae esperanza a todas las hordas humanas cuando consigue llegar al exterior y traer la cabeza de un venusino. Un relato entretenido, con un continuará que fácilmente se infiere.
LA ERA DE LA LUNA (THE MOON ERA, 1931), de Jack Williamson. Un hombre regresa en el tiempo varios millones de años y descubre que la Luna fue en un tiempo un mundo lleno de vida. Un relato lleno de aventuras y peligros muy exóticos.
EL HOMBRE QUE DESPERTÓ (THE MAN WHO AWOKE, 1933), de Laurence Manning. Un hombre es congelado mediante un proceso criogénico y despierta en un futuro muy distante, habitado por seres humanos un poco distintos y en un estado similar al salvajismo. Un relato bastante flojo yo diría.
TUMITHAK EN SHAWM (TUMITHAK IN SHAWM, 1933), de Charles R. Tanner. La continuación de TUMITHAK DE LOS CORREDORES, escrita por pequeños episodios de una cuartilla y con grandes títulos que casi explican todo el miniepisodio. La rebelión humana se da desde las profundidades dirigida por un Tumithak aventurero pero temeroso. El final del relato: la conquista de un sector importante de la civilización venusina, con un nuevo continuará. No obstante, Tanner no era un escritor prolífico, y como cuenta Asimov, la tercera y última parte de esta historia sería escrita diez años después. El buen Isaac sencillamente no la leyó, decepcionado del final completamente predecible: los humanos vencen a los venusinos y recuperan la Tierra.
Locución de Francisco José Súñer Iglesias
Producido por Francisco José Súñer Iglesias para el Sitio de Ciencia-Ficción
Fondo musical: Little One de Fabric
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