PLANETA ROJO
PLANETA ROJO EE. UU., 2000
Título original: Red Planet
Dirección: Anthony Hoffman
Guión: Chuck Pfarrer y Jonathan Lemkin.
Producción: Mark Canton, Bruce Berman, Jorge Saralegui
Música: Graeme Revell
Fotografía: Peter Suschitzky
Duración: 106 min.
IMDb:
Reparto: Val Kilmer (Robby Gallagher); Carrie-Anne Moss (Kate Bowman); Benjamin Bratt (Ted Santen); Tom Sizemore (Quinn Burchenal); Simon Baker (Chip Pettengill); Terence Stamp (Bud Chantilas)

Sinopsis

A mediados del siglo XXI la Tierra está superpoblada y tiene graves problemas de contaminación. Debido a ello, la humanidad ha puesto sus ojos en Marte, el planeta rojo, que se espera convertir en una nueva Tierra mediante un costoso programa de terraformación. Misiones automatizadas han ido sembrando el cuarto planeta de algas mutadas para producir oxígeno. Pero al cabo de unos años, el nivel de oxígeno del planeta, que hasta entonces estaba aumentando lenta pero progresivamente, desciende de pronto de un modo alarmante. Para averiguar lo ocurrido y tomar las medidas oportunas, se envía la nave Mars-1, un extraordinario vehículo espacial de última generación, con una tripulación de élite. Cuando, tras varios meses de viaje, arriban a la órbita de Marte, se produce un accidente, provocado por una erupción solar, que obliga al grueso de la tripulación a descender sobre el planeta, mientras a bordo de la Mars-1 se queda la comandante Bowman, para tratar de solucionar las averías. Mientras tanto, tras un accidentado aterrizaje en Marte, que acaba costándole la vida al doctor Chantillas, el resto de la tripulación intenta sobrevivir en el hostil ambiente del planeta rojo.

Siempre he sentido debilidad por esas películas que, gozando de una buena factura técnica y artística, devinieron en fracasos de taquilla. PLANETA ROJO, ópera prima del director Antony Hoffman, es una de ellas. Con una inversión de 80 millones de dólares, el film recaudó menos de la mitad de esa cifra en salas comerciales, convirtiéndose en uno de los fiascos más sonados del año 2000. Y sin embargo, PLANETA ROJO parecía tenerlo todo para convertirse en un éxito: actores buenísimos, un guión perfecto y unos efectos especiales de última generación que hicieron de ella una de las cintas de ciencia-ficción más espectaculares y realistas de aquellos años. Pero, contra todo pronóstico, el film fracasó. ¿Por qué?

Bien, tal como yo lo veo, a la cinta de Hoffman no puede ponérsele un pero. La he visto cuatro veces hasta la fecha, y puedo afirmar que es una de mis películas preferidas. Todo en ella está bien traído, y sin duda se trata de un film más que digno. Hoffman pretendía hacer buena ciencia-ficción fílmica, y ese fue el problema. En la cinematografía actual parece haberse impuesto por decreto el esquematismo más ramplón, cuyo objetivo es contentar a la inmensa mayoría de los espectadores, formada sobre todo por jovenzuelos que asocian la ciencia-ficción con batallitas espaciales, al estilo de Star Wars, y con héroes estereotipados. Este tipo de público, aparte de tener una idea muy incompleta de lo que es nuestro género, tan sólo busca acción y trucajes a porrillo, y huye como de la peste de cualquier cosa que invite a la reflexión. Está claro que el cine es, ante todo, un negocio, y que las productoras están para hacer dinero. Pero la profusión de películas para adolescentes con el electroencefalograma plano está causando un daño irreparable a la ciencia-ficción cinematográfica en particular, y a la industria del cine en general. En este sentido, cabe recordar las sensatas palabras de ese gran actor y director que es Clint Eastwood: Veinte millones de comedores de palomitas no van a decirme cómo debo hacer una película. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

x PLANETA ROJO trata temas muy candentes, como son la al parecer imparable explosión demográfica, que amenaza con desestabilizar el delicado equilibrio del ecosistema planetario, y la creciente contaminación. La cinta de Hoffman plantea la posibilidad de que la humanidad, o al menos una parte considerable de ella, se vea impelida a emigrar a otro mundo. Marte es la opción más plausible, y el espléndido guión aventura la posibilidad de terraformarlo. La película goza de unos elaboradísimos FX, aunque éstos no anulan la historia, sino que la complementan a las mil maravillas. Pero lo más destacado de PLANETA ROJO son sus personajes, nada maniqueos, cada uno con personalidad propia, y dotados todos ellos de una profundidad psicológica admirable. No son héroes de cartón-piedra, como la mayoría de los protagonistas de las space-operas, sino personas de carne y hueso, con las contradicciones que eso implica. Tampoco están inmersos en una aventura fantástica para salvar a la humanidad de una amenaza alienígena, como en INDEPENDENCE DAY (Ídem, Roland Emmerich, 1996) sino embarcados en una misión para tratar de ofrecerle a aquella un futuro alternativo, ante problemas mucho más graves y reales que una hipotética invasión extraterrestre. Ni Bowman ni Gallagher se parecen en nada a la princesa Leia y a Han Solo. La comandante Bowman, aunque coquetea abiertamente con Gallagher, es una profesional como la copa de un pino, una astronauta que ha hecho de su profesión el centro de su vida, que posee un gran sentido de la responsabilidad y está dispuesta a agotar todas las posibilidades antes que abandonar a su tripulación en el inhóspito planeta rojo. Por su parte, Gallagher no es un héroe estereotipado, que todo lo resuelve sin despeinarse y con una sonrisa en los labios. Es simpático y resuelto, pero en determinados momentos no puede evitar expresar sus dudas sobre el término de la misión, y sobre sus posibilidades de hacer frente a una situación que se le escapa de las manos.

Un personaje muy destacado es el del oficial científico Chantillas, que entabla una relación especial con Gallagher, al que aporta su filosófica visión de las cosas, pues, como él mismo confiesa, hace tiempo que llegó a la conclusión de que la fría y racional ciencia no puede explicarlo todo. Frente a él, se erige Burchenal, biólogo y genetista, un ateo convencido que no comparte en absoluto su punto de vista. Por último tenemos a Santen, un militar de una pieza, que cumple con su deber sin lamentarse por lo que no tiene arreglo, y a Pettengill. Este último oculta bajo su aparente entereza una pusilanimidad deplorable, que le lleva a provocar la muerte de Santen, que lo desprecia en cuanto la situación límite por la que pasan desvela su verdadero carácter. Como se puede apreciar, todos los personajes del film están bien definidos y actúan conforme a sus caracteres, lo que da a la historia una más que notable profundidad dramática.

Hay un último personaje que me resultó fascinante. Me refiero a AMEE (Autonomus Mapping Exploration of Evasion), un robot multifunción, que los expedicionarios pensaban utilizar como navegador de superficie en Marte. Debido a ciertas circunstancias, AMEE, que fue diseñado por la Marina como un explorador, pero también como una unidad de combate, se rebela contra Gallagher y los demás, convirtiéndose en una peligrosa amenaza para el grupo de humanos. AMEE es uno de los seres mecánicos más logrados del cine de ciencia-ficción de los últimos veinte años, y resulta mucho más convincente que ese trasunto de R2-D2 visto en EL DESPERTAR DE LA FUERZA.

Al igual que ocurre en Star Trek y su franquicia, donde las especies alienígenas son descritas hasta en sus aspectos más insignificantes, los insectos que Gallagher y Burchenal descubren en Marte resultan muy creíbles, ofreciendo una explicación coherente de lo que ocurre en el planeta, y revelándose como una posible solución para los problemas medioambientales de la Tierra.

En PLANETA ROJO se presenta una inteligente extrapolación de los conocimientos científicos que sobre Marte se tenían en el año 2000. La Mars-1 se asemeja bastante al tipo de navío espacial que, según la NASA, podría ser una realidad dentro de unas décadas. En el film aparece también el Mars Exploration Rover, la sonda exploradora transportada al cuarto planeta por la nave Mars Pathfinder en 1997, cuya vetusta radio permite a Gallagher comunicarse con Bowman. En cuanto a la sonda rusa Kosmos, que emplea Gallagher para regresar a la Mars-1, es ficticia.

Los efectos especiales son de antología. El incendio en gravedad cero fue recreado magistralmente, así como el planeta Marte visto desde su órbita. Las escenas de la superficie se rodaron en Nueva Gales del Sur y Australia meridional, siendo luego alteradas por medios informáticos. La forma en que desciende a la superficie marciana el módulo de desembarco, provisto de paracaídas y una serie de globos similares a airbags, procede también de unos estudios de la NASA sobre el hipotético viaje a Marte. Los trajes espaciales de los protagonistas están muy logrados, y cada uno de ellos incorpora un ordenador individual equipado con sintetizador de voz. En líneas generales, toda la tecnología que aparece en el film se basa en planteamientos plausibles, y al paso que vamos, es más que posible que parte de ella sea una realidad antes de lo que pensamos.

PLANETA ROJO no satisfizo al público mayoritario por razones obvias. La ciencia-ficción seria y realista no está hecha para determinados paladares. Pero es una excelente película que convenció a los que, como el que suscribe, buscamos en el cine algo más que simple entretenimiento.

© Antonio Quintana Carrandi, (1.479 palabras) Créditos

La historia cuenta las desventuras de la primera expedición tripulada a Marte, una expedición de la que depende la supervivencia misma de la humanidad y en la que un grupo de astronautas, comandados por Carrie-Anne Moss/Val Kilmer (cada uno por su lado) debe encontrar la manera de sobrevivir cuando todo (empezando por su propio equipo, en un guiño a 2001) se empeña en hacerlo imposible.

Aunque tenga momentos de gran belleza y un adecuado despliegue de efectos especiales, RED PLANET deja mucho que desear. Los caracteres no están bien desarrollados, el guión consiste en una colección de situaciones con poco o nada que ver las unas con las otras y la tensión narrativa se diluye por momentos.

Con todo la película se deja ver, claro que aquí tengo que aclarar que quizá sea porque las apariciones de Carrie-Anne Moss (mas bien ligerita de ropa) me mantuvieron despierto.

© Carlos Montes, (151 palabras) (Lista de la AEFCF) Créditos