EL PODER INVISIBLE
EL PODER INVISIBLE EE. UU., 1951
Título original: The Mob
Dirección: Robert Parrish
Guión: William Bowers sobre la novela de Ferguson Findley
Producción: Jerry Bresler para Columbia Pictures
Música: Morris Stoloff, George Duning
Fotografía: Joseph Walker
Duración: 87 min.
IMDb:
Reparto: Broderick Crawford (Johnny Damico); Betty Buehler (Mary Kieman); Richard Kiley (Tom Clancy); Otto Hulett (teniente Banks); Matt Crowley (Smoothie); Neville Brand (Gunner); Ernest Borgnine (Joe Castro); Walter Klavun (sargento Bennion); Jane Alexander (Doris Clancy); Ralph Dunke (comisario de policía); Jay Adler (Russell)

Sinopsis

Una noche de tormenta, Johnny Damico, detective de la policía, es testigo de un tiroteo con resultado de muerte de uno de los implicados. Damico detiene al superviviente, pero éste se identifica como policía, aprovechando al poco para escapar, ya que, en realidad, es el asesino. Damico queda en evidencia ante sus jefes, que lo suspenden de empleo y sueldo. Pero todo es un montaje de cara a la prensa, pues Damico es comisionado para actuar como infiltrado en una peligrosa organización criminal que controla los muelles de la ciudad.

Siempre he admirado profundamente a Broderick Crawford, un actor versátil como pocos, capaz de insuflar fuerza y credibilidad a cualquier personaje que le cayera en suerte. Aunque es recordado como uno de los grandes secundarios del cine, en numerosas ocasiones asumió roles protagonistas en cintas estimables, demostrando en todas y cada una de ellas su impresionante talento interpretativo.

EL PODER INVISIBLE es un thriller sobrio, escueto. La trama, no por tópica menos interesante, absorbe al espectador, introduciéndole en la odisea de Damico, quien, bajo la falsa identidad de un delincuente común, debe descubrir al escurridizo individuo que maneja los hilos de la mafia portuaria.

Crawford da vida con convicción a un policía sencillo, muy alejado de los estereotipos heroicos y más falsos que un euro de latón del cine actual. Junto a él, un cuidado elenco de actores no demasiado conocidos en aquella época, pero que ya empezaban a descollar, como el patibulario Neville Brand, eterno matón del mejor cine negro, o el formidable Ernest Borgnine, que posteriormente desarrollaría una carrera más que notable. También figura en el reparto, en un papel de soporte, porque apenas está dos minutos en pantalla, un joven Charles Bronson, entonces todavía Charles Buchinski .

EL PODER INVISIBLE ejemplifica a la perfección la eficacia y profesionalidad de quienes se batían el cobre en las productoras de Serie B, en las que, a partir de 1950, Columbia delegó la producción de films negros, limitándose a distribuirlos. EL PODER INVIBLE fue uno de los títulos mejor valorados por Harry Cohn, el Gran jefe del Estudio de la dama de la antorcha, que sentía debilidad por esta clase de películas. El título que nos ocupa se rodó en apenas un mes, entre enero y febrero de 1951, si bien varios imponderables retrasaron su estreno hasta octubre. Se barajaron los títulos de REMEMBER THAT FACE (RECUERDA ESA CARA) y WATERFRONT (FRENTE AL MAR), pero al final, según parece por decisión personal de Cohn, se optó por THE MOB, que podría traducirse libremente por LA MAFIA.

Es interesante señalar que la película trata un tema entonces muy delicado, el del control mafioso de los sindicatos portuarios, que tres años más tarde abordaría Elia Kazan, desde otra óptica más crítica, en su estupenda LA LEY DEL SILENCIO (WATERFRONT, 1954). De hecho, son los sindicalistas honestos los que piden ayuda a las autoridades para acabar con la mafia portuaria, lo que determina el envío de Damico como agente infiltrado.

Aun siendo una producción B, EL PODER INVISIBLE fue muy publicitada, tarea en la que colaboró entusiásticamente Crawford, que realizó una gira por todo el país para dar a conocer el film. Algo que enorgulleció al actor fue recibir el reconocimiento de varios departamentos de policía, que le honraron con diversas distinciones por su creación de Johnny Damico, un agente entregado a su profesión, duro e incorruptible, pero tremendamente humano. La ciudad de Portland, en Maine, le nombró comisario de policía honorario. Cuando terminó la gira, atesoraba más de doscientas placas que le habían entregado las jefaturas policiales de varias poblaciones.

EL PODER INVISIBLE fue muy rentable para Columbia, pues amortizó su coste en apenas un par de semanas de exhibición, y para principios de 1952 había recaudado más de un millón de dólares. Parte del tremendo éxito se debió, según el propio Crawford, a la promoción de la película que se hizo en televisión por decisión de Harry Cohn.

La cinta recibió críticas muy buenas. Incluso algunos críticos señalaron que Crawford no tenía nada que envidiar a los grandes del cine negro, en clara alusión a James Cagney, Edward G. Robinson y Humphrey Bogart, los tres monstruos sagrados de ese irrepetible movimiento cinematográfico.

Inscrito en la denominada corriente procedural del noir, centrada en difundir una imagen decididamente positiva de las fuerzas del orden, aunque también aparezca en ella un policía corrupto, EL PODER INVISIBLE es un film modesto, sin pretensiones, que, sin embargo, devino en un gran éxito. Una de las pequeñas joyas que nos ha legado el cine policial clásico.


Notas

La inefable Wikipedia, que tantos ingenuos consultan con la misma devoción que un beato la Biblia, afirma categóricamente que Charles Buchinski se convirtió en Charles Bronson porque fue amenazado por el Comité de Actividades Antiamericanas. Por lo visto, su apellido real sonaba demasiado ruso en una época de paranoia anticomunista y antisoviética. Esto no es más que una majadería. El actor cambió de apellido por motivos estrictamente profesionales, ya que Buchinski no era nada cinematográfico, como ocurría con el Leach de Cary Grant, el Morrison de John Wayne, el Le Sueur de Joan Crawford o el Danielovitch de Kirk Douglas. N del A.

© Antonio Quintana Carrandi,
(771 palabras) Créditos