Recientemente leí un artículo de mi amigo Jorge Armando Romo, donde habla de los escépticos y los charlatanes que se presentan en la televisión mexicana. Él es extremadamente escéptico, antes no llegaba a comprenderlo, pero después de ver ese tipo de programas, júrenlo que le doy toda la razón; las pruebas que presentan los panelistas (pseudos científicos) en lugar de dar miedo dan risa, y en especial el programa que presenta Canal Cuatro conducido por un tal Adame, donde según ellos quieren presentar a la población temas paranormales, pero como decía mi paisano Cantinflas, ¡Oiga usted, que es eso! como es que presentan ese tipo de temas (aparte de fantasmas y ovnis) y a la vez aparecen luchadores y vedetes haciendo circo maroma y teatro, díganme ustedes, donde esta la seriedad del asunto, por eso digo que dan risa.
El colmo es ver a un tal Maussan (que por cierto ya esta bien quemado) dando cátedra de todo lo que le ponen enfrente. Pero volvamos al tema central, y aquí creo que si se van a reír, el referido programa me llamó la atención por la presentación de un tal Luis Sánchez, que es experto en el tema de vírgenes que lloran sangre, o reliquias que contienen sangre seca (que por lo regular es una costra) y en ciertas temporadas o festividades se convierte en sangre y se llena el recipiente. Aquí es conveniente decir el truco, como me explicaba mi amigo Romo, las vírgenes que lloran sangre son figuras huecas, en especial de la cabeza, y son llenadas de cera roja que al estar en contacto con las velas de los altares se derriten y empiezan a fluir por los orificios que les hacen cerca de los ojos.
A Luis lo conocí hace ya varios años, cuando yo trabajaba en un seminario católico, allá por Coyoacan. Él lo visitaba frecuentemente en busca de literatura de cosas fantásticas, y donde más sino en la biblioteca, donde yo era el director; me interesó sus investigaciones y semana con semana le tenía nuevo material, por cierto que luego llevaba él libros raros de ovnis y otras cosas para vendérselos a los padres pero nunca llego a completar una venta (lo tiraban de loco) Así comenzó cierta amistad entre él y yo, hasta lo llevé a otra biblioteca donde también trabajaba para que diera platicas, me acuerdo que era muy diestro para los trucos de magia.
Constantemente me pedía prestado para sus pasajes y otros gastos que tenía. Hasta que un buen día me di cuenta de las mentirotas que decía y su afán de engañar a la gente; fue cuando termino la amistad y le pedí mi dinero (el cual hasta la fecha no me ha pagado) se hizo el enojado y no lo volví a ver. Y así pasaron los años, hasta hace poco que lo vi en la televisión, en el comentado programa, diciendo las mismas tonterías de antaño, con pseudo científicos que traen su misma onda. Por eso digo que es cosa de risa. Y les voy a confesar algo: lo único que sigo extrañando de él, es mi dinero.
Hasta la próxima.