Texto de contraportada
Premio Minotauro 2005. Una novela llena de intriga y acción donde el destino de un hombre se debate entre la luz y las tinieblas.
Remiel, propietario de un bar, es el principal sospechoso de haber iniciado un tiroteo que se ha saldado con cuatro muertos. Sin embargo, durante la rueda de reconocimiento, nadie parece capaz de identificarlo. Poco después un grupo de guerreros japoneses disfrazados de ejecutivos ataca su local. Además, Remiel se siente perseguido por una agente del Mossad y por una orden secreta de sacerdotes católicos. El protagonista debe evitar a sus enemigos y convencer a Paula, la policía encargada del caso, de su inocencia para que le ayude en una lucha en la que está en juego el futuro de la humanidad.
La anterior reseña del maestro Merelo (y maestro no es despectivo) es suficientemente aclaratoria y breve como para anticiparles el resumen de este libro. Yo por mi parte, con mi manía de enmendar planas y extenderme demasiado, me gustaría comentarles algunas cosas sobre SICARIOS DEL CIELO
Es un libro adictivo. De esos que te lees del tirón, divertido, ameno y caótico. Por mi parte, recomendable en toda su razonable extensión.
No tengo criterio para compararlo con el CÓDIGO DA VINCI, EL ÚLTIMO MEROVINGIO o EL MISTERIO DE LA SÁBANA SANTA. Sencillamente porque no me he leído estos libros y sinceramente porque no pienso leérmelos. Con eso, quedo a salvo de decir si es mejor o peor que cualquiera de ellos.
Los personajes son realmente curiosos. El protagonista se llama Remiel Stevenson. Atención, posible guiño literario del autor: ¿R.L. Stevenson, el autor de LA ISLA DEL TESORO y EL INCREÍBLE CASO DEL DOCTOR JECKYLL Y MISTER HYDE? Puede ser. O también puede ser que yo esté paranoico. Uno de los malos se llama Vito Andolini. Atención, posible guiño cinematográfico: ¿Vito Andolini, más conocido como Don Vito Corleone, personaje principal de EL PADRINO? Podría ser. O podría ser que estoy gilipollas. El resto de los personajes también tienen su guiño particular y les invito a que lo descubran. Hay yakuzas, banda de delincuentes más o menos organizados, videntes, reencarnados, agentes del Mossad y psicópatas del Vaticano. Vamos, que esto es LA HUEVA.
En lo referente a la mitología Judeo-Cristiana les diré que sin ser un experto en la materia, el libro solo pretende entretener, sin darnos lecciones teológicas sobre el sexo de los ángeles, que en este relato en concreto sí parecen practicarlo. Al menos uno.
No por ello me veo tentado de comentar, así, de pasada, que la mayoría de esta mitología proviene de interpretaciones de la Biblia, textos apócrifos, tradiciones de la iglesia (casi todas medievales) y herejías históricas. Todo ese cacao de arcángeles, serafines, querubines, coros y tronos no son en ningún caso dogmas de fe, ni siquiera para la Iglesia Católica.
El embrollo de esos ángeles maniqueos, ese hombre impuro y ese Dios lejano y poco o nada hablador, proviene (en una amalgama histórica incomprensible para los no iniciados, entre ellos yo mismo) del llamado gnosticismo y sus múltiples variantes.
Me parece curioso que siempre se identifique al arcángel Gabriel como jefe del cotarro angelical y como enemigo eterno del otro (ese traidor a la causa de Luzbel, o Lucifer o Satanás o Pedro Botero o como se llame en realidad). En los evangelios, Gabriel es el ángel de la anunciación. El que le comunica a María que aún siendo virgen lleva en su seno al hijo de Dios sin necesidad de ayuntamiento carnal con su marido. (Cosa que en tiempos de la Edad Media afectó mucho a los pocos Josés de las poblaciones cristianas, ya que este nombre era poco menos que sinónimo de cornudo). El verdadero enemigo, azotador y vencedor del demonio y por ende el que sale en el Apocalipsis de San Juan es en realidad el arcángel Miguel. Este suele estar representado en la rica imaginería católica (que dio en contraprestación varias herejías iconoclastas, entre ellas, la protestante) con una enorme espada de fuego, armadura completa y pisando fervorosamente al diablo, en sus distintas formas de serpiente y/o macho cabrío. Así que si se quiere un auténtico enemigo angelical del demonio quiero desde aquí reivindicar la figura de Miguel, puesto que este sí que da cera y caña para dar y tomar y no ese otro Gabriel que se limitó a hacer de intermediario informativo sobre hechos consumados.
Y ya para terminar les diré que el formato fantástico/caótico de este libro afortunadamente no está escrito para tomárselo en serio, sino para divertirse leyendo. Que hoy en día ya es bastante.
Así que, con todos mis respetos, que le vayan dando por saco al priorato de Sión, a los hombres puros Cátaros (o Albigenses), a la mesa de Salomón y a la confabulación templario/masónica. Aquí hay un libro de puro entretenimiento.
No cabe duda que Rodolfo Martínez es uno de los mejores autores de género fantástico que tenemos actualmente en España. Ahora, una trayectoria ascendente se ve reconocida con el premio Minotauro a su nueva novela: LOS SICARIOS DEL CIELO. Parece claro que la editorial Planeta se decanta en este premio hacia la fantasía, primando a ésta sobre la tan traída y llevada ciencia-ficción. La fantasía vende mas, luego un premio, que a fin de cuentas pretende ser una plataforma para la venta de libros, ha de decantarse por lo que más venda. Los dos premios que hasta ahora se han fallado cubren el tramo de fantasía dejando a un lado la ciencia-ficción. Esto no es ni malo ni buen sencillamente es así. Además, basta fijarse en la portada para ver que se aprovecha el tirón de los best-sellers que tiene como protagonista a la Iglesia Católica, o sus supuestos secretos, el famoso CÓDIGO DAVINCI es paradigmático.
¿Qué es LOS SICARIOS DEL CIELO? Realmente es un compendio de géneros que abarcan desde el thriller de acción al fantástico más delirante.
Las historia se desarrolla en un contexto contemporáneo y en una ubicación netamente urbana. Usando mucha iconografía judeo cristiana, mas añadidos de filosofía oriental, se urde una historia bastante previsible, por los iconos que se usan, pero muy interesante en su desarrollo.
El personaje principal, Remiel, está tratado de forma idéntica a la de un superhéroe o un dios olímpico (a fin de cuentas el superhéroe es un dios actualizado). Su identidad se construye sobre la base de estereotipos que se reconocen de inmediato. Héroe, angustiado, enamorado y con tendencia a especular sobre el bien y el mal. Por suerte, Martínez es un narrador con oficio y lo que parecería una serie de tópicos puestos uno detrás de otros se convierten en una novela seria y adictiva. Desde el primer momento se nos insta a los lectores, mediante hábiles secuencias de acción y reflexiones bien medidas, a no abandonar la lectura y a intentar averiguar qué se oculta tras las acciones de los personajes.
Martínez convierte su escrito en narración cinematográfica, con dosificados cambios de escenarios y medidos flash backs. Esto hace que la agilidad de lectura sea grande y que nunca canse. Por supuesto que no es perfecta ya que, por ejemplo, algunos personajes, como la policía Paula, no parecen demasiado creíbles y quizá lastren algo la narración.
Desde mi punto de vista la novela es un merecido premio que deja a la fantasía española muy alta. La lástima es que la ha escrito un español y además proveniente del fandom. Ojalá se convirtiera en un superventas porque, leído lo leído, LOS SICARIOS DEL CIELO supera con creces a cualquier betseller al uso.