MUERO POR DENTRO
MUERO POR DENTRO Robert Silverberg
Título original: Dying Inside
Año de publicación: 1972
Editorial: Martínez Roca
Colección: SuperFiccion nº 104
Traducción: Carlos Rodríguez
Edición: 1987
Páginas: 200
ISBN:
Precio: ---

¡Vean lo que entonces se podía comprar por sólo 25 centavos! ¡Miren las ilustraciones eróticas, las letras llamativas! Estos libros de ciencia-ficción datan también de la misma época. Uno tras otro los devoré todos, con la esperanza de encontrar alguna pista sobre mi propia naturaleza trastornada en las fantasías de Bradbury, Heinlein, Asimov, Sturgeon, Clarke. Miren, aquí está JUAN RARO, de Stapledon, y aquí, LA MARAVILLA DE HAMPDENSHIRe de Beresford, y aquí hay un libro que se llama SERES EXTRAÑOS: LOS NIÑOS PRODIGIO, lleno de historias sobre supermocosos con poderes extraordinarios. En este último libro he subrayado un montón de párrafos, generalmente aquéllos en los que no estaba de acuerdo con el autor

David Selig es un hombre en los albores de la cuarentena, que se dedica a hacer trabajos de universidad en nombre de los estudiantes sin las suficientes neuronas para hacerlos ellos mismos, pero con las carteras suficientemente llenas para pagar por que se los hagan. Se trata de un hombre inteligente y culto cuyos inicios en la vida no hacían augurar un destino tan infame como el que sufre. Selig es, además de depresivo, telépata, y esto como cabía esperar ha resultado fundamental en la formación de su personalidad. Su poder ha sido casi siempre algo incontrolable, del mismo modo que a los demás nos resulta imposible cerrar los oídos a las conversaciones que se suceden a nuestro alrededor, a él, hasta que aprendió a modular la intensidad de las señales que recibía, le resultaba imposible cerrarse a los pensamientos de los demás, incluidos aquéllos que suelen permanecer inexpresados precisamente por el peligro de dañar a la persona a la que se dirigen. Su poder ha sido para él, pues, más una maldición que un don, y sin embargo, ahora que ha comenzado a perderlo, se da cuenta de que ha sido también el único medio por el cual ha logrado alcanzar una comunicación más o menos plena con los demás. De modo que siente pavor ante la perspectiva de perderlo definitivamente.

Selig contempla la pérdida de su poder como un morir por dentro, de ahí el título Durante toda la novela asistiremos al espectáculo de esta lenta desintegración, que él mismo parece contemplar desde afuera. Esta disociación de la personalidad de Selig permitirá a Silverberg jugar con la narración en primera persona, cuando Selig cuenta exactamente lo que le pasa; en segunda, cuando inicia una especie de monólogo interior; y en tercera, cuando habla de sí mismo como si fuera otra persona. Y todo esto, que en manos menos hábiles podría parecer mera ostentación de técnica literaria, queda en manos de Silverberg integrado de forma plena y natural en el relato. Como se desarrolla de una manera natural también la estructura circular, espiral mejor, de toda la narración, durante la cual nos va dando pinceladas de los personajes importantes que la conforman, del propio Selig el primero, hasta que podemos acabar con un interesante retrato de cada uno.

En cuanto a éstos, cabe decir que los personajes principales son, a parte del propio Selig: su hermana Judith, una atractiva mujer divorciada y con un hijo, que siempre ha odiado a su hermano, sobre todo desde que descubrió su poder en una desafortunada ocasión; pero que ahora mismo, cuando lo está perdiendo, y sus padres han muerto de modo que únicamente se tienen el uno al otro, inicia un intento de resolver esa situación. Nyquist, la única persona que llega a conocer Selig que también posee el poder de la telepatía, y que es en muchos sentidos una especie de reverso suyo, pues, frente a él, asume con total normalidad su poder, y procura sacarle el mayor provecho. Y por último, las dos mujeres más importantes en el mundo de Selig: Toni y Kitty. No pretendo adelantar ningún acontecimiento que pudiera enturbiar el disfrute del libro, así que no profundizaré en lo que ocurre con cada una de ellas. Sólo decir que, como cabría esperar, en ambos casos, aunque de una manera total y absolutamente distinta, en un caso por exceso y en otro por defecto, es su poder el que lo lleva a perderlas.

Ya por último, he de decir que los comentarios que introduce en el texto sobre EL PROCESO y EL CASTILLO de Kafka, o sobre LAS PUERTAS DE LA PERCEPCIÓN de Huxley, me parecen sencillamente impagables. Me consta que hay muchas personas a las que ese tipo de interrupción de la narración principal les resulta molesta; pero qué le vamos a hacer, a mí es algo que me encanta. Y más cuando la disquisición está plenamente integrada en la estructura temática del libro, al tratarse de los trabajos para la universidad que hace nuestro protagonista.

En resumen, un libro totalmente recomendable para aquéllos que gusten del Silverberg más introspectivo.


Notas

Que sospecho que puede parecer bastante desafortunado a tenor de que alguna canción pastelosa lo haya tomado también. A este respecto cabe recordar que el título original es DYING INSIDE, y en este caso tal vez podría justificarse una traducción un poco a las bravas del inglés e intitularlo en castellano como MURIENDO POR DENTRO.

© Raúl Alejandro López Nevado, (55 palabras) Créditos

Soy poco amigo de paraciencias y milongas similares, y todavía me resultan más insoportables cuando se intentan relacionar, sea del modo que sea, con la ciencia-ficción. Los lloros y las quejas cuando revistas y colecciones del género aparecen expuestas en librerías y kioskos, junto a toda la parafernalia espiritista, mentalista y ufológica posible son tan frecuentes como irreprimibles e imposibles de erradicar. El problema es que se ha llegado a ese estado de cosas gracias a libros como este, en el que la recreación de la vida íntima de un telépata se califica como ciencia-ficción, lo que hace un flaco favor al género por cuanto a partir de ahí (y de otros libros de temática semejante) se la relaciona inmediatamente con ese tipo de fenómenos que, curiosamente, el propio Silverberg se encarga de desmontar en el libro.

En él se cuenta la vida de David Selig, telépata, capaz de leer la mente a cualquiera que se encuentre a tiro de piedra. Esto, que teóricamente le supone una enorme ventaja sobre el resto de sus congéneres, no convierte a Selig en un superhombre; Selig es, por si mismo, un tipo neurótico, mediocre y gris. Es inteligente, sin embargo, y se aprovecha de su poder para obtener pequeñas ventajas en la vida cotidiana; sexo fácil (no necesita seducir, sabe cuando interesa a una mujer) trabajos en los que la información es esencial (durante un tiempo ejerce de corredor de bolsa) y, en general, apartarse de los problemas antes de que estos lleguen a él. Pese a ello, su falta de ambición y una actitud laxa en la vida le llevan a malvivir como negro de los estudiantes de la Universidad de Columbia para los que elabora los trabajos de las clases de filosofía y literatura.

Por si esto fuera poco, su poder telepático pierde efectividad con la edad. Selig, cerca de la cuarentena, siente como éste le va a abandonar dentro de poco, y a su propia confusión se une el miedo de ser el mismo hombre gris de siempre, pero sin nada en lo que apoyarse.

Lo cierto es que Silverberg no especula sobre el origen de la telepatía de Selig, aunque narra su obsesión por encontrar una respuesta a la misma, le preocupa más la personalidad y decadencia de su personaje, pero contándolo de una forma tan desconcertante que acaba por hacerse cansina; durante todo el libro se produce una molesta sucesión de saltos en el tiempo para relatar los hechos más significativos de la vida de Selig, algunos interesantes, y hasta divertidos, otros mortalmente aburridos, lo que hace del libro una obra irregular, que empieza captando el interés del lector, que decae en su parte media y vuelve a remontar, aunque brevemente, en su parte final. Tampoco la inclusión de algunos de los trabajos que escribe Selig para los estudiantes ayuda a conectar con el libro, y muchos párrafos se pueden saltar tranquilamente sin que supongan una gran pérdida.

En definitiva; si quieres saber como se siente un cuarentón telépata en decadencia este es tu libro, si consideras que la telepatía es ciencia-ficción puede que también lo sea, pero si ya bastante tienes con tus propios problemas, te gustan las historias con un cierto orden cronológico y, como yo, crees que todo esto son cuestiones a las que mejor no prestar atención te aseguro que MUERO POR DENTRO no será una lectura gratificante.

© Francisco José Súñer Iglesias, (567 palabras) Créditos