
La teoría del polvo sugiere básicamente que no es necesario que dos sucesos estén seguidos en el tiempo para que uno sea la causa del otro, y por tanto, rompe el concepto de causalidad temporal tal como lo conocemos. Cualquier proceso, una vez iniciado, es capaz de encontrarse a si mismo a través del polvo para encontrar el siguiente estado.
Sugerida por el australiano Greg Egan en su novela CIUDAD PERMUTACIÓN, la idea se le ocurre al protagonista de la novela en el momento en que está haciendo pruebas con una copia suya. Le da al ordenador que ejecuta la copia ordenes para que, en 10 segundos, haga saltos al azar, es decir, calcule 10 segundos de la ejecución de la copia y los mezcle al azar. Lo importante en la teoría es lo siguiente: El humano que mira ve 10 secuencias disconexas de la copia... pero es que la copia también ve 10 secuencias disconexas del humano! ¿Quien de los dos tiene razón? ¿Por qué ha de ser el nuestro el sistema de referencia válido? ¿No es válido el otro sistema de referencia? Egan lleva esta idea hacia el punto de vista de la copia, que no ha notado ningún cambio, pese a que trozos de su vida se han ejecutado en tiempos diferentes. La conciencia de la copia ha seguido continua, la copia se ha encontrado a si misma a través del polvo