Forma de encuadernar los libros de manera que prima el contenido sobre el continente. Las tapas suelen ser de papel bastante fuerte o más normalmente cartón fino, no es normal que el papel empleado tenga mucha calidad y las páginas van pegadas en vez de cosidas. No son libros, en definitiva, hechos para durar eternamente.

La ventaja fundamental es que abaratan en mucho la edición, permitiendo además encargar a la imprenta más volúmenes que si se hiciera en tapa dura. Sin embargo, la calidad física del libro no impide de ninguna manera que el contenido, e incluso el diseño de las portadas, sean obras maestras. En España, los libros en rústica como las novelas de a duro, los bolsilibros, colecciones como la de Ultramar y Orbis, además de otras de carácter generalista como la desaparecida Libro Amigo de Bruguera, o las aún activas El Libro de Bolsillo de Alianza y Vib de Ediciones B, son las que verdaderamente han llevado el peso del descubrimiento y divulgación de la mayoría de la ciencia-ficción editada en España.