El Proyecto Ozma llevado a cabo por Frank Drake en 1960 estimuló en la década posterior diversos esfuerzos para la búsqueda de inteligencia extraterrestre, más conocida por el acrónimo anglosajón SETI: Search for ExtraTerrestrial Intelligence.
A finales de los años 70 la NASA estableció dos programas SETI con distintas estrategias. Un primer grupo, operando en el Ames Research Centre, se centró en la búsqueda orientada de señales en 1000 estrellas cercanas similares a nuestro Sol. Un segundo grupo, operando en el Jet Propulsion Laboratory, se centró en una búsqueda global de señales en toda la esfera celeste. El grupo de Ames publicó finalmente el llamado informe Cyclops, que proponía la construcción de una red de más de 60 pequeños radiotelescopios que operarían globalmente. En 1988 la NASA adoptó finalmente la estrategia del grupo del JPL, una búsqueda global de señales, y el programa SETI comenzó a funcionar en 1992. El Congreso de los EE.UU. cortó los fondos para el proyecto SETI un año más tarde.
Varias universidades han llevado a cabo sus propios programas SETI. Así, la Universidad de California en Berkeley desarrolló el programa SERENDIP operando desde el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, que observa simultáneamente más de 168 millones de canales. Actualmente otras instituciones llevan a cabo programas de búsqueda utilizando sistemas de búsqueda multicanal.
El Instituto SETI, originalmente creado por la NASA para su programa, opera ahora con fondos privados bajo la dirección de Frank Drake. Desde 1993 ha desarrollado su propio programa de búsqueda, el Proyecto Phoenix, considerado como el proyecto SETI más vasto y extensivo realizado hasta el presente, y que opera según el modelo de búsqueda orientada. Es decir, se examinan con detalle las emisiones de un único sistema, pero en un amplio rango de frecuencias. Las observaciones comenzaron en febrero de 1995 desde el radiotelescopio Parkes, en Australia, y se trasladaron desde 1996 a 1998 al nuevo radiotelescopio de Green Bank, en EE.UU.. Planes posteriores permitieron utilizar los radiotelescopios de Arecibo y Jodrell Bank (Gran Bretaña). El Instituto SETI había completado a mediados de 1999 el estudio de la mitad de las estrellas propuestas. El análisis de toda la información recogida requeriría un tiempo de procesado prohibitivo, por lo que el Instituto SETI lanzó una campaña para recabar la ayuda de voluntarios. El proyecto SETI@Home se vale de un salvapantallas, disponible en diversos sistemas operativos, que se ejecuta en los tiempos muertos de los ordenadores personales y lleva a cabo el análisis de paquetes de datos. El éxito de esta iniciativa sorprendió incluso a los promotores: casi dos millones de voluntarios aportan su esfuerzo para buscar inteligencias extraterrestres.
El proyecto SETI ha sido notablemente reflejado por Carl Sagan en su obra CONTACTO, donde el trabajo de búsqueda de señales extraterrestres se traduce finalmente en la recepción de un mensaje alienígena