Desde un punto de vista físico, un período es un intervalo de tiempo durante el cual tiene lugar un fenómeno cíclico de cualquier tipo. Así, por ejemplo, tenemos el período de vibración de una radiación electromagnética, o el período de semidesintegración de un material radiactivo. Por esta razón, puede considerarse al período como la magnitud inversa a la frecuencia, y siempre se mide en unidades de tiempo aunque éstas pueden variar desde las muy pequeñas hasta las mayores.
Dentro de la astronomía hay varios tipos de períodos. Por ejemplo, los períodos de rotación y traslación de los planetas, satélites y demás astros del Sistema Solar, que son los tiempos que éstos tardan en realizar sus respectivos movimientos. También tenemos el período que regula el ciclo de las manchas solares, el período de variación de la magnitud en las estrellas variables, el período de emisión de los púlsares, etc.
En ocasiones, también se utiliza la palabra período no para definir un intervalo de tiempo preciso y repetitivo, sino un episodio único de mayor o menor duración. Por ejemplo, las eras geológicas se subdividen en períodos tales como el Cámbrico, el Devónico, el Pérmico, el Triásico, el Jurásico, el Cretácico, el Plioceno, el Pleistoceno, etc... A pesar de su nombre, en esta ocasión no existe el menor atisbo de periodicidad, es decir, de repetición, sino justo lo contrario, ya que cada uno de estos períodos geológicos se caracteriza, precisamente, por ser único y diferenciado de los demás.