Microondas
SNOW CRASH

Radiación correspondiente a la parte del espectro electromagnético situada entre las ondas de radio y los infrarrojos. Poseen una longitud de onda comprendida aproximadamente entre los 30 centímetros y los 0, 3 mm, por lo que su energía es baja, pero a pesar de ello encuentran una amplia gama de aplicaciones.

Las microondas interaccionan con la materia incrementando la velocidad de rotación de las moléculas, y se utilizan en química para la determinación de estructuras moleculares. Esta misma característica permite permite comunicar energía al agua de los alimentos, energía que se transforma en calor radiante y nos permite calentar los alimentos. Debido a su longitud de onda, ofrecen una resolución excelente en sistemas de radar, y así buena parte de los sistemas de radar modernos trabajan en este rango de frecuencias. También hay sistemas de telecomunicaciones basados en las microondas en lugar de las ondas de radio.

La ciencia-ficción no es ajena a las aplicaciones de las microondas, y en SNOW CRASH, de Neal Stephenson, varios tecnochalados diseñan y utilizan radares de microondas tan sofisticados que son capaces de decirle a uno qué monedas lleva en el bolsillo. Las aplicaciones en armamento son aún más vistosas, y van de los pulsos usados por los Mecs de la Saga del Centro Galáctico de Gregory Benford (las microondas fríen literalmente los circuitos electrónicos) a las armas usadas por los esforzados astronautas de EN EL CORAZÓN DEL COMETA, de Benford y David Brin, para acabar con la plaga de formas alienígenas del cometa Halley. En esta última obra también usan las microondas para algo más pacífico: un microondas calienta el agua del hielo de forma instantánea, y se usa para excavar el hielo. Aunque no todo son ventajas, también es posible cocer a un astronauta con ellas.

© Jacobo Cruces Colado,
(295 palabras) Créditos