Cuarto planeta del Sistema Solar en orden de distancia al Sol, del que le separan 227 millones de kilómetros. Con un diámetro de 6.780 km., Marte es menor que la Tierra y Venus, pero mayor que Mercurio y Plutón. Posee dos pequeños satélites, Fobos y Deimos, descubiertos por el astrónomo norteamericano Asaph Hall en 1877.
Aunque Marte cuenta con atmósfera, ésta es mucho más tenue que la de la Tierra y carece prácticamente por completo de oxígeno, lo que la convierte en irrespirable. También posee casquetes polares que evolucionan con las estaciones, pero se cree que no están compuestos por hielo, sino por anhídrido carbónico congelado. En la actualidad Marte carece de agua prácticamente por completo, pero en el pasado debió poseerla con relativa abundancia, ya que se han descubierto profundos cañones (los falsos canales marcianos) excavados por ríos hoy extinguidos, así como lo que parecen ser lechos de antiguos mares. La información que se tiene sobre Marte ha sido obtenida fundamentalmente gracias a las diferentes sondas espaciales enviadas a este planeta durante las últimas décadas. Aunque muchas de ellas fracasaron en sus respectivos intentos, fueron notables las misiones de la Mariner 9 en 1971, las de las dos Viking en 1975-76 y las más recientes Mars Pathfinder y Mars Global Surveyor (ambas en 1997), Mars Odyssey (2001), la europea Mars Express (2003) y Spirit (2004).
Lo cierto es que se trata de un planeta hoy completamente muerto, pese a lo cual Marte ha sido, sin ningún género de dudas, el planeta preferido por los escritores de ciencia-ficción a la hora de ubicar en él civilizaciones extraterrestres, probablemente debido al descubrimiento en 1877 -que posteriormente se reveló erróneo-, por parte del astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli, de unos presuntos canales que pronto fueron atribuidos a unas supuestas obras de ingeniería realizadas por una civilización marciana mucho más desarrollada tecnológicamente que la nuestra. El referente clásico de Marte en la ciencia-ficción es indudablemente LA GUERRA DE LOS MUNDOS de H. G. Wells, que imaginó una invasión de nuestro planeta por unos desesperados marcianos que huían de un planeta moribundo. Más notable es el caso de E.R. Burroughs y su serie de John Carter, que comenzó en 1917 con UNA PRINCESA DE MARTE, donde el planeta no sólo no está moribundo, sino que se halla en pleno auge y repleto de princesas, carnívoros y enemigos deseosos de echarle el guante al héroe. Parodia divertida de estos clásicos es sin duda el relato corto DOMINIOS REMOTOS, de Ward Moore, donde un aristócrata de la Inglaterra victoriana llega accidentalmente a un Marte moribundo en el que los marcianos han caído en la barbarie; pese a que el protagonista tiene en principio todo en contra, no sólo logra no ser asesinado por los belicosos marcianos sino que, por si fuera poco, consigue civilizarlos siguiendo el patrón de su país natal, de modo que cuando siglo y pico después llega al planeta la primera expedición terrestre sus integrantes descubren, con pasmo, una sociedad marciana calcada de la desaparecida Inglaterra victoriana.
Una imagen similar, exótica y decadente, predominó en la cf hasta muchos años después, dando lugar a obras tan interesantes como LA ESPADA DE RHIANNON, de Leigh Brackett, o UNA ODISEA MARCIANA, de S.G. Weimbaum. La situación continuó más o menos igual, con un descenso en el exotismo, durante un par de décadas, como ocurre con ESTRELLA DOBLE, de Robert A. Heinlein, CRÓNICAS MARCIANAS, de Ray Bradbury, A LO MARCIANO, de Isaac Asimov, o EN EL SALÓN DE LOS REYES MARCIANOS, de John Varley. La contribución española al tópico marciano cuenta asimismo desde clásicos en la línea de Burroughs tales como la novela RUY DRACH. LOS PRIMEROS HOMBRES EN MARTE, escrita por Eduardo Texeira en los años cincuenta, hasta obras más recientes tales como el relato de León Arsenal EN LAS FRAGUAS MARCIANAS, de sabor clásico, o la novela corta de Javier Negrete NOX PERPETUA, sin olvidar tampoco los numerosos bolsilibros ambientados en el planeta rojo, entre los que destaca el ciclo de MÁS ALLÁ DEL SOL, de Pascual Enguídanos.
Pero el sueño se rompió con la carrera espacial. El mayor conocimiento de la prosaica realidad marciana dio lugar a la visión de un Marte árido, seco y muerto, que no sólo no ha disminuido el interés por Marte, sino que en los últimos años lo ha puesto de moda y hecho que muchos autores hayan abordado en sus escritos la posible colonización y terraformación del planeta rojo. En esta etapa de madurez del género destacan abundantes cuentos de Arthur C. Clarke y varias novelas de otros autores: MARTE SE MUEVE, de Greg Bear; HOMO PLUS y MINEROS DEL OORT, de Frederik Pohl, y sin duda la épica trilogía del Marte Tricolor de Kim Stanley Robinson, MARTE ROJO, MARTE VERDE y MARTE AZUL.