La combinación del movimiento orbital de la Tierra con el de los planetas más alejados del Sol hace que el desplazamiento aparente de éstos a través del firmamento sea una especie de movimiento espiral. Para intentar explicarlo dentro de la teoría geocéntrica, los astrónomos de la Antigüedad necesitaron recurrir a los epiciclos, que eran unos movimientos circulares que los planetas realizaban presuntamente alrededor de sus órbitas. La sustitución en el siglo XVI de la teoría geocéntrica por la heliocéntrica hizo innecesaria la hipótesis de los epiciclos.